Muchos creen que el churro viene de España, pero el origen de este clásico de los desayunos está en la otra punta del mundo
Uno de los dulces más queridos y polivalentes.

Crujiente por fuera, tierno por dentro y casi inseparable de una taza humeante de chocolate o café: el churro se ha convertido en un símbolo de desayunos y meriendas en España y gran parte de América Latina. Sin embargo, la genealogía de este bollo frito tiene una trayectoria menos local de lo que popularmente se imagina ya que, pese a lo que muchos se puedan pensar, este manjar no nació en la península ibérica ni en tierras latinas.
Su origen se encuentra al otro lado del mundo, concretamente en China, donde hace siglos se creó un desayuno cuanto menos original que tiene la misma esencia que el churro. Numerosas teorías sitúan como antecedente oficial al youtiao, una masa frita salada que se consume en China desde el siglo XII. La leyenda que acompaña a este alimento es tan antigua como amarga, ligada a un episodio histórico dramático.
Según relatos populares, su forma alargada de dos tiras unidas nació de la traición del ministro Qin Hui, responsable de la muerte del general Yue Fei, considerado héroe nacional. Los panaderos de Hangzhou crearon esta masa alargada frita como símbolo de protesta, en el que las dos tiras unidas son realmente figuras que representaban al traidor y su esposa. Con el tiempo, este alimento pasó a formar parte del desayuno chino y se extendió rápidamente.
¿Cómo llega a Europa?
Al otro lado del charco, el youtiao se suele acompañar tradicionalmente con leche de soya, arroz o salsas picantes, nada que ver a cómo se consume el churro en tierras hispanohablantes. Esta receta llegó a Europa gracias a viajes de marineros y comerciantes portugueses que estuvieron en puertos chinos durante los siglos XV y XVI, donde conocieron el youtiao y llevaron la técnica de freír masa al óleo de vuelta al Atlántico.
En la península ibérica los cocineros locales han reinventado la receta: dulcificaron la masa, la adaptaron al trigo europeo y cambiaron la presentación hasta desembocar en el churro tal como lo conocemos hoy. “Los portugueses probablemente trajeron el concepto a España y, a lo largo de los siglos, dominamos la técnica para prepararlos”, explica el chef español José Antonio Navarro Cortes, quien ha vivido durante años en Hong Kong, en declaraciones recogidas por South China Morning Post.
Hoy el churro es un plato de lo más polivalente: largo, enroscado, relleno de crema, cajeta o chocolate… Se consume en múltiples formatos y convive con su “pariente” oriental en mercados y puestos callejeros. Si algo queda claro para el paladar contemporáneo es que el churro no necesita pasaporte, puesto que el gesto de mojarlo en chocolate o disfrutarlo solo conecta siglos y rutas de intercambio.
