Antoñito Molina: "La música urbana nunca va a ser igual que una banda que toca en directo"
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Antoñito Molina: "La música urbana nunca va a ser igual que una banda que toca en directo"

El artista gaditano presenta su nuevo 'single' 'La aventura'.

Antoñito Molina en una imagen promocional.33 Producciones

Aunque a nivel de rankings y tops de las plataformas de streaming, la música pop no esté precisamente en el mejor momento, los cantautores siguen abriéndose hueco y luchando por esa música "orgánica", como la llama Antoñito Molina.

El cantante de Rota (Cádiz) de 34 años ha pasado de tocar en pequeños locales donde empezó su carrera a acompañar en grandes recintos a Manuel Carrasco o Vanessa Martín. Algo que además ha compaginado con su faceta de compositor y carnavalero, ya que tiene su chirigota en el COAC que el pasado 2023 llegaron a cuartos con El niño de Isabelita.

El gaditano se encuentra de gira presentando su nuevo single La aventura, con la que parará en varios festivales y tocará en salas como La Apolo de Barcelona (26 de abril) y La Riviera en Madrid (7 de junio).

Ya que tu último single se llama La aventura, ¿qué aventuras tienes para este 2024?

La aventura más bonita que tengo y que creo que hay es la aventura de vivir, eso ya es una aventura muy bonita. Pero vivir como dice mi canción de La aventura, vivir de verdad, en primera fila, que nos tiemblen las piernas y equivocándonos y acertando y todo lo que tiene la vida. Con muchísimas ganas de vivir y hacer lo que amo, que es hacer música, hacer canciones nuevas, hacer conciertos y disfrutar muchísimo el camino.

Ya con 34 años tienes una importante trayectoria a tus espaldas, decías que te sentías antes más atraído por la faceta de cantante que por la de cantautor o compositor, ¿qué te hizo dar el giro? ¿En qué momento de tu carrera te diste cuenta?

Desde niño me di cuenta de que me gustaba más componer que cantar porque la verdad que cantando no veía que lo hiciera muy bien. Componiendo tampoco es que lo hiciera bien, pero sí que es verdad que era como algo necesario, que podía hacer sin que me viera nadie, en casa, con mi guitarra, tranquilo. Eso de componer desde muy joven, muy niño siempre estuvo presente en mí. Me encantó siempre contar más que cantar lo que siento, lo que veía, lo que me gustaba, lo que no. 

Así fue cómo empecé a crear canciones que luego tuve que cantar yo porque tampoco tenía a nadie que me las quisiera cantar y cuando me di cuenta estaba en un escenario cantando mis canciones y, poco a poco, fui enamorándome de esa sensación de nervios, de ilusión y de amor que recibía cuando cantaba alguna de mis canciones. Poquito a poco fui ahí con mi guitarra y mis músicos haciéndome este camino en este mundo de la música tan bonito y tan complicado a la vez.

Desde luego, cada vez es más complicado hacerse hueco en una industria con cada vez más plataformas de streaming y más oferta de música cada día, ¿no?

Es un mundo complicado porque tiene muchos sinsabores, tiene momentos buenísimos y de repente, uno malo, y al revés. No es fácil encontrar un equilibro en cuanto a estabilidad emocional. Pero sí que es verdad que como te guste esto, como si de una droga prácticamente se tratase, es algo que tú necesitas aunque sepas que no te hace bien. Pero bueno, eso era hace muchos años.

Ahora que me va bien y se hacen las cosas muy bien, las cosas se hacen todavía con más cariño, si cabe con más amor y muy bien. Es muy complicado, pero estoy feliz de no haber tirado nunca la toalla y nunca haber cambiado mi camino, mi esencia, lo que yo sentía lo que tenía que hacer. Aunque las modas fueran cambiando y fueran otros tiempos, yo siempre hice lo que sentía, lo que quería, siempre me consideré un cantautor que cantaba sus canciones con un toque sureño, con un pop andaluz que evidentemente tengo porque es la tierra en la que he nacido y hasta aquí me ha llevado todo esto.

"No me gustan las guerras, los intereses y no me gusta lo que provoca el dinero muchas veces, pero quizás no lo canto en una canción"

Hay muchas etiquetas con la palabra cantautor, igual para muchos tiene un mensaje más reivindicativo, político en muchos casos, ¿hace falta meterle ese matiz a la música?

Eso es cuestión de lo que cada persona quiera contar o necesite contar. Yo no necesito meter matiz político a mis canciones sin descartar que algún día quiera contar algo que políticamente tenga cabida en una canción, pero no me gusta ser una persona que esté enfadada con el mundo, porque a veces sí lo estoy por cosas que no me gustan en el mundo, evidentemente. No me gustan las guerras, los intereses y no me gusta lo que provoca el dinero muchas veces, pero quizás no lo canto en una canción. Quizás eso está la tele todo el día poniéndolo y yo realmente he decidido sin querer que todo eso que sale en la tele cuando yo cante mis canciones, te quite un poquito de ese mundo.

