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El orgullo naval de EEUU se convierte en chatarra y es enviado al fondo del mar

El orgullo naval de EEUU se convierte en chatarra y es enviado al fondo del mar

El próximo año se le pondrá punto y final a su existencia.

El SS United States en el puerto de Philadelphia (EEUU), en una imagen de archivo de 2020.
El SS United States en el puerto de Philadelphia (EEUU), en una imagen de archivo de 2020.Needsmoreritalin via Wikipedia (Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International)

La que fuese la joya de la corona de la Armada de Estados Unidos tiene los días contados. Aunque realmente lleva casi 30 años fuera de servicio, su final definitivo tendrá lugar en muy poco tiempo, ya que será enviado al fondo del mar. Eso sí, con todos los honores.

Halamos del SS United States, un transatlántico de 301 metros de eslora, que contaba con unas características y capacidades impropias para la época (hablamos del año 1950), y unas posibilidades muy por encima de las del resto de buques del mundo. Evidentemente, en la actualidad y después de 60 años, el desarrollo de barcos y transatlánticos ha evolucionado de una forma casi infinita, pero si nos ponemos en contexto, hablamos de un barco único y que tuvo un impacto incuantificable en su momento.

Para entender un poco la importancia de su construcción, hay que situarse en plena Guerra Fría, momento en el que tanto EEUU como Rusia mantenían una disputa por diferenciarse como la mejor potencia del mundo en todos los órdenes, lo que empujó a ambos países a destinar ingentes cantidades de dinero en potenciar su posición ante el mundo.

Es en este momento cuando el gigante estadounidense decidió invertir un total de 78 millones de euros para dar a luz al buque más imponente de la historia y que se ubicaría en los astilleros Newport News Shipbuilding (Virginia).

Tras dos años de construcción -finalizó en 1952-, el mundo entero vio nacer al transatlántico más grande del momento, que a sus 301 metros de eslora se le sumaban 31 de manga y con un desplazamiento de más de 47.000 toneladas.

Y a todas estas características se les suma su facilidad para navegar en alta mar, a una velocidad de crucero de 59 km/h y a una velocidad máxima de 70 km/h, siendo capaz de recorrer 18.500 km a 64 km/h de media, por lo que se trataba de una herramienta extremadamente útil a la hora de realizar misiones de rescate o largo alcance en caso de emergencia.

De los 78 millones que costó, es importante recalcar que 50 fueron abonados por el gobierno de EEUU, por lo que podría usarse en caso de que se necesitara en misiones militares, siendo capaz de transportar hasta a 15.000 soldados, aunque llegó a ser necesario. Sin embargo, que el gobierno norteamericano colocara tal cantidad de dinero sirvió para que su construcción fuese dotada de los mejores materiales para aquel entonces.

Sin embargo, en los últimos años de los 60, llegó el momento de la debacle debido al interés creciente en el mundo por la aviación transatlántica, lo que hizo que no hiciera falta continuar invirtiendo en un barco de tales dimensiones con inferiores prestaciones en cuanto al traslado de pasajeros.

Y sin ser utilizado, aunque sí trasladado de un puerto a otro, llegó hasta 1996, cuando fue amarrado en el puerto de Filadelfia, quedando en el olvido, oxidándose y sin ninguna opción de ser rehabilitado. Allí se iba a quedar hasta ahora, cuando se ha decidido que definitivamente, en el año 2026 será hundido en el fondo del mar, aunque se abrirá un museo y un centro para los visitantes en el que se podrán rememorar las hazañas y conocer la historia del transatlántico que un día fue la joya de la corona naval de EEUU.