Joaquín, agricultor de 60 años de toda la vida: "Muchos españoles viven de ayudas, no quieren trabajar en el campo"
"Yo tengo un mexicano, un colombiano, un rumano y un polaco", enumera el agricultor.
Mientras el debate sobre el futuro del empleo suele centrarse en la digitalización y las profesiones tecnológicas, en el campo español se está gestando un problema mucho más básico y urgente: faltan manos. Y no se trata de una percepción aislada, sino de una realidad respaldada por los datos. Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, solo el 11 por ciento de los titulares de explotaciones agrarias en España tiene menos de 40 años, una cifra que refleja un grave problema de relevo generacional.
Esta situación fue abordada recientemente en el podcast Rompiendo el Molde, donde José Joaquín Moreno, agricultor y ganadero con más de seis décadas de experiencia, habló sin rodeos sobre la escasez de mano de obra en el sector. Desde su experiencia personal, explicó que cada vez le resulta más complicado encontrar trabajadores cualificados dispuestos a dedicarse al campo. En su opinión, una parte del problema tiene que ver con el sistema de ayudas públicas. "Me van a matar por decir esto, pero muchos españoles están viviendo de ayudas, y por eso no quieren trabajar en el campo", afirmó durante la entrevista.
Moreno matiza que no está en contra de los subsidios en sí, pero considera que pueden generar un efecto desincentivador en oficios duros y poco atractivos para los jóvenes. A su juicio, esta dinámica no solo afecta a la agricultura y la ganadería, sino también a otros trabajos manuales como la albañilería o la fontanería, donde también se detecta una falta creciente de profesionales.
Ante este escenario, la mano de obra en su explotación procede mayoritariamente del extranjero. "Yo tengo un mexicano, un colombiano, un rumano y un polaco", enumera el agricultor, subrayando que sin trabajadores inmigrantes muchas fincas simplemente no podrían funcionar. En su caso, además, el problema se agrava por la ubicación. Su finca se encuentra en un municipio cordobés de unos 5.000 habitantes, a una distancia considerable de grandes núcleos urbanos, lo que dificulta aún más atraer empleados. "Hay 4.000 o 5.000 habitantes y está a 100 kilómetros de la capital", explica.
A esta falta de mano de obra se suma la despoblación rural, que complica el relevo generacional y reduce el interés de los jóvenes por instalarse en el campo. Moreno insiste en que la agricultura actual ya no es la de hace décadas y que la mecanización ha cambiado el perfil del trabajador necesario. Por eso, reclama empleados formados y capaces de manejar maquinaria y nuevas tecnologías aplicadas al sector.
El problema no es exclusivo de España. Los últimos datos del censo agrario indican que en nuestro país hay más agricultores y ganaderos en edad de jubilación que menores de 30 años. A escala europea, dos de cada cinco titulares de explotaciones tienen 65 años o más, una edad que en muchos países coincide con la jubilación. Un panorama que plantea una pregunta incómoda pero inevitable: quién trabajará el campo en las próximas décadas si no se logra atraer a nuevas generaciones.