¿De dónde viene la expresión "poner mirando pa' Cuenca"?

¿De dónde viene la expresión "poner mirando pa' Cuenca"?

La han usado hasta en campañas de Netflix.

Felipe 'El Hermoso' mirando pa' cuenca.

Cuenca es Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1996, pero a pesar de sus famosísimas Casas Colgadas, sus murallas y su precioso casco histórico el motivo por el que ha dado la vuelta al mundo no ha sido por eso sino por la expresión: “poner a alguien mirando a Cuenca”. Tal ha sido su trascendencia que en enero de 2020 la usaron para promocionar la segunda temporada de la serie de Netflix Sex Education.

Y no, ese dicho no tiene nada que ver con una visita turística a la ciudad si no más bien con otro tipo de actividad más íntima.

  Rihanna sabe lo que es "poner mirando pa' Cuenca".GIPHY

Aunque el origen de la expresión “poner mirando pa’ Cuenca” no es nada nuevo. Para el que no esté demasiado avispado, la frase hace referencia a las relaciones sexuales con la conocida como postura del perrito o coito a tergo y tiene su origen en torno al año 1490 durante el reinado de Felipe I de Castilla, más conocido como Felipe El Hermoso. Aunque otros teóricos afirman que tiene relación con la frase “te voy a poner mirando a La Meca”, utilizada con el mismo significado.

Aunque hay varias teorías con respecto a su origen, la más conocida sobre el origen de esta expresión sexual estaría relacionada, según han publicado diversos medios, con la reputación de mujeriego de Felipe El Hermoso. Aunque viendo sus cuadros no hacía especialmente honor a su nombre, su mujer Juana I de Castilla, más conocida como Juana La Loca perdió los nervios precisamente por los celos que le provocaban las múltiples infidelidades de su marido. De ahí lo de Juana La Loca, aunque varios estudios publicados en 2014 señalan que padecía esquizofrenia no se ha llegado a confirmar.

  Felipe y Juana I de Castilla, relacionados con el origen de la expresión "poner mirando pa' Cuenca".Wikipedia

Durante su reinado la corte de Castilla se situaba en Toledo por lo que, aprovechando la ubicación en el centro de la Península, el monarca decidió construir una torre de astronomía a través de la cual se pudiesen ver todas las ciudades del reino. Sí, como podéis ver al principio era de lo más literal.

Con esa excusa didáctica y geográfica subía a sus amantes a este enclave y se disculpaba tanto con su esposa como con los cortesanos diciendo: “Voy a ponerla mirando a Cuenca”. Y, claro, lo que iba a hacer era precisamente eso.

A partir de ahí, la cultura popular hizo de las suyas. A sabiendas de las intenciones eroticofestivas del monarca, los guardias del rey, muchos de ellos conquenses, empezarían a utilizar la expresión en los burdeles de Castilla y su uso (se) corrió como la pólvora.

La otra teoría, publicada en la revista científica Quo en 2015, señala que viene de la expresión “poner mirando a La Meca”, también relacionada con la postura sexual del perrito, muy similar a la que adoptan los musulmanes al rezar orientados hacia la ciudad de peregrinación donde nació Mahoma. Pero más allá del parecido entre Cuenca y La Meca en cuanto a su sonido, hay otra casualidad que une las dos ciudades.

Si trazamos una línea desde Madrid hasta La Meca, la primera ciudad que se cruza en la trayectoria es Cuenca. Vamos, que antes de mirar para La Meca hay que mirar para Cuenca. Blanco y en botella.

  5c8a60392400006f054bc818Google Maps

BONUS TRACK: Si quieres ponerlo a la práctica, hay una app llamada iCuenca para poner (o que te pongan) mirando a Cuenca. Con brújula y todo.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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