Un experto en plagas advierte del elemento del jardín que hace que las ratas se "apoderen de la casa"
Con el calor, los jardines se llenan de vida… y no toda es bienvenida. Un especialista señala el descuido que convierte tu patio en territorio roedor.

El verano trae cenas al aire libre, más tiempo en el jardín y… ratas. Sí, así como suena. Los meses de calor no solo favorecen los encuentros sociales, también multiplican las visitas indeseadas. Pero lo más preocupante es que muchas veces somos nosotros quienes, sin saberlo, les ponemos la alfombra roja. Un especialista en control de plagas ha dado la voz de alarma sobre un error común que convierte los jardines en el paraíso de los roedores.
Según recoge Glasgow Live, el responsable de la compañía BASF Pest Control Solutions, Laurence Barnard, ha explicado que "las ratas se sienten atraídas por los jardines porque allí encuentran todo lo que necesitan para vivir: comida, agua y refugio”. Es normal que se le eche la culpa del origen de las plagas de roedores a los cubos de basura o a los restos de comida, hay un elemento que se ignora y que también puede ser tan problemático: los compostadores que no llevan tapa.
El buffet libre está en tu jardín
Durante el verano, se cena más en la terraza, se dejan restos de comida por ahí, las puertas se quedan abiertas, los bebederos de mascotas no se recogen y los grifos gotean sin control. Todo eso, para una rata, es como encontrar un hotel con pensión completa. Pero lo que realmente dispara las alarmas son esos compostadores que muchos tienen en el jardín como parte de una rutina ecológica.
“El compost sin cubrir es una fuente constante de alimento. Los restos orgánicos en descomposición son un festín para los roedores”, explica Barnard. Pero no es lo único: “Los comederos de pájaros también pueden atraerlos, sobre todo cuando las semillas caen al suelo, igual que los cuencos de comida y agua para mascotas si se dejan fuera toda la noche”, ha señalado al diario escocés.
Además, zonas con vegetación sin podar, trasteros abarrotados, pilas de madera y cobertizos abandonados son escondites ideales para que las ratas se instalen sin ser vistas. “Una vez encuentran un lugar así, con acceso fácil a comida y agua, se quedan. Y si no se toman medidas, pueden acabar apoderándose de la casa”, advierte el experto.
Barnard recomienda revisar el jardín con ojo crítico: cerrar bien los cubos de basura, vaciar bebederos y tazones por la noche, sellar bien los compostadores y mantener el jardín despejado. “Cuanto menos cómodo sea para ellas, menos posibilidades habrá de que se instalen”, zanja. Porque una vez entran, sacarlas no es tarea fácil. Y nadie quiere compartir terraza con una colonia de ratas.