¿Magia o mentira? Educar contando o no 'ese asuntillo' sobre los Reyes Magos

¿Magia o mentira? Educar contando o no 'ese asuntillo' sobre los Reyes Magos

Cada vez más familias defensoras de la crianza respetuosa apuestan por vivir la tradición desde la realidad.

Una niña haciendo un dibujo de los Reyes Magos.COROIMAGE via Getty Images

Lo primero y más importante: SI ERES UN NIÑO, ¡CIERRA ESTA NOTICIA! Ya tendrás tiempo dentro de unos años de leerla.

Si hay algo que asociamos a los Reyes Magos es, indudablemente, la magia. Algo que, tradicionalmente, se ha inculcado a los más pequeños hasta que, llegado el momento, abren —o les abren– los ojos, encajando mejor o peor esa pérdida de la inocencia.

En los últimos tiempos se han ido abriendo paso nuevas formas de crianza que cuestionan algunas de esas cosas que se han hecho ‘toda la vida’, poniendo el dedo en la llaga en si eso es lo mejor o no para el desarrollo del niño. Y los Reyes Magos —o Papá Noel, o el Olentzero, o quien corresponda— no escapan a ello. Así, algunas familias han decidido criar a sus hijos contándoles desde el principio ‘ese secretillo’ sobre los Reyes Magos. Una decisión cuyo detabe ha llegado a las redes sociales, con opiniones para todos los gustos.

En El HuffPost hemos hablado con tres madres, las tres versadas en educación y crianza y con tres visiones muy distintas sobre este asunto para conocer cómo celebran estas tradiciones y qué es lo que le dicen a sus hijos.

“Nos gusta participar, pero desde la realidad”

“Es una tradición muy arraigada y como algo que se ‘debe’ hacer con todos los niños. Cuando mi hijo Mateo tenía dos o tres años y ya hacía preguntas, íbamos a la cabalgata o al trabajo de su padre, que se visten de Reyes y dan regalos, había ahí algo como de ’uy, esto no me está convenciendo”, recuerda Elisa González Larequi, madre de dos niños.

Como cuenta, aunque ella de pequeña se tomó bien el enterarse de la verdad de los Reyes Magos, siempre recuerda el shock que le causó a su hermana pequeña, “el lloro y el ’me habéis engañado todo este tiempo”. “Aquello como que se me quedó”, añade.

“Esto de decirles desde el principio de que somos nosotros quienes preparamos los regalos es algo que ya había oído y, leyendo información, al final tomamos la decisión de explicarle que es una tradición muy bonita, de la que nos gusta participar, pero desde la realidad”, explica.  De esta manera, a su hijo mayor, que ahora tiene seis años, le contaron “que es un juego, que es una diversión, pero que quien dejamos los regalos somos nosotros y que no entra ninguna persona en casa, y que estas personas se disfrazan para que nos divirtamos todos”.

Elisa, “amante de la pedagogía Montessori y de la crianza respetuosa”, como se define en su canal de YouTube, recuerda que María Montessori “tenía muy clara la diferencia entre imaginación y fantasía”: “Ella explicaba que hasta los seis años no son capaces de distinguirlas. Por lo que decía, la fantasía no les sirve absolutamente de nada más que para confundir”.

Aunque sus hijos conozcan la verdad, viven la Navidad “exactamente igual que todas las familias”: “Nosotros vamos a la cabalgata, es algo que a mí me gusta mucho, o a la fiesta en el trabajo de su padre”. También hacen partícipes a sus hijos de la “ilusión” a la hora de regalar al resto: “Mateo el año pasado ya eligió un regalo para su hermano pequeño y lo dejó debajo del árbol... Participamos de la tradición pero sabe que esos regalos vienen de que les queremos mucho, de que nos apetece hacérselos, y él los recibe con la misma ilusión que si pensase que son de unas personas extrañas”.

Participamos de la tradición pero sabe que esos regalos vienen de que les queremos mucho y él los recibe con la misma ilusión que si pensase que son de unas personas extrañas
Elisa González Larequi

En su opinión, “es más enriquecedor para él saber que pensamos en él para hacérselos y que todo esto se hace desde el cariño y el amor de su familia”.

Cuando publicó un vídeo sobre esta cuestión, lo que más preocupó a quienes lo vieron fue la posibilidad de que su hijo pudiera chivarse y romper la ilusión de otros niños. “Se pusieron en contacto incluso amigos del colegio con los que no hablaba hace años, y me preguntaban ‘¿y qué pasa si lo dice?’, como si fuera el gran secreto de las personas adultas y yo he dejado que entrara un niño”, cuenta.

“Lo hablé con Mateo igual que hablo con él de otros temas. Yo practico la educación respetuosa y la base es precisamente esa, el respeto a todo. El respeto a los niños que creen ya sea en los Reyes Magos, en las hadas o los unicornios”, aclara. “Para mí lo más importante que le quiero transmitir en esto y en otras muchas cosas es nosotros hacemos las cosas de esta manera y por esta razón, pero otras maneras son completamente válida, siempre y cuando se hagan las cosas desde el amor y desde el cariño y pensando en lo mejor para los hijos”.

