Austria gana Eurovisión, Israel es segunda y la diva Melody cae al antepenúltimo puesto
El joven austriaco JJ prolonga la etapa dorada del pop operístico en el festival con una propuesta con sello español en su puesta en escena. Estonia, la sorpresa de la noche al quedar en tercera posición.

El cantante austriaco JJ ha ganado este sábado la final del festival de Eurovisión 2025, que ha tenido lugar en Basilea (Suiza). El intérprete, que ha vencido con la canción Wasted Love, logró convertirse en la favorita del jurado y superó por un margen muy estrecho a Israel, que quedó segunda. La diva Melody, que representaba a España, se tuvo que contentar con la antepenúltima plaza (el número 24), con sólo 37 puntos. Un resultado que la propia RTVE ha calificado de "decepcionante". "Los jurados profesionales no han reconocido su capacidad vocal. Ella no lo ha podido hacer mejor. Un resultado como este es una decepción", señaló a la conclusión del certamen Ana María Bordás, jefa de la delegación de España. El puesto 24 es, de hecho, el peor resultado para España desde 2021 con Blas Cantó.
En concreto, Melody recibió 27 puntos del jurado (2 de Suecia, 5 de Azerbaiyán, 5 de Malta, 5 de Francia y 10 de Albania) y 10 del televoto (6 de Portugal, 1 de Irlanda y 3 del "resto del mundo"). Reforzada por el éxito comercial de su propuesta, la sevillana derrochó voz y carisma durante los tres minutos de canción, de la misma manera que demostró las tablas y la confianza de una artista acostumbrada desde niña a pisar escenarios. Todo una muestra de garra y talento, que el público presente en el estadio St. Jakobshalle recompensó con una gran ovación.
"Hemos hecho un gran trabajo. Vocalmente estoy muy feliz del resultado y los bailarines son unos máquinas", contaba Melody horas después de la final en un vídeo grabado ya en su hotel. La andaluza, visiblemente decepcionada, ha lamentado que "prevalezcan otras cosas" sobre el arte y la música y ha dado las gracias a España por el cariño recibido en estos últimos días. "Me han mandado no sé cuántos vídeos de estadios llenos en diferentes partes del país para ver la actuación. No me olvidaré jamás", ha señalado.
Durante toda la actuación, Melody actuó como una diva nacida para lucirse ante la cámara. Su propuesta escénica, claramente diferenciada de la vista hace unos meses en el Benidorm Fest, arrancó con el protagonismo de la silueta de Melody a contraluz. Poco a poco, los focos fueron desvelando un espectacular vestido negro de volantes que pretendía reinterpretar la tradicional bata de cola andaluza, una conexión directa con las raíces de la cantante. De silueta estructurada, sus volúmenes evocaban las espinas de un rosal, en alusión a la propia letra de Esa diva. El look, del ilicitano Gustavo Adolfo Tarí, quedaba completado con un sombrero cordobés de ala ancha que, en un momento dado, Melody dejó caer al suelo.
El show, bastante trabajado tanto en la parte de realización como de iluminación, buscó sorprender al espectador en cada segundo de actuación. Por ejemplo, de la 'kilométrica' bata de cola emergieron los cinco bailarines que acompañaron a la cantante durante parte del número. De igual modo, Melody improvisó una alfombra roja bajo los flashes de luz derrochando glamour y complicidad, con beso a la cámara incluido.

Como si se tratara de un teatro con 170 millones de personas de espectadores contemplándola, Melody asomó deslumbrante desde detrás de un telón con un atrevido body plateado, elaborado de forma artesanal con flecos y más de 15.000 cristales de diferentes tamaños. Comenzaba así la parte más dinámica de la actuación, donde la representante española también demostró con creces sus habilidades para el baile.
El punto álgido de la coreografía llegó cuando la sevillana se subió a una plataforma con textura de mármol blanco para hacer con sorprendente sencillez el largo agudo de su tema, mientras la lluvia de fuego elevaba el show. De hecho, la cantante no dudó en cerrar su actuación tirando el micrófono y haciendo una arriesgada acrobacia con la que dio una vuelta completa ayudándose de uno de los bailarines. Entre la ovación del público, Melody tampoco olvidó hacer su conocido gesto del "helicóptero", revolviéndose en pelo con la mano.
