¿Justiciero o cruel?

¿Justiciero o cruel?

El equipo de Pedro Sánchez tiene la sensación de que el viento sopla a su favor después de salvar los muebles el 24-M y frenar con la exhibición de la bandera de España la ofensiva del PP de llamar al miedo contra un PSOE "radicalizado" y echado en brazos de Podemos. Ahora se dispone a cerrar la crisis madrileña para afianzar su poder ante la posibilidad de no ser en noviembre primera fuerza política, un escenario que le dejaría debilitado para el congreso federal de 2016.

Esta es la historia de otro Pedro, no de Sánchez, sino del hijo legítimo de Alfonso XI. Ocurrió en el Medievo, en un tiempo de reyes, bastardos, guerras, odios y venganzas... Sus numerosos enemigos le apodaron "el cruel" para desprestigiarle; sus amigos, "el justiciero" para anteponer sus cualidades a sus defectos. Al final, vencieron sus detractores, y como la historia la escriben siempre los ganadores, se creó en torno a él una leyenda negra. El apodo que sobrevivió fue el primero. Nació en 1334, y era hijo legítimo del rey de Castilla, lo que pudo determinar su ruina, ya que su padre había tenido como amante a doña Leonor de Guzmán, una dama con la que tuvo 9 hijos, de los cuales ocho se convirtieron en poderosos rivales para disputarle la Corona. Los hermanastros se unieron entre sí para hacerle frente y, como Pedro no tenía muchos aliados, tuvo que buscarlos en el extranjero. Encontró apoyo en el rey de Inglaterra, que por aquellos años luchaba contra Francia en la llamada guerra de los 100 años.

El rey dio muestras de una gran fuerza de carácter y de un estricto sentido de la justicia, lo que hizo que el pueblo llano se identificara con él y le siguiera con lealtad, pese a su carácter despótico, irascible e incluso violento con los nobles. Tomó como ejemplo a su madre, María de Portugal, que no dudó en asesinar a la amante de su esposo. Él eliminó a la mayoría de sus hermanastros. La guerra se prolongó hasta que en 1369, con el rey Pedro preso en la fortaleza de Montiel, su hermanastro Enrique le asesinó y se coronó rey de Castilla.

Aunque esto no es el Medievo, Inglaterra y Francia no están en guerra y los monarcas no se refugian en los castillos, en el PSOE "reina" también un Pedro, que no tiene hermanastros, pero sí una legión de correligionarios que aguardan impacientes el día después, a la espera de un descalabro en las generales de noviembre. Claro que lo mismo esperaron el 24-M y ahí está ya el secretario general, "coronado" candidato a la Presidencia del Gobierno después de unas primarias convocadas y no celebradas por incomparecencia de contrario. El resultado de las municipales y autonómicas fue el peor registrado por el PSOE desde 1979, pero la alianzas postelectorales han permitido a la marca acumular un notable poder institucional en Comunidades y ayuntamientos y a Sánchez lucir la medalla en su solapa.

Como al hijo del Alfonso XI, al líder del PSOE no le falta carácter ni determinación y ha sumado el apoyo inequívoco de la mayoría de las bases, pese a los recelos que su personalidad política -más de imagen que de proyecto- aún despierta en los cuadros dirigentes. Envuelto en la bandera de España, esta semana ha intentado buscar remedio para uno de sus flancos débiles -la falta de equipo-, y salir al "extranjero" a buscar aliados. La creación de su llamado "Gobierno en la sombra", con independientes de prestigio en diferentes ámbitos, es el reconocimiento del fracaso de una dirección federal elegida para saldar deudas orgánicas y no de acuerdo a los criterios de mérito y capacidad imprescindibles para la construcción de un proyecto de país. Los nombres de Jordi Sevilla, Rafael Bengoa, Ángel Ubide, Sami Nair, Victoria Camps o Silvina Bacigalupo taparán ahora las carencias de un desconocido y bisoño equipo.

Y como en este PSOE, igual que en el siglo XIV, también es tiempo de odios y venganzas, los inquilinos de Ferraz tampoco se olvidan del flanco orgánico con el que reforzar la posición interna de su "monarca" para ese "día después" al que muchos aguardan. En ese contexto se enmarca la decisión de convocar -como adelantó El Huffington Post el pasado sábado- un congreso extraordinario para elegir nuevo secretario general de los socialistas madrileños. Toda una maniobra que pilló por sorpresa en el PSM, donde se daba por hecho que el cónclave sería tras las generales tal y como había hecho saber la dirección federal cuando hace dos semanas dijo que prorrogaría el mandato de la gestora que dirige la federación desde que Sánchez defenestró a Tomás Gómez y disolvió, por decreto, la organización más convulsa del socialismo.

El equipo de Sánchez tiene la sensación de que el viento sopla a su favor después de salvar los muebles el 24-M y frenar con la exhibición de la bandera de España la ofensiva del PP de llamar al miedo contra un PSOE "radicalizado" y echado en brazos de Podemos. Ahora se dispone a cerrar la crisis madrileña para afianzar su poder ante la posibilidad de no ser en noviembre primera fuerza política, un escenario que le dejaría debilitado para el congreso federal que se celebrará en 2016 y en el que sus críticos dicen que darían la batalla para arrebatarle la secretaría general.

Sara Hernández, la alcaldesa de Getafe, es la apuesta de Ferraz para este nuevo combate que, seguro, tampoco será pacífico. Ninguno lo fue jamás en el PSM. De momento, suenan otros nombres para una contienda que a nadie se le escapa que de librarse será para un mandato de apenas ocho meses, ya que se trata de un congreso extraordinario que no paraliza en ningún caso el tiempo en que ha de celebrarse el ordinario en 2016.

Juan Segovia es el mejor posicionado para ocupar el espacio que la dirección anhela para la alcaldesa de Getafe, también miembro de la gestora que dirige el PSM desde febrero. Diputado en la Asamblea de Madrid y joven promesa del socialismo madrileño, Segovia medita si presentar candidatura o reservarse para el congreso ordinario. Quienes le animan creen que es el momento de asentar posiciones y montar equipos y estrategias con los que sacar al PSM del ostracismo en el que dormita desde hace lustros. La decisión es arriesgada porque, de no imponerse a la candidata oficialista, sus posibilidades de futuro quedarían lastradas.

El más decidido a competir es Carlos Morales, el que fuera rival con escaso éxito de Tomás Gomez en las primarias para elegir candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero el cabeza de lista del Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona, también escucha a los secretarios generales que le animan a dar el paso que él mismo dijo en febrero pasado que estaría dispuesto a dar si hubiera ganado las elecciones municipales. La victoria no llegó, pero no es ningún secreto que el "televisivo" Carmona no ha sido bien tratado por la dirección federal y que en los últimos meses ha buscado cobijo entre las huestes de Susana Díaz.

De nuevo, la federación madrileña mira al Sur a la espera de señales. Y este fin de semana, previo a la aprobación del calendario de primarias que aprobará hoy la gestora, ha sido muy intenso en llamadas. Unas para comentar la iniquidad que exhibe Sánchez en el avance de sus posiciones -incluida la negativa a conceder unos días a Manuel Chaves y Gaspar Zarrías para poder recurrir el suplicatorio del Supremo antes de entrar el acta de diputado- y otras para llamar a la necesaria unidad en torno a Sánchez y sus decisiones a cinco meses de las elecciones generales. Para saber si la historia describe a este otro Pedro como cruel o justiciero, habrá que esperar porque, ya se sabe, que las efemérides las redactan los ganadores.... y en esta guerra, que no es en el siglo XIV sino del XXI, está por ver quién se hace con la victoria.