Rick Steves, experto en viajes: "Si ves este cartel en un restaurante español o de Europa, es una trampa para turistas"
Un consejo para disfrutar de una verdadera inmersión gastronómica.

Cuando viajamos, es fácil dejarnos llevar por la emoción del destino y olvidar que muchas ciudades están llenas de trampas para turistas diseñadas para aprovecharse del visitante despistado. Entre todas ellas, los restaurantes son quizá las más habituales: locales situados en las zonas más concurridas, con cartas enormes en varios idiomas y reclamos llamativos que prometen “comida auténtica”.
Suelen atraer por comodidad, pero a menudo ofrecen platos poco representativos, precios inflados y una experiencia culinaria alejada de lo que realmente comen los locales del lugar. Por eso, saber identificar estas señales puede marcar la diferencia entre una comida mediocre para turistas y una verdadera inmersión gastronómica. En este contexto, el reputado guía y divulgador de viajes Rick Steves ha compartido un consejo para no caer en la trampa.
“Si eres un comensal inteligente, no vas a la plaza más concurrida y cara a buscar un menú que diga, en letras grandes en inglés, ‘no frozen food’ (o su variante, sin comida congelada)”, asegura el experto. Según Steves, ese tipo de rótulos son más una estrategia para atraer transeúntes desprevenidos que una señal fiable de calidad culinaria, ya que un restaurante que usa ingredientes frescos y locales no necesita anunciarlo con letras grandes y llamativas.
¿Qué se debe hacer?
En un vídeo dedicado a cómo comer bien en Europa, Steves explica que los grandes carteles en inglés que proclaman “no usamos comida congelada” suelen aparecer en locales ubicados en las plazas más caras y concurridas, con menús preimpresos en varias lenguas que nunca cambian con el paso del tiempo. Para él, entrar en uno de esos restaurantes equivale a encontrar “una multitud de turistas”, porque los locales rara vez frecuentan ese tipo de establecimientos.
El consejo práctico del experto consiste en alejarse unas manzanas de las zonas turísticas y buscar lugares pequeños, discretos y llenos de comensales locales. Steves recomienda fijarse en menús cortos, escritos a mano y en el idioma del país, ya que esto es una clara señal de que el restaurante ajusta su carta según lo que compra en el mercado, y no en grandes cartas impresas en tres o más idiomas pensadas para turistas.
Además de evitar esos letreros, Steves sugiere seguir a la gente del lugar y, si hace falta, optar por soluciones sencillas como comprar en un mercado y hacer un picnic: a menudo es la forma más auténtica y barata de probar productos regionales. Con un poco de prudencia y estar abierto a dejarse llevar por los locales, es más probable que el viajero encuentre comidas memorables lejos de las trampas para turistas.
