Estética oncológica o cómo recuperar la identidad perdida durante el cáncer

Estética oncológica o cómo recuperar la identidad perdida durante el cáncer

El cambio físico derivado del tratamiento puede suponer una crisis en las pacientes.

Una mujer se ajusta el pañuelo mirándose al espejo.antonio arcos aka fotonstudio ph via Getty Images

Además de a la enfermedad, al miedo y a un duro tratamiento, las mujeres que padecen cáncer de mama tienen que enfrentarse a otra realidad: la pérdida de su identidad por el impacto físico de los tratamientos.

Sequedad de la piel y de las mucosas, uñas despegadas y la caída de pelo, cejas o pestañas son algunos de los efectos secundarios de estos tratamientos de radioterapia o quimioterapia de estas pacientes.

Por eso organismos como la Asociación Española Contra el Cáncer trabajan para que los talleres de estética oncológica sean cada vez más frecuentes y las mujeres que están en tratamiento puedan tener un lugar ‘seguro’ en el que no solo aprender cómo cuidarse para intentar saber llevarlo mejor, sino también compartir dudas e impresiones con personas que están en su misma situación.

“Cuando a una mujer se le diagnostica cáncer de mama o cualquier tipo de cáncer hay una crisis de identidad física. Su cuerpo va a cambiar y empiezan los pensamientos como el ‘no me veo’ o ‘qué va a pensar la gente’. Cuando ves a una mujer con un pañuelo, sin él o con una peluca, pasamos de verla como una persona sana y la vemos como a una persona con un problema, y eso afecta. Entonces estos talleres son un soporte, una ayuda y está comprobado que esto es importante”, explica Beatriz Bravo, coordinadora de voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer en Cáceres

Estos talleres, detalla Bravo, tienen dos vertientes: por un lado la puramente dedicada a la belleza que se imparte con profesionales formados específicamente para el trato con pacientes oncológicos, y por otro la de soporte social para todas esas personas que están sufriendo un cambio físico.

Cuando a una mujer se le diagnostica cáncer de mama o cualquier tipo de cáncer hay una crisis de identidad física. Su cuerpo va a cambiar y empiezan los pensamientos como el ‘no me veo’ o ‘qué va a pensar la gente’
Beatriz Bravo, coordinadora de voluntariado de la AECC en Cáceres.

“Intentamos que se vayan alternando. El último que hemos tenido en la provincia, por ejemplo, es un taller de colocación de pañuelos y mantenimiento de prótesis capilares. El mes que viene tenemos uno de cuidado de la piel y maquillaje”, cuenta Bravo, que explica que en función del taller van cambiando de espacios y localizaciones. 

Aprender y compartir

María Jesús, de 75 años, está actualmente en tratamiento por cáncer de mama y acaba de participar en este taller de pañuelo y prótesis capilares en Cáceres. “Me parece importante por varias cosas, primero por estar con personas que están en la misma situación que tú y después, por supuesto, por saber cómo tratarlo”, cuenta sobre asistir a estos talleres en una conversación telefónica.

“A mí ahora me está saliendo el pelo nuevo, pues hemos hablado de pelucas y de cómo puedo peinarme o hacer con ese pelo nuevo porque estoy ya en proceso de que me vuelva a salir”, explica sobre su experiencia. ”La caída del pelo es algo brutal para una mujer, toda la enfermedad es traumática. Es un trauma tras otro”, añade María Jesús.

Para ella, estos encuentros también son una forma de socializar y preguntar todo lo que se le pasa por la cabeza en estos momentos. “Con la enfermedad estás muy cansada y si no te encuentras bien contigo misma no puedes salir a la calle. Y para mí que tengo familia pues bueno, pero para una persona que no tiene un entorno fuerte, pues le vienen muy bien estos talleres, porque aunque esto de Internet nos sirva y nos lancemos a él no es lo mismo. Necesitas compartir esto con las personas a las que les pasa lo mismo que a ti, porque si tienes dudas, ¿a quién se las preguntas?”, defiende. 

Necesitas compartir esto con las personas a las que les pasa lo mismo que a ti, porque si tienes dudas, ¿a quién se las preguntas?
María Isabel, en tratamiento por cáncer de mama.

Vicky Moraleda lleva 23 años trabajando en estética oncológica y ve cada día el otro lado de estos talleres. “Ellas me han enseñado a mí más que yo a ellas”, reconoce la experta, que ofrece una formación especializada para que los profesionales puedan aprender no solo de manera técnica, sino también psicológica. “Cuando empecé a trabajar no era consciente del impacto emocional que esto podía tener, poco a poco me fui dando cuenta. Su respuesta ante cualquier taller es tremenda, el otro día una paciente me decía, ’me siento persona”, cuenta emocionada Moraleda. 

“Es un espacio de liberación y de calma, donde pueden hablar, llorar… Es un acompañamiento sin juicio, sin frases absurdas como ‘tienes que luchar’ o ’ tú puedes”, añade la profesional sobre estos talleres. 

Beatriz Bravo deja claro que tratar la enfermedad es lo primero, pero defiende que tachar de frivolidad el querer verse bien es “un concepto erróneo”. “Si algo te normaliza y te ayuda a seguir es no perder tu identidad. Hay personas que cuando las diagnostican no tienen el gran bajón emocional, pero cuando llega el cambio físico y se hace evidente, lo ven con sus ojos, ahí sí. Es evidente para ti y para los demás, ya no puedes callarlo a pesar de que quieras llevarlo de manera íntima. Ese impacto físico supone una crisis emocional para muchas personas. Si no sé cómo maquillarme esa ceja que no tengo pues quizás tenga una rabieta que lleve a un sentimiento de frustración que no se gestionar”, valora la coordinadora de la AECC. 

Presencia en los hospitales públicos

Moraleda explica que la estética oncológica “trata todos los efectos secundarios que el paciente desarrolla a partir de los diferentes tratamientos” y que la forma ideal de hacerlo es siempre valorar con el oncólogo qué le viene mejor a cada paciente. ”Se puede comenzar a incluso antes de que empiecen los diferentes tratamientos, por ejemplo a preparar la piel”, señala. 

“La lucha es que la estética oncológica esté disponible para todas en los hospitales públicos”, demanda la profesional. Acudir a talleres o recurrir a tratamientos para mejorar la calidad de vida de las pacientes depende de que esas personas se lo puedan permitir, tanto a nivel económico como logístico.

La lucha es que la estética oncológica esté disponible para todas en los hospitales públicos
Vicky Moraleda, profesional de estética oncológica.

“A veces en los hospitales públicos no hay información al respecto y esta labor recae en la enfermera o el médico, que puede recomendar algo, pero no es completo”, destaca Moraleda, que cuenta que la estética oncológica se está comenzando a introducir en hospitales como el de Elche, donde se imparten talleres de pelo y de cosmética.

Que las pacientes tengan a su disposición en los hospitales públicos estos encuentros y a profesionales formados los haría más accesible para ellas. Moraleda explica que actualmente están trabajando con la AECC para incluir todo lo que tiene que ver con los masajes oncológicos en talleres organizados por la asociación. “No tiene que ver con la fisioterapia, es un momento de cuidado y de mimos para la paciente”, señala.

A pesar de que se va avanzando, la experta revela que ahora mismo no hay nada regulado, por lo que es difícil que todos los que lo deseen tengan acceso a esto, aunque no pierde la esperanza: “Ojalá en un futuro estemos en los hospitales”.