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Trump dispara contra todos: los nuevos aranceles demuestran que no hay aliados

Trump dispara contra todos: los nuevos aranceles demuestran que no hay aliados

El presidente de EEUU anuncia tasas recíprocas y gravámenes al aluminio y el acero con los que tira por tierra la idea de castigo selectivo: América se hace grande, cree, haciendo pequeños a todos los demás. 

Donald Trump, anoche en la Super Bowl LIX de New Orleans.Kevin Lamarque / Reuters

En un mundo en armonía y concordia, los dirigentes deberían aspirar a que sus países florecieran pero sin hacer daño al de al lado. Es más, el bien de otros podría ser el bien de todos. Pero estamos en 2025, reeditando la era Donald Trump en la Casa Blanca, y esa filosofía es basura para Estados Unidos. El presidente republicano quiere "hacer América (sic) grande de nuevo" pero no por sí sola, sino haciendo daño al resto, incluso a sus aliados comerciales, defensivos o diplomáticos. 

Es lo que se extrae de la nueva andanada de aranceles desvelada esta madrugada por el republicano, un anuncio hecho en el escenario más atípico posible: la final de la Super Bowl en Nueva Orleans. Trump ha dicho que anunciará este lunes la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio -incluidas las de Canadá y México, que la semana pasada lograron un mes de tregua en el castigo comercial general anunciado por Washington-, así como otros aranceles de importación más adelante en la semana. "Aranceles recíprocos", se llaman, y esto supone un ataque a la totalidad, a cualquier país y cualquier materia. 

"Cualquier acero que entre a Estados Unidos tendrá un arancel del 25%", dijo a los periodistas en el Air Force One mientras volaba a la Super Bowl. Luego añadió el aluminio. Y agrandó el órdago con los recíprocos. "Es muy sencillo. Si nos cobran, les cobramos", ha argüido. Estos aranceles se impondrán "casi de inmediato", mañana o pasado. Donde otro país haya impuesto aranceles a los bienes estadounidenses, habrá bofetada de vuelta. "Si nos están cobrando 130% y nosotros no les cobramos nada, no va a seguir así", argumenta. 

Es arriesgado porque EEUU depende de las importaciones de aluminio, principalmente de Canadá, los Emiratos Árabes Unidos y China, para satisfacer la gran mayoría de su demanda. Las importaciones de acero representan una porción menor del consumo, pero son vitales para los sectores que dependen de grados especiales que no se fabrican en el país, incluidas las empresas energéticas, desde los desarrolladores eólicos hasta los perforadores de petróleo.

En el caso del acero, son Canadá, México, Brasil y Corea del Sur los principales proveedores de EEUU en el exterior. Muchos compradores y vendedores de acero y aluminio esperaban tener al menos hasta marzo para prepararse para cualquier implementación de aranceles, sostiene Bloomberg. Algunas compañías petroleras obtuvieron exclusiones de los aranceles sobre el metal durante el primer mandato de Trump y esperan ver algo parecido en los detalles, negro sobre blanco. 

Los comentarios de Trump son el último ejemplo de su disposición a amenazar, y en algunos casos a imponer, impuestos de importación. Los aranceles están llegando mucho antes en su presidencia que durante sus cuatro años anteriores en el Despacho Oval, cuando priorizó los recortes de impuestos y la desregulación. Tampoco es nuevo, se sabía de su obsesión con el tema porque ya que impuso aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% al aluminio en 2018, una orden que mantuvo su sucesor, Joe Biden, aunque con excepciones.

Trump ha dicho alternativamente que ve los impuestos a la importación como herramientas para forzar concesiones en temas como la inmigración, pero también como una fuente de ingresos para ayudar a cerrar el déficit presupuestario del Gobierno.

Los mercados financieros cayeron el viernes después de que Trump dijera por primera vez que impondría los aranceles recíprocos, hoy confirmados. Los precios de las acciones también bajaron después de que una medida del sentimiento del consumidor declinara entonces, en gran parte porque muchos encuestados citaron a Reuters los aranceles como una preocupación creciente. La encuesta también encontró que los estadounidenses esperan que la inflación aumente en los próximos meses debido a los aranceles. 

Justo eso es lo que Trump prometió que iba a combatir y fue el talón de Aquiles de Biden, el precio de los bienes básicos. Si el presidente sigue adelante con sus planes de aranceles recíprocos, se reavivarán las preocupaciones de que sus políticas económicas podrían desencadenar un nuevo aumento de la inflación dentro de la economía estadounidense y más allá.

Rollos de acero en la planta de Hyundai de Dangjin (Corea del Sur), en una imagen de 2011.Lee Jae-Won / Reuters

Los efectos

Los aranceles a las importaciones de metales generalmente son defendidos por algunos sindicatos clave en EEUU y por algunos productores nacionales de acero y aluminio, que aplauden el proteccionismo de Trump en el sector. Lo hicieron ya en el primer mandato. Sin embargo, se corre el riesgo real de aumentar los costos de los insumos para una amplia gama de fabricantes estadounidenses, como alerta el diario Financial Times.

El anuncio se produce en un momento en que la industria siderúrgica estadounidense busca recuperarse de su peor año desde el primer mandato de Trump. Los fabricantes de acero nacionales se han quejado de que un nuevo repunte de las importaciones ha afectado sus ganancias y cifras de producción.

