Una pareja se va a vivir a una autocaravana casi como una broma y la broma ya ha durado algo más de un año
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Una pareja se va a vivir a una autocaravana casi como una broma y la broma ya ha durado algo más de un año

Aseguran que esto solo es posible para personas capaces de "tolerar cierto nivel de estrés por estar apretado y estorbar constantemente a los demás".

Familia relajándose en una autocaravana en un camping.OR Images

Anna y Markku Helin se plantearon un día de broma, o eso pensaban, si serían capaces de vivir en una autocaravana. Pero más de un año después, esa "broma" se ha convertido en una realidad muy tangible. La pareja finlandesa vive desde octubre del año pasado en una autocaravana que compraron tras ser desalojados de su anterior vivienda en Tampere.

"Vivíamos en el patio de la antigua Tammermatic, en un antiguo edificio de oficinas que había sido convertido en apartamento", recuerda Markku en declaraciones a Itahame. El alquiler era barato, la casa tenía 72 metros cuadrados y una parada de autobús justo al lado. Pero un día les informaron de que el edificio sería demolido para construir viviendas nuevas: "En medio del pánico, empezamos a preguntarnos qué hacer. Íbamos a tener que pagar una habitación y no podíamos permitirnos ir a un sitio más caro".

La idea de vivir sobre ruedas surgió en medio de una lluvia de ideas, aunque no fue tomada muy en serio al principios. "Pensábamos que los alquileres en Tampere eran carísimos, así que, pensamos: '¿Y si nos compramos un coche lo suficientemente grande y nos mudamos allí?' Bromeamos y nos reímos de ello un rato, diciendo: 'Sí, sí'", cuenta. 

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Sin embargo, al final, la pareja dio el paso con la compra de una autocaravana. Así empezó su nueva vida, con su domicilio oficial registrado en casa de la hermana de él, en Finlandia Central.

Un hogar de siete metros cuadrados

Los Helin, que llevan veinte años juntos y cuyos hijos de relaciones anteriores ya son adultos, aseguran que no se arrepienten del cambio. "Hay un meme que dice que cuando los hijos se independizan, es buena idea mudarse a una caravana. Si no encuentran una, no pueden volver a casa", bromea Anna entre risas.

Aunque lo dicen con humor, la vida en la autocaravana ha sido todo menos sencilla. "Este fue el primer proyecto un poco más grande para el que logramos obtener financiación. Ahora sé mucho más sobre autocaravanas", admite Markku. Las reparaciones han supuesto un gasto de unos 8.000 euros.

También reconocen haber tenido algunos problemas técnicos: "El invierno pasado lo pasamos lidiando con la calefacción, ya que el aparato se averió". No obstante, pudieron solucionarlos, en parte, con la formación de Markku como mecánico: "No es necesario llevar todas las bombillas a un taller, pero hay sistemas aquí que no has podido mantener durante años".

Por otra parte, el reducido espacio, unos siete metros cuadrados, tiene sus pros y contras. "Es a la vez lo mejor y lo peor de la vivienda. Por un lado, es un nido acogedor; por otro, el espacio de almacenamiento es muy reducido", explica Anna. Además, comparten el habitáculo con dos perros grandes. "Y cuando hay dos perros grandes que siempre están delante o estorbándose el uno al otro…", comenta.

Pese a las incomodidades, aseguran haberse acostumbrado: “Cuando no hay espacio, las cosas deben guardarse inmediatamente. Eso sí, si puedes tolerar cierto nivel de estrés por estar apretado y estorbar constantemente a los demás".

La autocaravana, refugio frente al alto precio de la vivienda

El caso de los Helin no es único. El encarecimiento de los alquileres y la falta de alternativas habitacionales están impulsando a muchas personas en Europa a buscar refugio en las autocaravanas. En España, el fenómeno se ha hecho especialmente visible en ciudades como Palma de Mallorca.

Una investigación de 2024 de la Cátedra de Estudios Urbanos de la Universidad de las Islas Baleares revelaba que el perfil más común de los residentes en autocaravanas en Palma es el de un hombre joven, extranjero, con empleo fijo, pero sin capacidad económica para pagar los más de 1.000 euros que cuesta un alquiler o los más de 200.000 de una vivienda.

En abril, el Ayuntamiento de Palma aprobó una nueva ordenanza cívica que permite pernoctar o vivir en caravanas estacionadas en la vía pública hasta diez días en el mismo lugar, siempre que no se desplieguen toldos, mobiliario ni se generen ruidos u olores molestos. La medida rectifica una propuesta anterior que contemplaba multas de hasta 1.500 euros por residir en estos vehículos.

Detrás de la polémica, hay historias de precariedad. Begoña, de 61 años, trabaja en un servicio municipal de estacionamiento regulado y vive en una caravana en Son Hugo. "Tengo todas mis cosas metidas en 4 metros cuadrados, pero es mía. Es mi espacio; no estoy en una habitación de un piso compartido con gente que no conozco", afirmó en una entrevista con la agencia EFE.

"Nosotros realmente lo que queremos, el 99% de los caravanistas, o el 100% de los que estamos aquí, es una casa", asegura. Una idea con la que coincide Jesús, jubilado de 76 años: "Cobro una pensión de unos 600 euros; que me expliquen cómo voy a pagar ni una habitación para vivir”.

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