Silvia Barrera: "El 80% de las denuncias por un delito en internet no salen de la comisaría"

Silvia Barrera: "El 80% de las denuncias por un delito en internet no salen de la comisaría"

La autora de 'Instinto y pólvora', inspectora de Policía y experta en ciberseguridad, critica con dureza el sistema procesal español: "Es absurdo".

PLANETA

En Instinto y pólvora. La vida real de una inspectora de Policía, Silvia Barrera narra una vida y un trabajo en el que las cosas casi nunca cuadran: no hay finales cerrados, hay muchas preguntas sin responder y la satisfacción casi nunca es completa. La vida misma. Es a lo que suenan las anécdotas de su libro, y a lo que suena ella cuando responde a las preguntas de El HuffPost.

Esta inspectora de la Policía Nacional y profesora experta en ciberseguridad relata con franqueza los humildes comienzos del grupo de redes, uno de los casos que más frustración le ha causado, el del acoso a la periodista Lara Síscar, o el gran problema que tiene España a la hora de perseguir delitos cometidos en redes, un sistema procesal que a su juicio está pensado para "quitarse las denuncias de en medio".

No se guarda nada ni intenta ser políticamente correcta. Tampoco cuando se le pregunta por el papel de la mujer en las fuerzas de seguridad: "La que diga que no existe discriminación en la Policía y en el Ejército [cuerpo que conoce, pues fue militar antes que policía] está mintiendo. Pero bueno, cada una se protege como quiere".

"El techo de cristal está ahí", asegura Barrera, "y consiste en no dejar que las mujeres accedan a los puestos de decisión. Es algo que yo he vivido en mis propias carnes, desgraciadamente". La autora del libro es extremadamente crítica con el sistema de ascensos en la Policía: "Si todos los jefes son hombres salvo dos mujeres, y esos jefes deciden quién forma parte de los tribunales de ascenso y todos son hombres también... las decisiones se toman por afinidad de sexo".

Pero la situación no es mejor en la empresa privada, en la que la inspectora en excedencia está moviéndose ahora: "Me he caído de puestos por ser mujer. ¿De qué te sirve tener un 50% de mujeres en plantilla si las decisiones las toman los hombres?". Barrera remacha su reflexión con una sentencia contundente: "España es un país de cultura mediocre y la gente se rodea de lo que es. Si en los puestos directivos hay gente mediocre, al final esa gente se rodea de más gente mediocre".

La Policía no entró en Internet; Internet entró en la Policía

Fue la decisión de un hombre la que introdujo a la autora deInstinto y Pólvora en el trabajo en el que ha vivido muchas de las cosas que aparecen en el libro: el grupo de redes de la Policía Nacional. Es el departamento que se encarga de vigilar el delito en las redes y Barrera formó parte de él desde el principio, más o menos en 2007.

Las redes sociales no eran, ni mucho menos, lo que son ahora, pero a las comisarías empezaban a llegar de manera cada vez más intensa reportes sobre vídeos de maltrato animal, peleas, carreras ilegales, pornografía... "Era un marrón", rememora Barrera, "y en la Policía cuando hay un marrón lo primero que se hace es definir de quién es la competencia. Aquello no encajaba ni en Fraude, ni en Menores, ni en Estafas, ni en Pornografía..."

Como las denuncias no encajaban en ningún sitio, se creó un grupo nuevo, aunque llamarlo "grupo" quizás es un tanto exagerado: "Éramos un inspector y yo, que por aquel entonces era policía. Lo que teníamos que hacer era investigar los reportes que iban llegando, buscar qué enfoques se les podía dar, intentar definir qué es legal y qué no, saber qué puede hacer la Fiscalía...", detalla.

El trabajo de Barrera consistió, relata, en "hablar con los jueces para saber hasta qué punto se podían aplicar los delitos del Código Penal a lo que estaba ocurriendo en internet y si eso tenía cabida en el Código Penal o no".

El "agujero" del sistema procesal

Asegura que las cosas que se publican y se hacen en Internet no han cambiado demasiado: "Sigue habiendo lo mismo, pero han pasado dos cosas. La gente se expone menos y empresas como Google, Facebook o Twitter están más concienciadas con este tipo de contenidos dañinos y tratan de eliminarlos antes".

El gran problema en España es el sistema procesal. "Tenemos un Código Penal que recoge todo tipo de conductas, incluso el acoso, que en otros países ni siquiera está previsto", asegura Barrera, "pero tenemos un mecanismo procesal, de enjuiciamiento, que no tiene sentido. Es absurdo".

La autora deInstinto y pólvora asegura que "las denuncias que se interponen por parte de ciudadanos sin autor conocido, nuestra ley procesal dice que debe quedarse en una comisaría, que no deben enviarse a un juzgado. Y segundo, porque los plazos de instrucción y la respuesta es muy lenta: se borran vestigios, desaparecen los perfiles y el 80% de las denuncias a través de internet se quedan en una comisaría".

Esto se produce gracias un mecanismo procesal "que se introdujo en el año 2015 y sólo sirve para quitarse denuncias de en medio. No sirve de nada tener un Código Penal tan completo si luego el 80% de las denuncias no las tramitas. No tiene ningún sentido".

Esta situación de abandono contrasta poderosamente con la rapidez con que se han enjuiciado determinados tuits, sobre Carrero Blanco o sobre la Corona. ¿Cómo se explica? "Cuando hablamos de apología del terrorismo, esos tuits van a la Audiencia Nacional directamente y se juzgan. No hay discusión sobre la competencia y a los seis meses hay una condena", explica Barrera.

Eso es precisamente lo que ella reclama en el estamento judicial: una clarificación de competencias y la creación de órganos especializados: "Ni se tramitan las denuncias, ni se investigan los hechos, se archivan los procesos, no hay órganos competentes y hay causas grandes que se quedan a la espera de la determinación de competencias que se extiende en el tiempo. Como no hay mecanismos y estas debilidades son evidentes, al final los delincuentes buscan sus propios mecanismos para librarse mejor".

Lo que ocurrió con el caso de la periodista Lara Síscar, acosada durante años, refleja bien este "absurdo" y es una de las grandes frustraciones profesionales de la vida de Barrera: "Después de siete meses investigando, con órdenes judiciales para pedir datos a Twitter e investigando, y coge una jueza de Palencia y te archiva la causa porque dice que no ve indicios de delito".

"Las causas les vienen grandes", termina Barrera, "y las archivan. Al final, una persona que ha estado tres años acosando a otra, sale impune. Y los siete meses que te matas a trabajar no sirven para nada. En este caso eso no importa. Lo que importa es que la víctima no tiene redes sociales, ha tenido que cerrarlas todas porque el individuo seguía acosándola. Al final, la víctima pierde y el acosador gana".