15 años del asesinato de Ángel Berrueta: la víctima del 11-M que no fue reconocida como tal
Fue asesinado por un policía y su hijo por negarse a colgar un cartel en su panadería que apuntaba a ETA como autor del 11-M.
Dos días después del 11-M, el panadero y miembro del colectivo Gurasoak Ángel Berrueta se negó a colgar un cartel en su establecimiento que apuntaba al grupo terrorista ETA como autor de la masacre. Esta fue la razón de su asesinato: un policía y su hijo lo dispararon y apuñalaron hasta la muerte. La Justicia determinó que fue asesinado por motivos ideológicos.
La mujer del policía, María Pilar Rubio, estaba convencida de que ETA era la responsable de los ataques y exigió al panadero que le permitiese poner un cartel en el escaparate de su tienda que apuntaba al grupo terrorista. Tras discutir con él, la mujer salió de la tienda gritando "voy a matar a ese hijo de puta", según informa el diario vasco Eitb.
Poco tiempo después, el policía nacional Valeriano de la Peña y su hijo Miguel José de la Peña, de 19 años, volvieron a la tienda y lo asesinaron. El agente le disparó hasta cuatro veces y el joven lo apuñaló y le perforó el hígado y el pulmón.
La sentencia: agravante de actuar por motivos ideológicos
La Audiencia Provincial de Navarra impuso las penas de 20 y 15 años a los asesinos. La mujer, aunque fue condenada por un jurado popular, fue posteriormente absuelta por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. La sentencia contempló el agravante de actuar por motivos ideológicos. Los tres deberían indemnizar a la viuda de Berrueta con 150.000 euros y con 22.000 a cada uno de sus hijos.
Según la sentencia, a la que tuvo acceso ABC, "la mujer tenía un motivo para proponer tal acción, dada la enemistad con Berrueta y el contexto en el que se produjo, dos días después de los atentados". Además, el escrito señala "la creencia de María Pilar de que la autoría de éstos era de ETA y el considerar a Ángel Berrueta un etarra" por pertenecer al colectivo de padres de jóvenes encarcelados por actos de kale borroka, ya que dos de los cuatro hijos del panadero habían sido detenidos y posteriormente declarados inocentes por episodios de este tipo.
Comparecencia de la familia en el Congreso
En 2015, la viuda de Berrueta compareció en el Parlamento para dar su testimonio en el marco del debate de la proposición de ley foral de reconocimiento y reparación de las víctimas por actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha.
Contó también que, tras el asesinato, la familia sufrió amenazas de muerte continuas por teléfono, rotura de cristales de la tienda, pintadas en la puerta de su casa o la colocación de un ataúd en la puerta del domicilio.
Berrueta fue uno de los muchos comerciantes que, durante esos días, colgó un crespón negro en su tienda en solidaridad con las víctimas del 11-M y llegó a cerrar el establecimiento en señal de duelo. Uno de sus asesinos —el hijo del policía— lleva ya cinco años en libertad.