No tengo la virtud, por ejemplo, que tienen otros autores de cantar cosas reivindicativas, que hagan que el pueblo se levante, pero bueno, al menos intento que todo eso que sabemos que no vamos a cambiar fácilmente, por lo menos, en este ratito que me escuches a mí se te olvide y transmitirte alegría, que hay cosas por las que merece la pena vivir.

En 2017 sacaste tu primer disco Déjame que te cuente y en 2022 La ley de mi naturaleza, después has ido sacado sencillos, ¿te sientes más cómodo sacando singles como pildoritas como reclama tanto la industria que formando un disco completo?

Es verdad que me siento cómodo con las dos formas. Pero sí que me siento ahora mismo más cómodo sacando canción, porque le dedico a las canciones todo el cariño que le dedicas a un disco, a una sola canción le dedico todo ese punch que tenía ahí y me mola mucho. Me encanta. Porque hay canciones que tienen fuerza como para un tema. Escuché a un viejo decir que "más vale tener una pedazo de canción que 10 canciones normalitas". Hay que tener una canción que cuente algo importante, diferente, a veces veo una canción y me tiro a por ella. Luego ya hacer un disco diciendo "vamos a meter todo esto aquí, que a la gente le ha gustado y lo ha escuchado tanto".

Has sido telonero de artistas como Vanessa Martín o Manuel Carrasco, ¿qué te han enseñado esos artistas a lo largo de tu carrera?

La mayoría de ellos, sobre todo Manuel Carrasco del que soy muy seguidor, me han enseñado la humildad. Cuando digo humildad no me refiero a ser buena gente, me refiero a la humildad del trabajo, de ponerle cariño a las cosas, de cuánto más éxito tienes, más trabajas todavía y ese punto de responsabilidad de lo que estamos haciendo, que es algo muy bonito, muy grande y que me considero una persona afortunada por hacerlo. No se nos puede olvidar nunca que es una suerte poder hacer esto que hacemos y que cuando triunfas, trabajas más todavía de lo que trabajabas antes. 

Así que todo eso me han enseñado esos artistas, sobre todo Carrasco, que tengo la suerte de haber compartido con él ratos en los escenarios y es una persona que transmite eso: trabajo, esfuerzo, sacrificio y humildad. Es fundamental para vivir de esto y que tu vida sea eso, no es lo mismo hacer una canción, dos o tres y cantar cuatro años mucho, a que pasen 30 años y tú sigas ahí cantando canciones. Para que eso pase, no hay que olvidarse de ninguna de estas cosas.

Como gaditano y carnavalero, ¿cómo vives este año el COAC que empieza estos días?

Muy bien, soy chirigotero y tengo mi chirigota desde hace muchos años y me encanta disfrutar del carnaval, es la fiesta que me gusta, me encanta y me recuerda que vengo de ahí. Y lo viviré con muchas ganas como siempre.

Hay un auge de la música folclórica en toda España, tú reivindicas mucho el carnaval y la música andaluza, ¿crees que es positivo para la escena ese auge de la música de raíz?

Es positivo que la música siga estando viva, ya sea de un estilo o de otro porque para mí es un orgullo que la música de los músicos vuelva, la música orgánica. Porque durante un tiempo ha predominado más otro tipo de música, que para nada es que no sea buena, pero lo urbano, lo moderno, que ha marcado un poco los últimos años y es maravilloso. Pero para mí que soy músico, la música urbana nunca va a ser igual que una canción o una banda que toca en directo con cinco o seis músicos, un técnico de sonido, de luces y que cuida la música. 

No solo que la canción pueda sonar en muchos sitios y pueda ser número uno en una playlist, es que cuida que haya 10 personas tocando y no dos y una mesa. Siempre me quedaré con lo orgánico, no porque lo otro sea malo ni mucho menos. Si le gusta a la gente es porque es bueno, pero personalmente donde haya alguien cantando, una guitarra y haya una canción que lo más importante sea la letra y la melodía y no el ritmo, es una alegría que esto esté pasando ahora mismo.

¿Te verías presentándote al Benidorm Fest como ha hecho María Peláe este año?

En principio no (risas). Es verdad que nunca puedes decir nunca, pero ahora mismo en lo único que me veo es en las casas de las familias, los ordenadores, los móviles y en los pueblos y las ciudades. Que sea en YouTube o en algún concierto. No me veo ni presentándome a nada, me veo solo presentando canciones para la gente, pero no descarto hacerlo si siento la necesidad de vivir una aventura nueva y de hacerlo, por supuesto. Pero ahora mismo no.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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