Trabaja sin cobrar en un supermercado durante 4 años, le rechazan cuando pide dinero y su exjefe sale al contraataque
El caso generó una fuerte reacción en redes sociales y llegó a los medios británicos.
Durante más de cuatro años, Tom Boyd trabajó sin cobrar un solo céntimo en un supermercado Waitrose de Cheadle Hulme, en Inglaterra. Este joven autista de 28 años dedicó más de 600 horas de su tiempo a tareas de reposición y atención al cliente “porque quería sentirse parte del equipo, contribuir y marcar la diferencia”, explicó su madre, Frances Boyd, al Manchester Evening News.
Tom comenzó en 2021 con una pasantía a tiempo parcial, dos mañanas por semana, y desde entonces había cumplido fielmente con sus responsabilidades. Pero cuando, este verano, decidió solicitar un puesto remunerado en la misma tienda, su petición fue rechazada. La negativa, según su madre, fue “fría y desdeñosa”. “No se trata de dinero, sino de dignidad”, denunció Frances, quien hizo pública la historia para visibilizar las dificultades que enfrentan las personas con autismo en el mundo laboral.
El caso generó una fuerte reacción en redes sociales y llegó a los medios británicos. Ante la polémica, un portavoz de Waitrose declaró a la BBC que “lamentan la situación” y que la empresa está “investigando el caso con prioridad”, aunque sin ofrecer más detalles. En su comunicado oficial, la compañía defendió su compromiso con la inclusión, asegurando que “colabora con organizaciones benéficas para ofrecer experiencia laboral y apoyar a las personas con discapacidad”.
Sin embargo, para la familia Boyd, el discurso corporativo no se corresponde con la realidad. Tom, que tiene dificultades de comunicación derivadas de su condición, había demostrado un enorme compromiso y una gran capacidad para las tareas rutinarias. “Él solo pedía una oportunidad”, lamenta su madre, “pero le cerraron la puerta sin explicación alguna”.
El caso de Tom no es aislado. Asociaciones británicas como la National Autistic Society advierten de que menos del 30 % de las personas con autismo en edad laboral tienen empleo, pese a que la mayoría desea trabajar. Para muchas empresas, el desafío radica en adaptar los entornos laborales: reducir el ruido, ofrecer instrucciones claras o evitar entrevistas grupales. Pequeños ajustes que marcan una gran diferencia.
En los últimos años, algunas compañías han creado programas de integración. Iniciativas como el Bee Neuroinclusive Code promueven la formación en neurodiversidad para los departamentos de recursos humanos. Pero los expertos insisten: la inclusión real requiere pasar de los gestos simbólicos a los compromisos estructurales.
El panorama en España
España vive una situación similar. Según el último Informe de Empleo y Personas con TEA, solo el 16,7 % de los adultos con autismo tiene un trabajo remunerado. De ellos, la mayoría está en centros especiales de empleo, y apenas un 2 % lo consigue en el mercado ordinario.
El Ministerio de Trabajo y Economía Social reconoce que las personas con TEA enfrentan barreras comunicativas y sensoriales que deberían compensarse con ajustes razonables, tal como marca la Ley General de Discapacidad. Algunas empresas como Indra, Repsol o Telefónica han impulsado programas piloto de inserción con resultados positivos, pero los expertos subrayan que aún falta un cambio cultural.