Un niño va al sótano de su abuelo y da con el tesoro antiguo de más de 125.000 euros que se podría mostrar en un museo
El hallazgo le podría cambiar la vida.

Rebuscar en lugares recónditos de la casa familiar puede darte una inmensa alegría ante la posibilidad de encontrarte con objetos, instrumento o herramientas que ni recordabas tener o simplemente, no las habías dejado en el sitio donde se encuentran actualmente. Una reliquia familiar, joyas, radios... son solo algunos objetos que se pueden encontrar en cualquier rincón escondido de casa.
Una historia así la experimentó recientemente un joven en casa de sus abuelos. Según explican, lo que halló este chico, nieto de la familia, fue un ordenador de los años 50, un LGP-30, que podría ser una pieza de coleccionista sin ningún tipo de problema. Su apariencia es de lo más peculiar, y nada tiene que ver con los ordenadores actuales, ya que su forma es muy distinta.
Y es que, su tamaño es extremadamente grandes, con un aspecto similar al de dos lavadoras. Con un peso de en torno a 360 kg, se consideró en su día como uno de los mayores avances tecnológicos de la historia. Según los datos oficiales, en 1956 su precio era de 47.000 dólares, llegando a costar incluso 250.000 marcos alemanes.
Pero si estos datos parecen llamativos y desmesurados, hay otros igual o más impactantes. Como por ejemplo, que con la energía de una hora de computación se pueden generar 200 tazas de café. Pero sin duda, lo más destacado de todo es el hecho de que nadie en la década de los 50 contaba con este tipo de ordenadores en casa, ya que las computadoras que conocemos ahora, comenzaron a ponerse de moda en los 80.
Sin embargo y pese a sus grandes limitaciones, el LGP-30 -unas 7.500 veces más grande que el iPhone 16- calculaba y cargaba extremadamente rápido para la época hasta el punto de necesitar únicamente 0,26 milisegundos para sumar dos valores. Por su parte, la multiplicación o división es menor (17 milisegundos), labor para la que requería de 1.500 vatios por hora a plena potencia.
Pero los hallazgos del nieto no terminaron aquí, y apenas unos minutos después encontró otro ordenador de los años 70. Evidentemente, las diferencias con los dispositivos actuales es abismal, y por ejemplo, si comparamos estos ordenadores con un iPhone 16, el salto es abismal.
Mientras que el LGP-30 tenía una capacidad de memoria de unas 4.596 palabras, el iPhone 16 cuenta con entre 128 y 512 gigabytes, que le permiten guardar miles de millones de palabras. En cualquier caso y teniendo en cuenta la época del ordenador, se puede decir que suponía un avance increíble para el momento, y actualmente, tras 70 años, su precio se ha revalorizado por completo.