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"Es como un sándwich": Israel acorrala a los gazatíes presionando para que huyan al sur

"Es como un sándwich": Israel acorrala a los gazatíes presionando para que huyan al sur

Los ataques a barrios superpoblados están sembrando el pánico, y empujando a la gente a escapar para salvar la vida. Dentro quedan no menos de 500.000 civiles. La ONU habla de situación "cataclísmica". Hay mujeres pariendo en el camino.

Palestinos huyendo por la calle Rashid hacia las zonas del centro y sur de Gaza, llevando sus pocas pertenencias, el 14 de septiembre de 2025.Hassan Jedi / Anadolu via Getty Images

La operación terrestre de Israel en la ciudad de Gaza, lanzada el 16 de septiembre, avanza como una apisonadora, acabando con edificios, vidas y esperanzas. Un cerco, un aplastamiento, que hoy está previsto que se complique, porque Tel Aviv cerrará una de las carreteras que atraviesa la Franja de norte a sur, que abrió el miércoles para que la población de la capital escape forzosamente hacia el sur. Quedará, pues, una sola vía. Y se teme que, entonces, los ataques se intensifiquen y la crisis humanitaria se dispare. 

De momento, el Ejército israelí está avanzando hacia el centro de la ciudad desde dos direcciones, acorralando a los residentes y obligándolos a dirigirse hacia la costa en un intento de expulsarlos del mayor centro urbano del enclave. "Es como un sándwich", resume la cadena de televisión qatarí Al Jazeera. La imagen es clara, aunque el hambre esté de fondo. 

El portavoz del ejército israelí, Nadav Shoshani, dijo este jueves a la agencia Reuters que la infantería, los tanques y la artillería estaban ya avanzando hacia el centro de la capital, respaldados por la fuerza aérea, con el objetivo de aplicar presión a Hamás. Periodistas locales presentes en el terreno, como Hani Mahmoud, de la citada Al Jazeera, añaden que las tropas invasoras estaba avanzando desde el noroeste y el sureste, "atrapando a la gente en el medio" y empujándola hacia el oeste de la ciudad, donde se encuentra la carretera costera al-Rashid que conduce al sur. La única que quedará abierta. "Los ataques a barrios superpoblados están sembrando pánico y miedo, y empujando a la gente literalmente a huir para salvar la vida. Estamos viendo oleadas de personas que hacen precisamente eso", declaró, informando desde Nuseirat, en el centro de Gaza.

Los habitantes de la ciudad informan sobre ataques incesantes, incluidos ataques aéreos con drones y aviones de combate y detonaciones de robots controlados a distancia, una especie vehículos no tripulados llenos de explosivos que el Ejército israelí ha estado desplegando para volar barrios a medida que avanza hacia el interior. La situación en la ciudad es "nada menos que cataclísmica", como indicó a la BBC Olga Cherevko, portavoz de la oficina humanitaria de la ONU. La Organización Mundial de la Salud (OMS) avisa de que los hospitales, desbordados, están al borde del colapso porque se les impide entregar suministros que salvan vidas. 

Israel, como quien oye llover, elude esas críticas e insiste en que sus fuerzas siguen "desmantelando la infraestructura terrorista y eliminando terroristas" y que sus objetivos son liberar a los rehenes que aún retienen Hamás y derrotar a hasta 3.000 combatientes en lo que ha descrito como el "principal bastión" del grupo. De los civiles no habla. 

Al menos 40 personas murieron en la ciudad de Gaza el jueves, según el Ministerio de Salud de la franja. 

"La situación de Gaza capital es nada menos que cataclísmica"

Colapso de líneas vitales

En medio de escenas apocalípticas de estas horas, las familias que huían se enfrentaban a la desgarradora perspectiva de un nuevo desplazamiento en un territorio carente de zonas seguras, sólo que esta vez con la posibilidad muy real de no volver nunca más a casa. Israel insiste en que el sur tiene reservados espacios protegidos, como Al Mawasi, pero alguno había ya antes y eso no los ha salvado de ataques. No hay garantías de que ahora vaya a ser diferente. 

Aun así, muchos se han quedado. La Oficina Central Palestina de Estadísticas afirma que aproximadamente 740.000 personas -aproximadamente el 35% de los 2,1 millones de habitantes de Gaza- seguían en el norte del enclave hasta el martes. Las cifras podrían disminuir, apunta, ya que los continuos ataques israelíes están expulsando a más personas y desapareciendo los servicios básicos. Israel, de hecho, estima que unas 500.000 personas han escapado ya, pero en la zona había un millón, según las ONG locales y las Naciones Unidas, por lo que queda, como poco, otro tanto de gazatíes cercados, porque no han podido o no han tenido ya fuerzas de marcharse, tras casi dos años de ofensiva, que esta semana ha superado los 65.000 asesinados.