Las reacciones en su entorno fueron de todo tipo, algunas especialmente llamativas: “En el vídeo utilicé la palabra mentira y hubo mucha gente que se sintió ofendida por ella porque la mentira siempre está relacionada con algo muy negativo o perverso”. Recuerda en particular a su abuela, que “se pilló un mosqueo terrible porque a ella le gusta mucho escribirnos una carta como si fuera de los Reyes Magos y toda la parafernalia le resulta muy divertida, y se lo tomó como si estuviera cuestionando su manera de vivir esa fiesta y diciéndole ‘lo estás haciendo mal, yo lo estoy haciendo mejor que tú’. Para nada era ese el mensaje que quería mandar”.

En su opinión, la vertiente “más negativa” de todo este asunto de los Reyes Magos es utilizarlos “como una forma de obligar a los niños a hacer cosas que los adultos queremos que hagan, como amenaza o como miedo”.

“Es diferente mentir para manipular que para crear una ilusión”

En esto último coincide Sara Noguera, asesora de crianza, maestra de infantil y fundadora de Kimudi, pero no en lo demás. A sus cuatro hijos sí los educa creyendo en los Reyes.

“Mentir como concepto es no decir la verdad y, obviamente, no se la estás diciendo, pero es diferente mentir para manipular que para crear una ilusión”, argumenta. “Si confundimos consumismo con ilusión, le estás mintiendo lo más grande. Pero si con los Reyes creas ilusión y potencias la empatía, la creatividad, la emoción... eso es un uso maravilloso”, añade.

Noguera defiende fomentar todos esos valores “hasta que el niño decide no creer o se entere”. En ese momento sí aconseja no seguir “negando la mayor” y acompañarlo en lugar de ocultar.

“En el momento que tuvieran una duda real les preguntaría ‘¿Tú qué piensas?‘, ’¿Por qué se te ha ocurrido eso? Si la duda es real, les explicaría que no existen, lo que existe es la ilusión de compartir. Papá y mamá han querido tener unos días especiales y tú ahora puedes crear la ilusión para los demás”, expone.

Si con los Reyes creas ilusión y potencias la empatía, la creatividad, la emoción... eso es un uso maravilloso
Sara Noguera

A su juicio se tiende a “adultizar la realidad”, algo que compara con decirles a los niños ‘No te hagas la foto con Minnie Mouse porque no es verdad o no te subas al tiovivo porque no son caballos de verdad’.

“Les voy a dejar en la creencia si ellos deciden creer”

Ni en el blanco ni en el negro se sitúa Silvia Polo, graduada en Psicología, facilitadora certificada en Disciplina Positiva para familias y consultora sobre crianza consciente. “Es algo muy personal de cada familia. Mi postura me la planteé muchísimo. Desde que descubrí la crianza respetuosa he intentado analizar todo lo que he hecho en relación a mis hijos y una de esas cosas es el engañarles. Me estuve planteando mucho algo que para mí fue realmente muy chulo, que fue la viviencia de los Reyes Magos si realmente era coherente con mis principios de crianza”.

“Yo tengo la suerte de tener a mi marido y en la crianza participamos los dos. Cuando se me ocurrió comentarle ‘qué te parece si vivimos la Navidad pero sin decirle a los niños que Papá Noel...’, ¡uy, ya estaba llamando al abogado para pedir el divorcio!”, bromea. “Decirles la verdad estaba descartado, a pesar de que no me hubiese importado hacerlo. Yo he asumido que les voy a dejar en la creencia si ellos deciden creer en los Reyes Magos”.

Sí tiene ciertas líneas rojas, como explicó en un post de su blog, Mamá con tac(p)ones. Una de ellas es “el hacerles pensar que si se portan no mal, sino como niños o como yo quiero que se porten, que Papá Noel no les va a traer regalos. Eso es mentira, no es real”. “Es un chantaje, ¿qué consigues, que el niño se porte bien unos días a cambio de conseguir un regalo? ¿Qué ha aprendido? ¿Qué pasa en enero, cuando ya se han ido los Reyes?”, se pregunta.

“Castigar y premiar no es educar, es adiestrar. Con castigos y premios le estás condicionando la conducta, pero no le estás enseñando el por qué”, añade. “Si utilizamos unos personajes que pueden tener mucha magia de esta manera somos nosotros mismos los que nos la estamos cargando”.

Otra cosa que trata de hacer es prestar atención al vocabulario y no decir frases como “los Reyes te van a traer tal”, sino que habla de “regalos de Navidad”: “Intento ser un poco neutral, aunque sí que se me escapa muchas veces”.

La magia es independiente de quién te trae los regalos
Silvia Polo

Como recalca, “la magia es independiente de quién te trae los regalos” y lo que hará cuando sus hijos crezcan y le pregunten sobre los Reyes es dejarles “que decidan ellos”: “No les voy a dar una respuesta de ‘sí’ o ‘no’. No les voy a forzar. Evidentemente, cuando un niño te pregunta algo es cuando está preparado para saber la respuesta, pero no quiero tener que decidir por ellos. Por ejemplo, si tienen cinco años y me preguntan ‘oye, en el cole he oído que el hermano mayor de nosequién dice que Papá Noel no existe, ¿es verdad?’... ¿quién soy yo, si el niño quiere seguir creyendo para decirle que no? Que lo decida él”.

En ese momento le preguntaría al niño ”¿Y tú qué piensas, crees que Papá Noel existe?” y proponerle “que investigue, que piense, que reflexione... y que luego decida”.

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