Detectan el próximo movimiento nuclear de Rusia y ya hablan de "consecuencias impredecibles"
Moscú pretende conectar a su red la central nuclear de Zaporizhia, ocupada al comienzo de la guerra.

Rusia está construyendo nuevas líneas eléctricas en las zonas ocupadas del sureste de Ucrania con el objetivo de conectar a su red la central nuclear de Zaporizhia, la más grande de Europa, capturada al comienzo de la guerra, tal y como ha revelado un nuevo informe de Greenpeace compartido con The New York Times.
Esta infraestructura sugiere un avance tangible hacia la reactivación de la planta, una maniobra que ha generado preocupación internacional por sus riesgos potenciales y sus implicancias geopolíticas.
Sus seis reactores, capaces de generar hasta seis gigavatios de electricidad, suficientes para abastecer a todo Portugal, fueron apagados progresivamente tras la ocupación, y el último fue desconectado en 2023. Desde entonces, la planta permanece inactiva, situada peligrosamente cerca de las líneas del frente en la región ocupada de Zaporiyia.
"El plan de Putin para reiniciar la planta nuclear de Zaporizhia depende de asegurar nuevas líneas de transmisión eléctrica; esta es la primera evidencia física de esos planes", advierte Shaun Burnie, especialista nuclear de Greenpeace Ucrania.
El informe incluye imágenes satelitales, verificadas por The Times, que muestran la construcción desde febrero de más de 80 kilómetros de líneas y torres de alta tensión entre las ciudades de Mariupol y Berdyansk, a lo largo del mar de Azov.
Estas nuevas líneas estarían destinadas a conectarse con una subestación clave cerca de Mariupol, que a su vez enlazaría con la central nuclear a unos 225 kilómetros de distancia. Burnie advierte que Rusia necesitaría construir aún más infraestructuras para conectar plenamente la planta a su red eléctrica, posiblemente hacia la región rusa de Rostov, que limita con territorios ocupados del este de Ucrania.
"Necesitan construir más", insiste Beurnie, destacando que, de las cuatro líneas originales de alta tensión que conectaban la planta a la red ucraniana, dos pasan por territorio controlado por Kiev y otras dos han sido dañadas por los combates. Solo una de ellas habría sido parcialmente reparada, según Olga Kosharna, experta nuclear independiente de Ucrania.
Incertidumbre alarmante
La posibilidad de que Rusia utilice la planta capturada para satisfacer sus propias necesidades energéticas representaría un precedente peligroso. "Sería la primera vez que una nación en guerra se apodera de una instalación nuclear de otro país y la utiliza para su propio beneficio", advierte Kosharna.
Los planes de Moscú no son completamente transparentes. No está claro si pretende reactivar la planta durante el conflicto o si lo hará en una hipotética posguerra. En todo caso, la intención ha sido confirmada por el propio director general de Rosatom, Alexei Likhachev. "Todos sueñan con reiniciar la planta", declaró recientemente. Según Likhachev, uno de los principales desafíos es "reemplazar la red eléctrica".
Sin embargo, Herman Galushchenko, ministro de Energía de Ucrania alerta que "cualquier intento por parte de los representantes rusos de reiniciar las unidades de energía podría llevar a consecuencias impredecibles".
Por su parte, EEUU ha intentado incorporar el futuro de la planta a las conversaciones de paz. Un plan propuesto por la administración de Donald Trump sugiere devolver el control de Zaporizhia a Ucrania, pero bajo gestión estadounidense, para suministrar electricidad tanto a Ucrania como a Rusia. Moscú ha rechazado categóricamente esta posibilidad. "No creemos que ningún cambio sea concebible", dijo el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
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