Cherevko, que trabaja para la oficina humanitaria de la ONU en la ciudad central de Deir al-Balah, puso como ejemplo su caso: viajó a la ciudad de Gaza hace dos días, un viaje de ida y vuelta de 29 kilómetros que le llevó 14 horas. Y ella tenía medios potentes para moverse, un coche, no un carro, un burro, una bicicleta o los propios pies, como los ciudadanos palestinos. Un desplazamiento, denuncia además, rodeado de ataques de Israel, que caen "muy cerca".  

Familias palestinas obligadas a huir de la ciudad de Gaza debido a los ataques israelíes buscan refugio en la zona de al-Mawasi de Khan Yunis, el 17 de septiembre de 2025.Hani Alshaer / Anadolu via Getty Images

La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha advertido de que los últimos recursos vitales de la ciudad de Gaza se estaban derrumbando y los bienes, de alimentos a agua y medicina, agotando por completo. La OCHA acusa a Israel de "bloquear sistemáticamente" los esfuerzos para llevar ayuda a la gente, citando el cierre del cruce de Zikim hacia el norte de Gaza azotado por la hambruna y las prohibiciones de ciertos alimentos. 

El jefe de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha denunciado que la ofensiva israelí estaba "obligando a familias traumatizadas a vivir en una zona cada vez más reducida e inadecuada para la dignidad humana". "Los heridos y las personas discapacitadas no pueden ponerse a salvo, lo que pone sus vidas en grave peligro", escribió en X. "Los hospitales, ya desbordados, están al borde del colapso a medida que la creciente violencia bloquea el acceso e impide que la OMS entregue suministros vitales".

La ONU afirma que actualmente hay alrededor de 1.790 camas de hospital para los 2,1 millones de habitantes de Gaza, lo que resulta en tasas de ocupación de entre el 180 y el 300% en los 17 hospitales que permanecen parcialmente funcionales en todo el territorio. Diez de esos hospitales están en la ciudad de Gaza y uno en otra parte del norte de Gaza. El Fondo de Población de las Naciones Unidas ha desvelado, también, que las mujeres se ven obligadas a dar a luz en las calles, sin hospitales, médicos ni agua potable.

Fuera de la ciudad de Gaza, al menos 10 palestinos murieron por fuego israelí en otras partes del enclave, según fuentes médicas locales. El Ejército israelí informó que cuatro de sus soldados murieron en la madrugada en la ciudad de Rafah, al sur de Gaza. Es uno de los mayores miedos de sus mandos, que caigan más, sobre todo por la operación terrestre, con Hamás conociendo bien cada rincón de la franja, incluso machacada. 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) en Palestina ha denunciado en las redes sociales el "flagrante desprecio" de Israel por los requisitos legales internacionales de distinguir entre combatientes y civiles en sus ataques aéreos sobre Gaza. Una tendencia sistemática desde inicios de la ofensiva, tras los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 (1.200 asesinados, 250 rehenes).

De nuevo, el veto de EEUU

Y mientras Israel ampliaba su ofensiva ayer jueves, Estados Unidos vetaba una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto el fuego en Gaza, el levantamiento de las restricciones a la ayuda a Gaza y el regreso de los rehenes retenidos por Hamás. Todo eso no fue suficiente para el amigo americano de Tel Aviv, que reclamaba una condena expresa al partido-milicia. 

El documento, presentado por los diez miembros no permanentes del Consejo (Argelia, Dinamarca, Eslovenia, Grecia, Guyana, Pakistán, Panamá, República de Corea, Sierra Leona y Somalia), recibió el apoyo de todos los miembros permanentes (Rusia, China, Francia y Reino Unido) a excepción de Estados Unidos, lo que impidió su aprobación.

"Nuestra oposición a esta resolución no será ninguna sorpresa. No condena a Hamás ni reconoce el derecho de Israel a defenderse, y legitima erróneamente las falsas narrativas que le benefician y que lamentablemente han encontrado eco en este consejo", apuntó la representante estadounidense, Morgan Ortagus, antes de la votación, informa EFE. 

Estados Unidos ha vetado ya más de 50 resoluciones críticas con Israel desde que existe el Consejo de Seguridad.

Ortagus insistió ante el Consejo, que hoy celebra su sesión número 10.000, que Hamás es responsable de "empezar y continuar esta guerra", que podría acabar hoy mismo si el grupo "libera a los rehenes y renuncia a las armas". Y señaló que la alusión a los rehenes en esta resolución es "una mera idea de último momento": "Estados Unidos nunca aceptará esto. El presidente Trump nunca lo aceptará".

Esta no es la primera vez que el país norteamericano veta una resolución de la ONU que pide un cese de hostilidades en la Franja, algo que se ha repetido en otras cinco ocasiones desde que comenzó la guerra en Gaza, algunas de ellas bajo el gobierno del demócrata Joe Biden.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

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Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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