Ángel Martín: "Empecé a escuchar de verdad y el mundo es otro"

Ángel Martín: "Empecé a escuchar de verdad y el mundo es otro"

El humorista y presentador celebra el aniversario de 'Por si las voces vuelven' con una edición especial y anuncia que hará una gira con el monólogo 'Punto para los locos'.

El humorista, escritor y presentador Ángel Martín.TWITTER

Cuando se cumple justo un año de la publicación de Por si las voces vuelven, el libro en el que Ángel Martín contó su paso por un psiquiátrico tras un brote psicótico, el humorista y presentador admite que aún no ha podido procesar todo lo que ha pasado desde que éste vio la luz.

“Es el libro que no encontré cuando salí del hospital”, ha contado este jueves durante una rueda de prensa para conmemorar el aniversario. Buscó la historia de “alguien que hubiera remontado” para copiar cómo, pero no lo encontró, por lo que se puso a escribir.

Ahora, tras 300.000 lectores y 15 ediciones, Planeta lanza una edición homenaje con una dedicatoria caligrafiada y un prólogo, que se suma a otro motivo de celebración para Martín. Como ha anunciado, en 2023 saldrá de gira con el monólogo Punto para los locos. Ésta incluirá una cita muy especial, puesto que 12.000 personas podrán verlo en el WiZink Center de Madrid para despedir el próximo año. Será el 27 de diciembre de 2023 y las entradas ya están a la venta.

Como ha explicado, al escribir Por si las voces vuelven se dio cuenta de “qué carajo” le apasiona de verdad tras más de 40 años. No es otra cosa que “la comedia en combinación con las palabras como herramientas para comunicar”, no solo buscando la broma.

Y de ahí se preguntó: ”¿Por qué no escribir un monólogo para ofrecer nuevas formas de pensar, sentir y mirar?”. Y, además, “a lo bestia”, en lo que cree que será “la noche más especial” de su carrera, desafiando además el mito de que en España los monologuistas no tienen tanto tirón como en Estados Unidos y que deben estar relegados a bares y teatros.

La receta de Ángel Martín para cuidar de su salud mental

Sobre su salud mental, Martín ha asegurado que se encuentra “exactamente igual” que cuando empezó a escribir el libro, momento en el que “no estaba en tratamiento” y no lo ha necesitado en este tiempo. Ahora es “milimétricamente más consciente de las cosas” y se centra en lo que le genera “pasión e interés”.

Una de sus maneras de cuidarse es escribir constantemente, “todo el tiempo, mañanas y noches”, textos que son sólo para él: “Me ayuda a mantenerme alejado de móviles y de inputs”. “Si no, el primer pensamiento del día no iba a ser mío. La aplicación iba a elegir mi emoción de ese día”, ha agregado. También hace deporte, “lo más inteligente que alguien puede hacer”, pese a que lo odia con toda su alma. “Lo odio”, ha recalcado en numerosas ocasiones, haciendo reír a los presentes.

También come mejor y procura tener mejores horarios. No se acuesta con el estómago lleno y procura no ver películas o series antes de acostarse, porque ha notado que influye en su ánimo. Algo de lo que también se ha dado cuenta es de que es un “obseso del trabajo” y opina que hay “un desorden generalizado” escondido tras frases como ‘no tengo tiempo para nada’ o ‘tengo que responder mil mails’.

Con humildad, también ha señalado que se ha dado cuenta de que no sabía escuchar: “Empecé a escuchar de verdad y el mundo es otro. Animaría a probarlo como juego, escuchar sin estar construyendo réplicas mentalmente”.

Sobre los eventuales comentarios negativos en redes sociales, ha afirmado que le dan igual: “Haces lo que consideras que es coherente contigo”. “Puedes tener mil críticas positivas, pero me di cuenta de que como hubiera una negativa esa es la que cogía más peso que las demás”, ha argumentado antes de poner un ejemplo. “Cuando en una bolsa de pipas una está mala no tiras la bolsa, tiras la que está mala”, ha apuntado.

“Me di cuenta de que el picoteo digital no era nada práctico”, ha señalado sobre su uso de las redes sociales, para las que procura reservarse una franja por la mañana, para asegurarse de que su informativo ha salido correctamente, y otra por la tarde. “No cambia el mundo en siete minutos”, ha subrayado, frente a la práctica que muchos llevan a cabo de refrescar Twitter cada dos. “Si pasa algo importante, te enteras”, ha agregado. Para él, una ventaja de alejarse unas horas de las redes es que “enseguida ves lo llamativo”, algo que no pasa “si estás todo el día conectado”.

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