Arturo Pérez Reverte se fija en lo que está pasando en los restaurantes y todo apunta a que ha venido para quedarse
El escritor lo ha compartido en una columna.

El escritor Arturo Pérez Reverte ha publicado este jueves una columna titulada Zumo de mango en Estambul donde habla de lo que se está encontrando en bares y restaurantes de todo el mundo por culpa de los turistas.
Ha lamentado Reverte que antes se viajaba para conocer las costumbres locales pero que "con el tiempo esa forma de viajar fue estropeada por un turismo bastardo, anglosajón y sobre todo norteamericano, que empezó a exigir instalaciones y costumbres semejantes a las que traía de origen".
Se ha centrado en el turismo gastronómico "y respetable como es, no deja de contaminarse de ciertas grotescas perversiones". Ha comentado el escritor que el "viajero moderno" quiere probar la comida local pero también quiere probar "alternativas que le sean familiares": "Y cuando no es así, se indigna. ¿Cómo es que no tienen, protesta, esto o aquello?".
Como buen observador, Reverte ha contado ahora qué ha visto cómo la gente se comporta en los bares y restaurantes: "Me llamó la atención cómo aumenta el tipo de turista que fotografía más platos de comida que otra cosa: convencido de que comer un plato de mejillones en Bruselas es un acto tan cultural como visitar la Capilla Sixtina".
"No descubre lugares o formas de vida para aprender de ellos, sino que machaca Instagram con etiquetas como #FoodieinSarajevo o #GastroTuPutaMadre. Recorre el mundo menos para conocerlo que para hacer la digestión mientras tuitea, y casi nunca con un libro de Historia o una guía de viaje en las manos, sino con un teléfono móvil", ha escrito.
Por último ha contado cómo una española se peleó con un turco porque quería un zumo natural de mango y cómo el autóctono "intentaba explicar en inglés y por gestos que no, que ni natural ni artificial".
"Pero la pava insistía, siempre en español, contumaz y sedienta: que en el hotel se lo habían puesto, que en Google salía un sitio con zumo de mango en esa misma calle", ha seguido contando.
"Me quedé por allí cerca, oreja atenta, hasta que terminó el sainete con la española yéndose indignada mientras escribía, supongo, una reseña negativa en su página de lo que fuera, con el comentario: Esto con los turcos de Berlín no pasa", ha zanjado la historia sobre el turismo.
