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El país que no existe en los mapas sobresale por monedas de plástico odiadas por la gente mayor del territorio

El país que no existe en los mapas sobresale por monedas de plástico odiadas por la gente mayor del territorio

Cuenta con poco más de 4.000 kilómetros cuadrados.

Tiraspol, TransnistriaGetty Images

Transnistria, un territorio no reconocido por la comunidad internacional, se ha convertido en uno de los lugares más peculiares y controvertidos del planeta. Ubicada entre Moldavia y Ucrania, cuenta con una extensión de apenas 4.000 kilómetros cuadrados y una población que supera ligeramente el medio millón de personas. Aunque su independencia no es reconocida por ningún Estado del mundo, el territorio mantiene un gobierno propio, moneda y hasta un equipo de fútbol que se ha hecho famoso internacionalmente: el Sheriff Tiraspol.

Este enclave, con capital en Tiraspol, es conocido no solo por su simbolismo comunista (con la hoz y el martillo todavía presentes en su bandera y moneda), sino también por una serie de decisiones económicas que han dejado a más de uno desconcertado. Una de las más polémicas ha sido la emisión, en 2014, de una moneda de curso legal hecha de plástico. Mientras que la medida fue presentada como una innovación por parte del Banco Central de Transnistria, la reacción de la población, especialmente de la gente mayor, ha sido negativa.

Las monedas plásticas, que reemplazaron a las tradicionales de metal, están decoradas con las caras de importantes figuras históricas rusas. Sin embargo, la introducción de este material ha causado gran incomodidad entre los ciudadanos más mayores, quienes se sienten incómodos con el tacto y la durabilidad de estas nuevas monedas. "Es imposible confiar en algo tan frágil", comenta Iván, un residente de Tiraspol de 67 años, quien lamenta que la economía local se haya alejado de los métodos tradicionales.

El rublo de Transnistria, que sólo tiene validez dentro del territorio, se encuentra a una tasa de cambio flotante que ronda los 10 rublos por euro, lo que genera cierta volatilidad en las transacciones comerciales con países vecinos. A pesar de su cercanía a Europa y su dependencia económica de Rusia, la situación financiera del país sigue siendo complicada. Las industrias pesadas y la producción de energía siguen siendo los pilares de la economía transnistriana, pero la falta de reconocimiento internacional sigue limitando su crecimiento en el mercado global.