Ucrania desarrolla la gran maniobra de engaño en una ciudad asediada que hace a las fuerzas rusas recular
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Ucrania desarrolla la gran maniobra de engaño en una ciudad asediada que hace a las fuerzas rusas recular

Las tropas ucranianas lograron rotar tropas, evacuar heridos y reabastecer la ciudad semicircunvalada de Myrnohrad sin sufrir bajas.

Un residente camina junto a un edificio destruido mientras continúa la guerra entre Rusia y Ucrania, el 14 de noviembre de 2024, en Myrnohrad, óblast de Donetsk, Ucrania.Anadolu via Getty Images

Rusia confirmó el sábado que mantiene el cerco sobre Pokrovsk y aseguró haber repelido varios intentos ucranianos de romper el asedio durante las últimas 24 horas. Según sus cifras, Ucrania habría perdido hasta 270 militares en esta zona en un solo día. 

Sin embargo, mientras Moscú presume de consolidar su presión en la región, Kiev ejecutó hace unos días una de sus operaciones más complejas y coordinadas en meses: un golpe de distracción magistral que permitió rotar tropas, evacuar heridos y reabastecer la ciudad semicircunvalada de Myrnohrad sin sufrir bajas.

La semana pasada, las unidades ucranianas lanzaron una serie de contraataques sincronizados a lo largo del frente de Dobropillia, con el objetivo de bloquear y aislar el cerco ruso sobre Myrnohrad, informó Euromaidan Press. La ofensiva rusa reaccionó con rapidez, pero el mando ucraniano tenía un plan mayor: una maniobra que combinara precisión aérea, presión terrestre y una operación psicológica destinada a alterar las prioridades del Kremlin.

Bombas Jdam y drones: el preludio del engaño

La primera fase fue un ataque quirúrgico contra posiciones rusas cerca de Ródinske. Tras detectar a operadores de drones enemigos desplegados en una mina al este de la localidad, un caza Su-27 ucraniano lanzó una bomba guiada GBU-62 Jdam que destruyó por completo la base de lanzamiento. 

Minutos después, otro grupo de infiltrados rusos fue localizado en un edificio en las afueras de Ródinske. De nuevo, una bomba Jdam redujo la posición a escombros, acabando además con varios oficiales que coordinaban acciones en el sector.

La presión continuó con una secuencia de golpes consecutivos. En un edificio cercano dentro de la localidad, drones ucranianos avistaron otro agrupamiento ruso. Un tanque abrió fuego y eliminó al contingente antes de que pudiera reorganizarse. Al mismo tiempo, en un complejo industrial cercano, las fuerzas aéreas ucranianas lanzaron nuevos misiles Jdam: el primero fue desviado por interferencias electrónicas rusas, pero el segundo impactó de lleno en el objetivo.

Todo esto no era un avance al uso, sino un preludio milimétrico a la maniobra principal: alejar a las fuerzas rusas del flanco norte de Myrnohrad y sembrar confusión sobre las verdaderas intenciones ucranianas.

Un asalto simulado que desconcentra a Rusia

Tras los ataques, las unidades ucranianas simularon un asalto masivo desde múltiples flancos para obligar al mando ruso a pasar de la ofensiva a la defensa. La maniobra funcionó. Moscú, convencido de que estaba ante el inicio de una ruptura del frente, desvió reservas y concentró su vigilancia en Dobropillia.

Fue entonces cuando se reveló la verdadera naturaleza de la operación. Mientras las tropas rusas se ataban al engaño, Ucrania llevó a cabo una rotación parcial de fuerzas en Myrnohrad, permitiendo la evacuación de heridos y el reabastecimiento de municiones y provisiones esenciales. Todo ello, sin perder un solo soldado en el proceso.

Las contramedidas electrónicas ucranianas desviaron la atención de las unidades de reconocimiento rusas, lo que permitió el paso seguro de los convoyes de evacuación. Parte del personal en primera línea fue extraído hacia posiciones más seguras, mientras que los defensores restantes se reorganizaron para sostener la nueva línea interior.

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