Un fallo común al almacenar la leña para el invierno durante meses hace que la tengas que tirar a la basura
La clave está en la humedad.
El invierno se acerca, como dirían en Juego de Tronos. Aunque el verano no concluye oficialmente hasta el próximo 22 de septiembre, la realidad de muchos que ya han regresado al sus trabajos es que este ha concluido. A partir de ahora las temperaturas comenzarán a descender de forma progresiva —esperemos—, mientras pensamos ya en desenpolvar la ropa de invierno.
Entre las preparaciones para la vuelta del frío a muchos se les suma la comprobación de la leña, que permanece almacenada durante meses a la espera de volver a ser necesaria. Y cuidado, si no se resguarda correctamente puede perder gran parte de su calor, lo que compromete su eficacia para calentar el hogar, según ha advertido el medio Truc Mania.
El principal error más común, y también el más costoso, es almacenar leña húmeda o mal curada, es decir sin que la madera haya sido secada adecuadamente. Para que esta arda debe tener un contenido de humedad inferior a 20%, ya que "cuando está húmeda gran parte de la energía producida por su combustión se utiliza para evaporar el agua que contiene, lo que reduce su capacidad para calentar el hogar", según explica el medio francés.
Para evitar cometer este error de almacenamiento es necesario seguir una serie de pasos. Como en muchas otra cosas la clave está en la ubicación. El lugar donde mantener a resguardo la madera durante los meses en los que regresa el calor debe estar bien ventilado y protegido de la humedad y la lluvia. Además, hay que evitar "a toda costa" guardarla directamente sobre el suelo, donde la humedad es mayor.
También será relevante proteger la madera de la intemperie, pero hay que tener cuidado de no cubrirla completamente con una lona de plástico, ya que impediría que esta respire. Así, al apilarla hay que permitir que el aire circule entre los troncos, ya que si están muy juntos será más difícil que se sequen.