Una pregunta desde el Reino Unido: ¿por qué España no es nativista como las demás?

Una pregunta desde el Reino Unido: ¿por qué España no es nativista como las demás?

El populismo xenófobo lleva años acechándonos. Ya se ha adueñado de Estados Unidos y de Hungría, apretó a Austria, y ahora amenaza en Francia, Holanda y Alemania. España, por ahora, parece vacunada contra este mal, y muchos se preguntan por qué.

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Manifestación neonazi en Madrid en mayo de 2016.

El populismo xenófobo lleva años acechándonos. Ya se ha adueñado de Estados Unidos y de Hungría, apretó a Austria, y ahora amenaza en Francia, Holanda y Alemania. España, por ahora, parece vacunada contra este mal, y muchos se preguntan por qué.

Suelen darse varios argumentos para explicar por qué en España no triunfa (todavía) el populismo xenófobo: el recuerdo de la dictadura franquista, la falta de liderazgo y las desavenencias internas dentro de la extrema derecha, su integración en un sector del Partido Popular, la pluralidad de sentimientos de pertenencia nacional en distintos puntos del Estado, la canalización del descontento popular a través de Podemos y de otras plataformas, etc.

Todos estos argumentos, y seguramente algunos otros más (¿el papel de los medios de comunicación?), parecen relevantes. Posiblemente sea cierto que la situación concreta de España se explique a la luz de varios factores, pero sería bueno afinar el análisis intentando concretar el peso relativo de cada uno de ellos. El manido Spain is different no es suficiente.

En este sentido, un estudio recientemente publicado por el centro de opinión Ipsos Mori resulta sugerente. Según esta encuesta realizada a 16.500 personas de 23 países, España tiene una tasa de percepción de ruptura del sistema particularmente alta, comparable a la de Polonia, Brasil o Méjico. La confianza en el gobierno, partidos políticos, organismos internacionales, administración de justicia, bancos y medios de comunicación es también de las más bajas.

El populismo xenófobo surge del cruce de dos condiciones: una gran desafección política y un alto sentimiento "nativista" o creer que el pasaporte del país en el que vives te hace merecer más.

Según los datos de Ipsos Mori, el populismo xenófobo surge del cruce de dos condiciones necesarias, si bien quizá no suficientes: por un lado, un alto grado de desafección política, pero por otro lado, un alto sentimiento "nativista", es decir, la creencia de que el pasaporte del país en el que vives te hace merecer más, por ejemplo, acceso prioritario al trabajo, asistencia sanitaria o prestaciones sociales. Si bien están bien servidos de desafección, los españoles parecen ser poco nativistas, mucho menos que sus vecinos. Los países con mayor riesgo en atención a ambos criterios, desafección y nativismo, son Hungría, Francia, Italia, Turquía e Israel. En el cuadrante opuesto tenemos a Suecia, Japón, Alemania y Canadá.

Ni Estados Unidos ni el Reino Unido están entre los países más peligrosos, y sin embargo ahí tenemos a Donald Trump y a Nigel Farage. Por otro lado, AfD en Alemania no debería asustarnos tanto; no obstante, nos asusta, y probablemente con razón. Es evidente que el problema no se limita a sumar desafección y nativismo, pero ambos parecen ser factores clave a escala internacional.

Reflexiono sobre todo esto desde Finsbury Park, uno de los barrios más diversos de Londres. Hace unas semanas escribí un post en este blog (en inglés) sobre la aparente aceptación acrítica en buena parte de la clase política británica de la idea de que los extranjeros son (somos) un problema. En el artículo propuse una comparación con España. Ambos países tienen una tasa de extranjería parecida, alrededor del 13%. Sin embargo, la crisis se cebó más con España y con otros países del sur de Europa, el desempleo es tres veces menor en el Reino Unido, y este país tiene una larga trayectoria de inmigración, mientras que para España no deja de ser un fenómeno relativamente nuevo, con no mucho más de dos décadas.

Teniendo esto en cuenta, ¿cuál es la razón por la que, según las encuestas, la inmigración es el principal motivo de preocupación para el 42% de los británicos pero sólo lo es para el 9% de los españoles?

Y cuando encontremos la respuesta, inmediatamente tendremos que hacernos una segunda pregunta: Por el bien de España y de los que viven allá, ¿cómo asegurarnos de que esto siga siendo así?