Una pareja da la casa a los hijos con la mejor de las intenciones y una notaria les alerta del riesgo que han activado
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Una pareja da la casa a los hijos con la mejor de las intenciones y una notaria les alerta del riesgo que han activado

Una donación no está exenta de consecuencias para los donantes.

Un hombre firmando documentos en una imagen de archivo.Getty Images

En Francia, según el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos del país (INSEE), casi uno de cada diez hogares ya había realizado una donación en 2018. También según el INSEE, los padres están en el origen de las donaciones en el 87% de los casos, y casi una de cada dos veces, se trata de bienes inmuebles, según Le Figaro

A menudo, los donantes optan por el mecanismo de desmembramiento de la propiedad, que les permite conservar el usufructo del inmueble, es decir el derecho a disfrutarlo y a percibir cualquier renta por su alquiler. Pero cuidado, incluso con reserva de usufructo, la donación es un acto definitivo y algunos donantes pueden, con el tiempo, arrepentirse.

Por ello, los notarios insisten en que una donación no está exenta de consecuencias para los donantes. Así le ocurrió a Pierre M., un jubilado parisino de 68 años. Este padre divorciado hizo una donación hace cinco años a sus dos hijos, cediéndoles su segunda residencia cerca de Pau y conservando el usufructo.

"Pensó que hacía bien en preparar su sucesión y garantizar así que sus hijos heredarían su patrimonio inmobiliario limitando el impuesto de sucesiones", explica Nathalie Couzigou-Suhas, portavoz del Colegio de Notarios de París.

Sin embargo, desde la donación, Pierre ha reconstruido su vida. Después de vender su apartamento parisino, se mudó con su nueva esposa, Jacqueline, de 66 años, a esta famosa casa de Pau. Así, cuando redactaron su contrato de matrimonio en régimen de separación de bienes, una realidad quedó clara: "Jacqueline no tendrá ningún derecho sobre la casa tras la muerte de su marido. Su usufructo expirará y tendrá que abandonar la propiedad si los hijos deciden hacerlo", explica Couzigou-Suhas.

Existe un interés vitalicio en la vivienda para el cónyuge sobreviviente, pero solo se aplica si la propiedad todavía pertenece al fallecido en el momento de su muerte. Sin embargo, en este caso específico, la nuda propiedad fue transferida a los hijos de Pierre, quienes se convertirán en propietarios plenos tras la muerte de su padre. 

"No están obligados a permitirle quedarse y no parecen dispuestos a hacerlo", añadió la notaria. Según ella, los hijos de su cliente, marcados por el divorcio de sus padres, muestran ahora una "cortés indiferencia" hacia su madrastra, a quien no quieren.

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