Unos pescadores salieron a por cangrejos en el Mar del Norte y regresaron de su viaje con una piedra de 70 a 100 kilogramos que huele a resina de árbol. "Todavía no sabemos qué es eso. Lo trajimos a tierra el viernes", afirmó Claussen a la Agencia Alemana de Prensa en Büsum. 

Una muestra del misterioso trozo ha sido entregado a un técnico de laboratorio químico que en unas semanas espera conocer el origen del fragmento. "Esperamos que también valga la pena", admiten André Claussen y su equipo.

Según explica Claussen, debido al peso de la roca las redes de pesca acabaron abriéndose, lo que le supuso un coste cercano a los 1.000 euros, por lo que espera que su hallazgo le compense los daños. "Pero me temo que no será nada caro", critica. 

Las primeras investigaciones sugieren que podría tratarse de ámbar gris u otro tipo de ámbar, aunque lo más probable es que se trate de una resina extraída de los árboles. "Tal vez sea solo colofonia", lamenta el hombre. 

Actualmente, el pescador conserva el fragmento en su almacén, a la espera de que alguien se ponga en contacto con él. "Tal vez se ponga en contacto con un instituto de investigación o una empresa que quiera investigar el fragmento más de cerca o que esté interesado en él"