Monica Lewinsky: "Ya no estoy sola" gracias al movimiento #MeToo

Monica Lewinsky: "Ya no estoy sola" gracias al movimiento #MeToo

Todavía tiene que lidiar con la cuestión del consentimiento y con el trauma 20 años después del escándalo con Bill Clinton.

Monica Lewinsky.Amanda Edwards/Getty Images

Monica Lewinsky lleva 20 años esperando al movimiento #MeToo.

"Siento mucho que estuvieras tan sola", escribe Lewinsky en un artículo para Vanity Fair. Ese es el mensaje que recibió ella por parte de una de las líderes del movimiento Me Too contra el acoso sexual. "Esas seis palabras me desarmaron".

La columna de Lewinsky en el número de marzo de la revista describe el aislamiento y el trauma vividos cuando el affair con el entonces presidente Bill Clinton salió a la luz en 1998. Y esa soledad sólo ha disminuido recientemente, con ayuda de Me Too y su oleada de denuncias contra los abusos sexuales. Según cuenta Lewinsky, mantuvo una conversación privada con una líder del movimiento que le resultó muy reconfortante.

Sí, recibí muchas cartas de apoyo en 1998... pero en general estuve sola. Muy. Muy. Sola. Públicamente sola, abandonada por las figuras clave en esa crisis.Monica Lewinsky

"De algún modo, [esas palabras] que vinieron de ella —un reconocimiento a nivel profundo, conmovedor— aterrizaron en mí de un modo que me partieron en dos y me hicieron llorar", explica. "Sí, recibí muchas cartas de apoyo en 1998... pero en general estuve sola. Muy. Muy. Sola. Públicamente sola, abandonada principalmente por las figuras clave en esa crisis, que en realidad me conocían bien y con las que tenía intimidad. En que he cometido errores estamos todos de acuerdo. Pero nadar en ese mar de Soledad fue aterrador".

El desgarrador texto de Lewinsky describe cómo se sintió siendo la pieza central de un escándalo que sacudió una presidencia: la investigación; la embestida de los medios y las crueles sátiras del programa Saturday Night Live; la obligación de que su propia madre tuviera que testificar contra ella; y la exposición de los detalles sobre su vida sexual y personal ante todo el mundo.

Mi expedición hacia el trauma ha sido larga, ardua, dolorosa y cara. Y no se ha acabado. Monica Lewinsky

"Hace unos años me diagnosticaron trastorno de estrés postraumático, principalmente por el sufrimiento de haber sido expuesta y aislada públicamente", escribe. "Mi expedición hacia el trauma ha sido larga, ardua, dolorosa y cara. Y no se ha acabado".

Monica Lewinsky, que ahora tiene 44 años, sostiene que su experiencia habría sido diferente si hubiera ocurrido ahora. Con el auge del movimiento Me Too, Lewinsky piensa que habría sido "acogida inmediatamente en un clan".

"El aislamiento es una herramienta muy poderosa para el que subyuga. Y aun así creo que no me habría sentido tan aislada si todo esto hubiera sucedido hoy. Uno de los aspectos más inspiradores de este movimiento tan activo últimamente es el número de mujeres que ha alzado la voz en apoyo mutuo. Y ese volumen de cifras se ha traducido en el volumen de peso público. Históricamente, el que da forma a la historia (y suele ser 'él') crea 'la verdad'. Pero este auge colectivo en cuanto a decibelios ha dado repercusión a las historias de las mujeres. Si internet fue para mí una bestia negra en 1998, su hijastro —las redes sociales— ha sido el salvavidas para millones de mujeres hoy (a pesar del ciberbullying, el acoso online, los hackeos y las críticas de promiscuidad). Prácticamente cualquiera puede compartir su historia #MeToo y ser acogido inmediatamente en un clan".

El movimiento Me Too también ha ayudado a Lewinsky a confrontar su propia historia y a entenderla con más matices. Lewinsky sigue tratando de dilucidar las áreas grises del consentimiento entre Clinton y ella. Aunque cree que lo que ocurrió "no fue agresión sexual", sí reconoce que fue un "craso abuso de poder".

"Estoy empezando (sólo empezando) a considerar las implicaciones de la diferencia de poder, que resulta muy amplia entre un presidente y una becaria de la Casa Blanca", escribe. "Estoy empezando a plantearme que en tales circunstancias la idea de consentimiento puede ser irrelevante. (Aunque el desequilibrio de poder —y la capacidad de abusar de él— existe aun cuando el sexo es consentido)", reflexiona Lewinsky.

"Quiero ser considerada", prosigue. "Pero hay una cosa que tengo clara: una parte de lo que me ha permitido avanzar ha sido saber que ya no estoy sola. Y por eso estoy agradecida".

Puedes leer la columna completa de Monica Lewinsky en Vanity Fair.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano