"Lo del cruceiro fue una gamberrada": se desmonta la teoría de Ayuso del ataque a la religión

"Lo del cruceiro fue una gamberrada": se desmonta la teoría de Ayuso del ataque a la religión

Todo apunta a que el derribo del cruceiro de la plaza Jacinto Benavente de Madrid fue una imprudencia, no un acto de odio anticristiano.

Daños en el cruceiro de la plaza Jacinto Benavente (Madrid). A la izquierda, como era antes de ser destrozado. A la derecha, tras la "gamberrada".EUROPA PRESS

“Esto ocurrió el 6 de noviembre y fue un músico callejero, que se subió al cruceiro y se rompió”. Así de claro y conciso responde el Ayuntamiento de Madrid cuando se le pregunta por lo ocurrido con el cruceiro de la plaza de Jacinto Benavente, en el centro de la capital, derribado hace unos días. “La Policía Municipal abrió diligencias para ver si se trataba de una imprudencia o no, y esa es toda la información que tenemos hasta el momento”, prosiguen.

Fernando Rey Paz, presidente del Centro Gallego de Madridcuya sede se encuentra en la misma plaza, es aún más rotundo: “Estoy convencido de que fue una gamberrada, y de que el que se subió no quería derribarlo, por supuesto”. 

No, no, no. Yo no lo considero ningún acto antirreligioso
Fernando Rey Paz, presidente del Centro Gallego de Madrid

Rey Paz descarta que pudiera haber una motivación contra la religión cristiana: “No, no, no. Yo no lo considero ningún acto antirreligioso”. “El cruceiro es un símbolo religioso, pero todos los gallegos, y creo que también los madrileños, lo respetamos, seamos religiosos o no. Lo que representa el cruceiro va más allá”, describe. “Verdaderamente, esos jóvenes no sabían lo que hacían y, si encima estaban un poquito contentos, ocurrió lo que ocurrió”, dice.

En su momento, el hecho pasó prácticamente desapercibido, salvo para quien lo vio en directo, pero este fin de semana la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, avivó la polémica al sugerir en un tuit que se trataba de un ataque orquestado con fines antirreligiosos. “Unos vándalos han destrozado el Cruceiro de la Plaza de Benavente de Madrid [...]. Se empieza por lugares de culto, por atacar valores y sensibilidades, y se sigue así”, escribió Ayuso.

Casualmente ese mismo día, pero horas antes de que se pronunciase la presidenta, el eurodiputado de Vox Jorge Buxadé ya había hecho un diagnóstico parecido también en Twitter.

“El odio anticristiano se extiende por las calles de España”, publicó Buxadé el sábado a mediodía. “El cruceiro gallego de la Plaza Benavente de Madrid derribado. No es vandalismo, es odio religioso”, lanzaba el miembro de Vox junto con la etiqueta #DefenderEuropa, como si el derribo del cruceiro se tratara realmente de un atentado contra los sentimientos religiosos.

Y, sin embargo, los testigos de lo ocurrido desmienten esta versión. Tal y como publica eldiario.es, que ha podido hablar con varios de ellos, quienes estaban allí el 6 de noviembre a mediodía sólo vieron a “un chico que se quería hacer una foto” o bien, según otra versión, a un grupo de “cantantes” y “maleantes” que, en cualquier caso, no lo hicieron aposta.

Enseguida subió un señor a decirnos que habían sido unos jóvenes, músicos callejeros, que estaban haciéndose una foto en los escalones, y que uno de ellos se agarró al cruceiro

Fernando Rey Paz se encontraba en ese momento en su despacho del Centro Gallego, “y de repente llega un señor y me comunican: ‘¡Que les acaban de tirar el cruceiro!’”, recuerda el presidente. “’¿Pero cómo puede ser?’, dije yo, si es de piedra. Me asomé a la ventana y, efectivamente, ahí estaba por los suelos. Enseguida subió otro señor, muy agitado e incomodado, diciéndonos que habían sido unos jóvenes, músicos callejeros, que estaban haciéndose una foto en los escalones, y que uno de ellos se agarró al cruceiro”, cuenta.

Eso es precisamente lo que le consta a la Asociación en defensa del patrimonio histórico, artístico, cultural, social y natural de la Comunidad de Madrid, que desmiente que se trate de un acto “motivado por odio religioso”.

De hecho, fue esta asociación la que denunció por primera vez públicamente este acto vandálico el 7 de noviembre, un día después de los hechos, y aludió a que los presuntos vándalos iban aparentemente bajo los efectos del alcohol.

El cruceiro fue donado por la Xunta de Galicia en 1998, bajo la presidencia de Manuel Fraga, que a su vez fue vicepresidente del Centro Gallego de Madrid y que pretendía con esta donación simbolizar el “hermanamiento entre Galicia y Madrid”, relata Fernando Rey Paz.

Las autoridades, tanto gallegas como madrileñas, ya le han prometido a Rey Paz que el cruceiro será repuesto. “Quédate tranquilo, Fernando, que eso se va a reponer y va a quedar mejor de lo que estaba si cabe”, cuenta que le han dicho. 

Probablemente el presidente del Centro Gallego de Madrid sea una de las personas que sentía más devoción por el monumento —“yo, que piso la plaza de Jacinto Benavente cada día, saludo a mi cruceiro, como gallego y como católico que soy, y le doy gracias y le pido ayuda”, confiesa—, pero Fernando Rey Paz no está dispuesto a sumarse a teorías conspiranoicas: “No considero que esto fuera un acto antirreligioso”.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es