En 2023, Estados Unidos importó 82.100 millones de dólares de acero y hierro y exportó 43.300 millones de dólares. También importó 27.400 millones de dólares de aluminio y exportó 14.300 millones de dólares. El nuevo presidente ha insistido en que los aranceles ayudarían con sus esfuerzos para permitir que Nippon Steel invierta en US Steel, después de bloquear el intento anterior de adquisición del rival japonés.

Los nuevos aranceles a los metales podrían volver a sacudir los mercados financieros globales, que han estado en alza en las últimas semanas cuando el presidente estadounidense amenazó a los socios comerciales de Estados Unidos con aranceles adicionales.

Llueve sobre mojado

Trump, anoche, no ofreció detalles sobre los aranceles al acero y al aluminio, ni sobre los aranceles recíprocos. Había amenazado previamente con impuestos de importación del 25% sobre todos los bienes de Canadá y México, aunque los pausó por 30 días hace apenas una semana. Al mismo tiempo, procedió a agregar aranceles del 10% a todas las importaciones desde China. La respuesta de Pekín ha entrado en vigor esta noche. Ya anunció el pasado 4 de febrero aranceles del 10 % al 15 % a ciertos productos de EEUU a partir de hoy, después de que entraran en vigor los gravámenes adicionales del 10 % que impuso Trump.

El republicano matizó algo ese golpe, diciendo que también retrasaría los aranceles sobre los millones de paquetes pequeños -a menudo de firmas de moda rápida como Temu y Shein, muy populares y baratas- hasta que los funcionarios de aduanas estadounidenses puedan encontrar la forma de imponerlos. Hasta ahora, los pequeños paquetes estaban exentos de aranceles. Trump no aclaró la pasada noche si las nuevas importaciones de metal de China enfrentarán o no aranceles dobles, que se sumen a lo ya anunciado la pasada semana. 

La escala de las ambiciones arancelarias generales de Trump sigue sin estar clara, en realidad,. Su disposición a dar marcha atrás en ocasiones ha reforzado la percepción de que el nuevo presidente está utilizando los aranceles principalmente como una herramienta de negociación, pero no tanto como una amenaza real, tangible. Lo dijo a la CNN una fuente de su gabinete la semana pasada al hablar de México y Canadá. vanagloriándose de que los habían puesto "de rodillas"

El magnate ha anticipado que impondrá también aranceles a bienes como productos farmacéuticos, petróleo y semiconductores y dijo que está considerando imponer aranceles a las importaciones de la Unión Europea. "Absolutamente", fue su reacción cuando le preguntó la prensa. Pero no ha dado detalles al respecto. 

Sin embargo, también ha alternado entre un discurso duro contra Pekín y señales de que quiere trabajar con el presidente Xi Jinping en busca de un comercio más equilibrado. El presidente estadounidense ha ordenado ya que se reevalúe un acuerdo que firmó en 2020, conocido como el acuerdo de Fase Uno, lo que sugiere que las conversaciones arancelarias con China podrían prolongarse. ¿Con qué discurso nos quedamos?

El presidente ha adoptado los aranceles como una pieza central de su intento de rehacer la economía estadounidense, reducir los déficits comerciales y encontrar nuevas fuentes de ingresos para ayudar a cumplir con su agenda fiscal. Sin embargo, las medidas amenazan con causar estragos económicos, y los economistas dicen que los gravámenes aumentarán los costos para los fabricantes estadounidenses que importan bienes, aumentarán los precios para los consumidores ya cansados de la inflación, reducirán los flujos comerciales y no generarán los ingresos que Trump ha predicho.

La administración Trump y sus aliados dicen que las medidas de seguridad fronteriza prometidas por México y Canadá son ya una victoria para el enfoque del presidente. "Hemos visto muchas muestras de admiración cuando se anunció esto, pero también hemos visto resultados inmediatos de México y Canadá", dijo Peter Navarro, uno de los asesores comerciales de Trump, en un evento de entrevistas la semana pasada organizado por POLITICO.

Las nuevas declaraciones de Trump provocaron preocupación inmediata de algunos socios comerciales. Corea del Sur ha convocado una reunión de urgencia para ver el alcance de lo anunciado, China ha avisado de que "el proteccionismo no tiene salida, no hay ganadores en las guerras comerciales y arancelarias", mientras que la Comisión Europea afirma que reaccionará para proteger sus intereses, aunque ha comunicado que no ha recibido notificación de los aranceles, que califica de "ilegales y contraproducentes". El Ejecutivo europeo agregó que "la UE no ve ninguna justificación para la imposición de aranceles sobre sus exportaciones" y que reaccionará "para proteger los intereses de las empresas, los trabajadores y los consumidores europeos frente a medidas injustificadas".

Hasta el nada sospechoso de ir contra EEUU vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha llamado este lunes a evitar una guerra comercial porque "todo el mundo perdería" como consecuencia de la caída de la actividad económica y de los efectos indirectos que conlleva una política proteccionista, que a veces "son absolutamente insospechados". "La imposición de aranceles es un círculo vicioso, como en los años Treinta [del siglo XX], que agravó la Gran Depresión", ha recordado en RTVE. "Es la situación más compleja desde la covid", avisa. 

Ahora están por ver los detalles de la propuesta y las respuestas de los afectados pero una cosa es segura: la guerra comercial de múltiples frentes ya está aquí y no hace ni un mes que Trump tomó posesión del cargo. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.