El puesto 24 sabe a poco para la delegación española, dado que en las últimas semanas la candidatura se había convertido en una de las favoritas del público eurofán. Pero, de nuevo, RTVE tropieza ante sus propias expectativas y no sabe sacar a España de los últimos puestos de la tabla tras el chanelazo. Un resultado que obligará a RTVE a ahondar en los cambios profundos que ya anunció hace unas semanas de cara a la quinta edición del Benidorm Fest. Porque detrás del éxito viral de Esa diva no pueden taparse las necesidades urgentes de renovación que la preselección española necesita para competir seriamente por el micrófono de cristal.
Un trofeo que este año fue para el austriaco JJ, con su tema pop operístico Wasted Love. El joven cantante, de sólo 24 años, fue la opción más apoyada del jurado y cuarta en el televoto. Su propuesta sigue la estela de Nemo, el ganador del año pasado, al apostar por una fusión del pop y canto lírico, producción contemporánea y una interpretación vocal intensa. La letra aborda las emociones y la vulnerabilidad tras un desamor, culminando en un clímax explosivo con toques electrónicos.
La puesta en escena, muy cinematográfica, mostraba a JJ a la deriva en un ficticio barco haciendo frente a una fuerte tempestad. Una actuación con fuerte carga emocional que reforzaba el dramatismo y la simbología de la canción. El uso de planos cinematográficos ha conseguido elevar y subrayar la voz operística del representante austriaco.
La victoria de Austria, la tercera de su historia, tiene también sello español puesto que el director artístico Sergio Jaén ha sido el encargado de diseñar su escenografía. Un talento emergente que ya deslumbró el año pasado con la puesta en escena de la irlandesa Bambie Thug (que acabó sexta) y que ahora se corona con esta victoria como el escenógrafo más cotizado dentro del 'universo eurovisivo'.
Austria vuelve así a la gloria eurovisiva once años después del triunfo de Conchita Wurst y su Rise Like a Phoenix. Lo logró por los pelos, puesto que Israel se mantuvo hasta el final al frente de la clasificación una vez que - como se esperaba - fue la más votada por el televoto con 297 puntos (incluido el '12' de España). Rozó la gloria por unos instantes y sólo un discreto voto del jurado (60 puntos) le apartó del triunfo. Israel explotó la historia de su intéprete, una de las supervivientes del ataque de Hamás en el festival musical de Supernova el 7 de octubre de 2023, el cual tuvo lugar cerca de la Franja de Gaza. Su balada, simple e interpretada de manera correcta, tenía por título New day will rise (Un nuevo día llegará) y era abiertamente - según sus propias palabras - un tributo a las víctimas del festival.
Un año más, la presencia de Israel en el concurso ha generado conflictos y tensiones tanto en el interior del estadio - con abucheos a su propuesta y algunos espectadores expulsados - como fuera, con concentraciones en contra de la participación de dicho país en el concurso. De hecho, RTVE publicó en los segundos antes de la retransmisión un mensaje a favor de Palestina antes del arranque de la retransmisión de la final de Eurovisión 2025. "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina", se ha podido leer en español y en inglés como respuesta a las amenazas de la UER (Unión Europea de Radiodifusión) de posibles multas a la cadena pública por difundir mensajes de apoyo al pueblo palestino durante la emisión del festival.
La gran sorpresa de la noche ha sido el estonio Tommy Cash, que con su Espresso Macchiato ha sido aupado por el público hasta la medalla de bronce. Un éxito para un artista irreverente que satirizaba en su canción los estereotipos de los italianos. Superó por más de treinta puntos a los representantes suecos KAJ, que con su canción dedicada a la sauna estuvieron al frente de las casas de apuestas desde hace meses. Finalmente, tuvieron que conformarse con el cuarto puesto. Mientras, el italiano Lucio Corsi mantuvo a su país en los primeros puestos de Eurovisión con su delicada Volevo essere un duro, quinto en la clasificación final.
El festival de este año, con votaciones muy desconcertantes en algunos tramos, dejó además momentos dramáticos, como el zero points a la suiza Zoë, que había sido la segunda más votada por el jurado y que aspiraba a poder dar un segundo triunfo consecutivo a Suiza. Pero no fue la única: el trío británico Remember Monday repitió el cero del televoto que ya el año pasado se llevó Olly Alexander. Y toda una estrella de la música de los dos mil, como Gabry Ponte, acabó último en la clasificación con su himno Tutta L'Italia. Resultados controvertidos de un festival, de nuevo, que ha acaparado más titulares por lo extramusical y que no pasará a la historia por su elevada calidad musical.