Carolina Marín, historia a ritmo de "puedo porque pienso que puedo"

Carolina Marín, historia a ritmo de "puedo porque pienso que puedo"

AFP

La onubense Carolina Marín, que ha ganado en Yakarta su segundo título de campeona del mundo de bádminton, continúa a sus 22 años fiel a uno de los lemas que guían su carrera profesional y hoy, como hace un año en Dinamarca, también pudo.

"Puedo porque pienso que puedo", es uno de los eslóganes vitales que guían la trayectoria de Carolina Marín, una deportista muy activa en las redes sociales, inconformista, autocrítica y, sobre todo, extraordinariamente positiva, como la inmensa mayoría de los pioneros en deportes minoritarios.

La andaluza tiene un icono: Rafael Nadal. No oculta su admiración por el tenista balear, al que trata de emular en su gestualidad en la pista y en su manera de celebrar puntos y victorias. Ambos son zurdos, tienen garra, carácter competitivo, una precocidad insultante y una progresión meteórica en la alta competición.

Carolina Marín no tiene aún el mismo palmarés de Nadal, pero en su ámbito suma dos títulos mundiales consecutivos, algo que solo han conseguido tres jugadoras chinas. En 2012 fue olímpica en Londres, donde la Li Xuerui, posteriormente plata, le impidió llegar más lejos.

Desde muy joven se convirtió en dominadora nacional, pero tenía claro que sus metas eran más altas y cómo llegar a ellas. Ante chinas, indias, coreanas o indonesias siempre reaccionó con motivación por acercarse a su nivel en lugar de mostrar excesivo respeto. Optó por ser osada, las estudió, y siempre se exigió un poco más.

Siete años han pasado desde que Marín dejó Huelva para trabajar en Madrid con Fernando Rivas como entrenador. No había transcurrido mucho tiempo desde que esa niña que taconeaba en las clases de flamenco fue un día a jugar al bádminton con una amiga y al final cambió de afición.

Sus primeros pasos fueron guiados por Paco Ojeda, alma máter del CB IES La Orden, una familia donde se crió la que se ha convertido en alternativa a la hegemonía oriental en el badminton, una pionera con la garra de Nadal que hoy volvió a hacer realidad uno de sus lemas favoritos.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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