Esta es la mejor forma de acariciar a un perro

Esta es la mejor forma de acariciar a un perro

Las zonas que debes masajear y lo que no debes hacer jamás.

Chihuahua eye closed.Getty Images

Una sesión de caricias puede ser lo mejor para un perro nervioso o estresado, aunque no de cualquier forma. Antes de acariciarlo hay tener en cuenta una serie de cuestiones sobre el comportamiento de la mascota.

Puede que tú tengas ganas de darle mimos, pero quizás no sea el momento. El portal especializado Mascota y salud explica que si el perro ladra, gruñe o se palpa tensión en su cuerpo y una posición intimidatoria, no es el momento de tocarlo. Tampoco hay que acercarse a él si está comiendo, puede creer que la intención es robarle la comida.

Cuando el animal está más relajado, se puede empezar a acariciar, aunque antes de hacerlo hay que asegurarse de que no se transmiten señales amenazantes. Algunas de ellas pueden ser agarrarles directamente la cabeza, ya que pueden pensar que se les va a golpear, o mirarles a los ojos.

En el caso de los cachorros o de los perros pequeños, Mascota y salud señala que es importante ponerse a su altura. Una forma es sentarse en el suelo o arrodillarse. Cuando el perro está preparado, llega el momento de acariciarlo y hasta darle un pequeño masaje, pero no vale con hacerlo en cualquier zona.

Partes del cuerpo en las que acariciar a tu perro

  • Detrás de las orejas
  • El pecho
  • La parte final del lomo
  • Entre el cuello y la barbilla

Cuándo es el mejor momento

Puede pensarse que cualquier momento es bueno para acariciar a un perro, pero hay uno concreto en el que puede ser especialmente efectivo. Según el portal especializado Experto Animal y el blog Soy un perro, lo mejor es aprovechar el último paseo del día y hacerlo al volver a casa.

La razón es que el perro ya habrá “drenado su energía” y se acostará a gusto para recibir una buena sesión de caricias, que según este blog, no deben ser superficiales. “Hunde tus manos en el pelaje, acariciando en el mismo sentido en que crece, para evitar que tus dedos se enreden o dar tirones molestos”, recomiendan estos expertos.

Dedicar unos minutos al día a hacer esto puede tener enormes beneficios para el perro, como disminuir la presión arterial o reducir el estrés, pero también para el dueño. “Crea un lazo especial y estrecho entre el perro y la persona que lo acaricia”, señalan desde Experto Animal.

¿Qué pasa con las patas?

Es cierto que algunos perros muestran rechazo a que se les acaricien las extremidades, pero no es exactamente así. Según Soy un perro, si esto ocurre es porque se hace mal. “Empieza presionando con suavidad los muslos y, si notas que está tranquilo, prueba a realizar masajes circulares cerca de las articulaciones, estirando un poco, pero con mucho cuidado”, apuntan en el portal especializado como forma correcta de hacerlo.

“Ve recorriendo cada centímetro de sus patas de arriba a abajo y, sujeta con toda tu mano, aplica una ligera presión y luego relaja y continúa. Recuerda no ser agresivo, firme pero suave”, explican desde Experto Animal.

Lo que nunca debes hacer

Una vez se sabe cómo y cuándo todavía hay que anotar una serie de cosas que jamás se deben hacer mientras se acaricia a un perro. Según varios portales especializados, son estas:

  • No hacerle cosquillas
  • No soplar en sus orejas o su cara
  • No darle palmadas, ya que lo pondrá alerta
  • No estrujarlo
  • No presionar la base de la cola

Además, hay que tener cuidado de que el animal no tenga ningún bulto o herida en la piel para así evitar tocar esa zona. Si empieza a estar tenso es mejor dejar de hacer lo que estás haciendo. Y por mucho que apetezca, dar abrazos no es lo mejor para los perros ya que gran parte de ellos lo ven como un signo de amenaza.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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