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Si la temporada de setas quieres disfrutar, las app de reconocimiento no deberías usar

Si la temporada de setas quieres disfrutar, las app de reconocimiento no deberías usar

"Estas aplicaciones no son fiables".

Un ejemplar de galletto (Cantharellus cibarius)
Un ejemplar de galletto (Cantharellus cibarius)De Agostini

La temporada de setas ha empezado este otoño en La Toscana, Italia, y ya ha provocado un reguero de intoxicaciones dignas de un parte médico de posguerra. El enemigo no es un asesino en serie, sino un sosia vegetal: el Omphalotus olearius, más conocido como el "hongo del olivo", que se hace pasar por el simpático y sabroso galletto (Cantharellus cibarius), con la misma gracia que un imitador barato de Elvis en un karaoke de pueblo.

La confusión no es casual. Ambos comparten un tono amarillo-anaranjado tan intenso que parece diseñado por Pantone, y crecen en hábitats similares, cerca de raíces y cepas de árboles. Pero, como recuerda en La Stampa el micólogo Andrea Pompili la diferencia está en los detalles: "Las láminas del Omphalotus recorren todo el tallo, mientras que en el galletto se ven pliegues. Además, cuando se cocina, el Omphalotus se oscurece mucho, a diferencia del verdadero galletto”. Vamos, que la pista estaba ahí, solo que la vista y las ganas de un buen risotto juegan malas pasadas.

Los datos no engañan: solo en septiembre se han registrado unas 15 intoxicaciones en la región y un 30% tienen como culpable al dichoso hongo del olivo, según la Usl Toscana Centro. La directora del área de Producciones primarias vegetales, Guendalina Allodi, lo resumió con crudeza: “Solo en las primeras semanas de temporada hemos registrado cerca de 15 intoxicaciones, y el 30% de estas es atribuible al hongo del olivo”. La última vez que la cosa pintó tan fea fue en 2022, cuando el Omphalotus se convirtió en protagonista de la mitad de los casos.

Los síntomas no matan, pero tampoco invitan a repetir: náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea que pueden alargarse durante días, incluso semanas. Una experiencia gastronómica que empieza con ilusión y termina en cama, suero y arrepentimiento.

Y, cómo no, en esta película tampoco podía faltar la tecnología vendiendo humo. Cada vez más aficionados confían en las apps de reconocimiento de setas, esas que prometen adivinar si lo que tienes en la cesta te va a dar un festín o un disgusto monumental. La ASL lo deja claro: “Estas aplicaciones no son fiables. Un error de identificación puede tener consecuencias muy serias”.

La alternativa, mucho menos glamurosa pero infinitamente más segura, pasa por el servicio gratuito que ofrece la Usl Toscana Centro: llevar la cosecha a los mostradores micológicos para que un experto te diga si lo tuyo es cocina o intoxicación. Porque, como suelen repetir los veteranos del monte, ante la duda, mejor dejar la seta donde está y volver a casa con castañas.