Se harta de todo y se va a vivir a un pueblo de 10 habitantes en España: "Si te surge una urgencia te toca cruzar los dedos"
Limitaciones tangibles a cambio de aire fresco y calles en silencio.
Cada vez más personas sueñan con la idea de dejar atrás el ritmo frenético de las grandes ciudades y empezar de cero en un rincón tranquilo, donde se pueda respirar aire puro, no existan los atascos y el día no vaya siempre a contrarreloj. Ese deseo de bajar revoluciones, de vivir sin tanta prisa ni tanta pantalla, se ha convertido casi en una fantasía colectiva para quienes sienten que la rutina urbana les pasa por encima.
Un sueño para muchos, pero una realidad para unos pocos. Este es el caso de una joven pareja que ha decidido cambiar el ruido de Barcelona por la calma absoluta de una aldea de apenas diez vecinos. Sus vídeos en TikTok, donde cuentan cómo es la vida diaria, desde ver amanecer entre montañas hasta esperar al panadero ambulante, han despertado tanto admiración como preguntas sobre la viabilidad real de vivir en el campo.
En una de sus publicaciones más recientes, los creadores han explicado las limitaciones prácticas de vivir sin coche en un pueblo de estas características. “Farmacia y peluquería no hay, y tampoco hay tiendas, pero viene el carnicero, frutero y panadero con camiones a vender”, cuenta el chico. Eso sí, asegura que las provisiones dependen en buena medida del recorrido semanal de estos comercios ambulantes, ya que si no compras al momento tienes que esperar hasta la semana siguiente.
“Te limita bastante”
Para ellos, ese modelo es sostenible, pero exige cierta planificación y paciencia. La atención sanitaria es otro capítulo delicado: “El médico viene una vez a la semana, pero si te pones malo otro día, mejor cruzar los dedos”, relata la chica, aunque después presume de la cercanía y el compromiso del personal rural que muchas veces cuida de los vecinos más allá de los horarios oficiales.
Ahora bien, ¿cómo se mueve la gente que no tiene coche? La respuesta habitual es combinar bicicleta, caminatas y la famosa “mochila al hombro” para realizar recados. No obstante, la pareja cuenta que algunas gestiones quedan sujetas a la disponibilidad de un vehículo o a la voluntad de algún conocido que pueda acercarles. Cuando no hay alternativa, no queda otra que quedarse en casa o renunciar a planes sociales en localidades cercanas.
“Por poder, se puede vivir sin coche, pero te limita bastante”, concluyen los creadores. Para quienes sueñan con la vida rural, la historia de @Repoblando funciona como una advertencia realista: hay belleza, tiempo y comunidad, pero también limitaciones tangibles. Quien se plantea dar el salto tendrá que valorar si está dispuesto a asumir la logística a cambio de amaneceres, aire limpio y calles en silencio.