Emmanuel Macron o el perfecto charlatán

Emmanuel Macron o el perfecto charlatán

Me resulta extraordinario que se presente a Emmanuel Macron como un hombre nuevo. Es cierto que fue banquero y que ganó mucho dinero, y que todo fue mérito suyo. Pero no olvidemos que fue consejero de François Hollande antes de su candidatura y que, como agradecimiento, le nombraron Ministro de Finanzas.

BENOIT TESSIER / REUTERS

Me resulta extraordinario que no sólo algunos políticos, sino también la prensa, presenten a Emmanuel Macron como un hombre nuevo.

Es cierto que fue banquero y que ganó mucho dinero, y que todo fue mérito suyo. Pero no olvidemos que fue consejero de François Hollande antes de su candidatura y que se quedó en el Elíseo durante varios años como consejero en materia económica. Por cierto, como agradecimiento le nombraron Ministro de Finanzas.

¿Se puede sacar de ahí alguna conclusión?

Para empezar, no tiene ninguna noción política, pero además suele utilizar el desprecio para darse importancia. Ha calificado a algunos de iletrados y a otros, de adictos al alcohol y al tabaco. Sin embargo, se trata de personas que suelen atravesar momentos difíciles, a quienes deberíamos acompañar y mostrar nuestra solidaridad en lugar de nuestro desprecio.

Emmanuel Macron ha sido el asesino de François Hollande.

El desprecio es un poco la característica de Emmanuel Macron. Pero su otra característica es la ocultación.

Se presenta como un hombre nuevo, que quiere luchar contra la división derecha/izquierda, con ideas -dice- liberales. ¿Pero quién lo respalda? Hombres a veces de extrema izquierda que ven en él el digno representante de ese movimiento obsoleto. Su director de campaña, Monsieur Jean Pisani-Ferry, es uno de los miembros más activos de esta izquierda. ¡Y no se ha convertido en su director de campaña por casualidad!

Cada vez hay más socialistas de buena apariencia que lo apoyan. Tienen miedo de encontrarse cara a cara con sus antiguos mentores socialistas, a quienes ellos mismos han desdeñado por completo.

Emmanuel Macron ha sido, si puedo permitirme la expresión, el asesino de François Hollande. Empezó siendo su hijo espiritual, su consejero más cercano, su ministro y, de repente, va y le da una puñalada para que no vuelva a presentarse. Eran dos: Manuel Valls y él. Macron es Brutus y quiere ser César. Valls, por su parte, ha sido ejecutado por los socialistas...

Hemos cambiado de política, debería saberlo.

Sus tergiversaciones y sus giros ideológicos ya no los acepta la población francesa. Aunque haya, como ya he dicho, algunos periodistas y políticos fascinados por su juventud y quizá por su inexperiencia.

Pero ¿os imagináis a Emmanuel Macron negociando con Merkel, con Xi Jinping o con Trump, o negociando la paz en Irak y en Siria? ¿Qué peso tendrá? ¿Qué experiencia ha tenido?

No se trata de una burbuja, sino de un ovni político. Su éxito en la izquierda simplemente traduce el derrumbe catastrófico y ruidoso de los socialistas que han llevado a Francia donde está, además del rechazo a François Hollande, el presidente más detestado de la Quinta República.

¿Podrá deshacerse de estas amistades? No.

Todos los grandes países del mundo nos estamos dando la espalda mutuamente, alzados sobre nuestros espolones cargados de certezas.

No nos equivoquemos. Francia atraviesa un período económico extremadamente difícil, un período de paro importante que ataca a los franceses, un período de duda respecto a su futuro. Además, atraviesa un período peligroso a nivel internacional. Las guerras se multiplican en Oriente Medio, la tensión crece entre Estados Unidos, China y Rusia. Todos los grandes países del mundo nos estamos dando la espalda mutuamente, alzados sobre nuestros espolones cargados de certezas. Por desgracia, Francia ya no cuenta, pese a los movimientos desesperados de François Hollande.

¿Nosotros qué hacemos? ¿Quiénes son nuestros amigos y nuestros socios? ¡Nadie lo sabe ya! ¿Podrá Emmanuel Macron restablecer la imagen de Francia? No. Mejor desconfiar y rechazar esta aventura.

Emmanuel Macron ha decidido presentar un candidato a las elecciones legislativas ¡por circunscripción! La explicación es simple: como no tiene partido político, no puede beneficiarse de las ayudas del Estado. Pero sí presentar 577 candidatos seleccionados por internet, como si fueran a participar en un juego televisivo tipo Quién quiere ser millonario o Cifras y letras. Emmanuel Macron también va a ahorrar millones al Estado... ¡bien jugado, artista! Macron considera a sus candidatos improbables como peones que podrían aportarle dinero para su futura carrera política.

Seamos serios. François Fillon tiene experiencia. François Fillon es honesto, digan lo que digan sus detractores, que habían preparado el golpe desde hacía tiempo... ¡Qué bonita es la política! François Fillon tiene integridad. Quizá estos tres calificativos basten para convertirlo en el próximo presidente de la República Francesa.

Este post fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano

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