Las autoridades piden a los británicos que dejen de traer sándwiches de mermelada a la reina

Las autoridades piden a los británicos que dejen de traer sándwiches de mermelada a la reina

"Por favor, siéntanse libres de llevar flores, pero no más Paddingtons o sándwiches de mermelada por ahora”.

Fue el último papel de la reina en las celebraciones de su Jubileo de Platino y ahora su icónico acto con el oso Paddington sigue vivo en los homenajes que le están rindiendo tras su fallecimiento.

El sketch de dos minutos de la reina con el famoso oso Paddington fue uno de los momentos más destacados de la fiesta del Jubileo de Platino celebrada en junio en el Palacio.

La reina y el oso se sientan juntos para tomar el té, el oso Paddington bebe directamente de la tetera y seguidamente le ofrece a la reina un bocado de su sándwich de mermelada de repuesto, que tiene a mano “para emergencias”.

“Yo también”, contesta la reina antes de abrir su famoso bolso negro y sacar otro sándwich. “Yo guardo el mío aquí”.

Ahora, muchos británicos están dejando bolsas con sándwiches, osos y otros recuerdos de Paddington fuera del Palacio de Buckingham, el Castillo de Windsor, Sandringham, Holyroodehouse y otras residencias reales en todo el país.

Un británico incluso le entregó un oso de Paddington directamente al príncipe Guillermo durante su inesperado paseo público con su esposa y los duques de Sussex fuera del castillo de Windsor el sábado por la tarde.

De hecho, hay tantos osos Paddington y bolsas de sándwiches amontonados fuera de las residencias reales que las autoridades de The Royal Parks, que gestiona Green Park y St James’s Park, así como otros seis parques reales alrededor de Londres, ha pedido a la población que se limite a dejar flores.

“The Royal Parks sugiere que ya hay suficientes Paddingtons y sándwiches de mermelada en los parques”, informó un presentador de la BBC el lunes por la mañana.

“Así que, por favor, siéntanse libres de llevar flores, pero no más Paddingtons o sándwiches de mermelada por ahora”.

  6320600f240000200051bc40SOPA IMAGES VIA GETTY IMAGES

Este recordatorio se hizo eco de las recomendaciones publicadas en la página web de los Parques Reales sobre los homenajes a la reina.

Preferimos que los visitantes no traigan objetos u artefactos no florales, como osos de peluche o globos. No obstante, se aceptarán tarjetas y etiquetas, que serán retiradas periódicamente por el personal de The Royal Parks para su almacenamiento fuera del recinto. Este proceso se llevará a cabo con discreción y sensibilidad”.

En Twitter, muchos han comentado el carácter británico de la situación.

Otras personas han criticado estas ofrendas y han sugerido que el tiempo y el dinero invertidos en esas ofrendas podrían emplearse mejor de otra forma, teniendo en cuenta la actual crisis del coste de la vida.

“Regala un sándwich de mermelada a una persona sin hogar o dona el dinero que te habrías gastado en un peluche de Paddington a una organización benéfica”, tuiteó el abogado y comentarista Rupert Myers.

Por su parte, el escritor Frank Cottrell-Boyce, que coescribió el sketch del Jubileo de Platino y que también participó en el inesperado cameo de la reina con James Bond en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012, ha reflexionado sobre los motivos por los que ese encuentro entre la reina y el oso captó la atención de la gente.

“Antes se decía que millones de personas soñaban con tomarse el té con la reina”, escribió en el Observer. “Incluso nuestros sueños van a tener que cambiar. Verla tomar el té con Paddington tendrá que servir a partir de ahora”.

Algunos han cuestionado si la verdadera reina llegó a protagonizar el sketch, añade Cottrell-Boyce.

“Circuló la teoría de la conspiración de que los productores de Paddington habían introducido a la reina en el vídeo con tecnología deep fake..., pero nadie se cuestionó si el oso era real”.

  Fotograma del sketch.VICTORIA JONES - PA IMAGES VIA GETTY IMAGES

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.