Descubren en esta región de España el filón clave del 'oro blanco' que obsesionaba a la Antigua Roma

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Tenía una gran importancia estratégica para el Imperio.

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Tenía una gran importancia estratégica para el Imperio.

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Tenía una gran importancia estratégica para el Imperio.

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Tenía una gran importancia estratégica para el Imperio.

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Tenía una gran importancia estratégica para el Imperio.

Sal montones de solución salina, Lanzarote, EspañaGetty Images/iStockphoto

La sal, fue un elemento clave en la Antigüedad, apreciada no solo como conservante alimentario sino también para ceremonias religiosas y prácticas médicas, era tan valiosa que incluso se usaba como moneda en algunas regiones del Imperio.

A pesar de su gran valor, la producción de sal marina ha dejado escasas huellas arqueológicas, limitándose a unos pocos yacimientos salineros en el Mediterráneo. La sal, ese "oro blanco" de la antigüedad, desempeñaba un papel central en la economía y la cultura, sin embargo ha eludido en gran medida el registro arqueológico.

No obstante, recientes hallazgos arqueológicos han revelado que la antigua provincia romana de Gallaecia, en el noroeste de la antigua Hispania, fue el epicentro de la producción de sal para el Imperio Romano. Los estudios y excavaciones realizadas a lo largo de la costa gallega han identificado antiguas instalaciones salineras que reflejan un sistema extenso y organizado de producción y distribución de sal.

Una gran importancia estratégica

Las excavaciones en Gallaecia muestran restos de salinas, como piscinas de evaporación, canales y herramientas específicas que, junto con cerámicas, han permitido fechar su actividad principal entre los siglos I y IV dC. Según las fuentes, la producción de sal en Gallaecia estaba bajo un estricto control estatal que regulaba la propiedad, el trabajo y los impuestos, dada su importancia estratégica para el Imperio.

Además de sus funciones domésticas y culturales, la sal gallega fomentó el comercio, tanto dentro de Hispania como hacia otros territorios del Imperio. La red de salinas no solo abastecía a las ciudades costeras, sino que también facilitaba el desarrollo de comunidades locales y el intercambio comercial. La exportación de sal y productos derivados, como el pescado salado, convirtió a la región en un punto clave del comercio marítimo, consolidando su rol económico en el Imperio.

La sal, fue un elemento clave en la Antigüedad, apreciada no solo como conservante alimentario sino también para ceremonias religiosas y prácticas médicas, era tan valiosa que incluso se usaba como moneda en algunas regiones del Imperio.

A pesar de su gran valor, la producción de sal marina ha dejado escasas huellas arqueológicas, limitándose a unos pocos yacimientos salineros en el Mediterráneo. La sal, ese "oro blanco" de la antigüedad, desempeñaba un papel central en la economía y la cultura, sin embargo ha eludido en gran medida el registro arqueológico.

No obstante, recientes hallazgos arqueológicos han revelado que la antigua provincia romana de Gallaecia, en el noroeste de la antigua Hispania, fue el epicentro de la producción de sal para el Imperio Romano. Los estudios y excavaciones realizadas a lo largo de la costa gallega han identificado antiguas instalaciones salineras que reflejan un sistema extenso y organizado de producción y distribución de sal.

Una gran importancia estratégica

Las excavaciones en Gallaecia muestran restos de salinas, como piscinas de evaporación, canales y herramientas específicas que, junto con cerámicas, han permitido fechar su actividad principal entre los siglos I y IV dC. Según las fuentes, la producción de sal en Gallaecia estaba bajo un estricto control estatal que regulaba la propiedad, el trabajo y los impuestos, dada su importancia estratégica para el Imperio.

Además de sus funciones domésticas y culturales, la sal gallega fomentó el comercio, tanto dentro de Hispania como hacia otros territorios del Imperio. La red de salinas no solo abastecía a las ciudades costeras, sino que también facilitaba el desarrollo de comunidades locales y el intercambio comercial. La exportación de sal y productos derivados, como el pescado salado, convirtió a la región en un punto clave del comercio marítimo, consolidando su rol económico en el Imperio.

La sal, fue un elemento clave en la Antigüedad, apreciada no solo como conservante alimentario sino también para ceremonias religiosas y prácticas médicas, era tan valiosa que incluso se usaba como moneda en algunas regiones del Imperio.

A pesar de su gran valor, la producción de sal marina ha dejado escasas huellas arqueológicas, limitándose a unos pocos yacimientos salineros en el Mediterráneo. La sal, ese "oro blanco" de la antigüedad, desempeñaba un papel central en la economía y la cultura, sin embargo ha eludido en gran medida el registro arqueológico.

No obstante, recientes hallazgos arqueológicos han revelado que la antigua provincia romana de Gallaecia, en el noroeste de la antigua Hispania, fue el epicentro de la producción de sal para el Imperio Romano. Los estudios y excavaciones realizadas a lo largo de la costa gallega han identificado antiguas instalaciones salineras que reflejan un sistema extenso y organizado de producción y distribución de sal.

Una gran importancia estratégica

Las excavaciones en Gallaecia muestran restos de salinas, como piscinas de evaporación, canales y herramientas específicas que, junto con cerámicas, han permitido fechar su actividad principal entre los siglos I y IV dC. Según las fuentes, la producción de sal en Gallaecia estaba bajo un estricto control estatal que regulaba la propiedad, el trabajo y los impuestos, dada su importancia estratégica para el Imperio.

Además de sus funciones domésticas y culturales, la sal gallega fomentó el comercio, tanto dentro de Hispania como hacia otros territorios del Imperio. La red de salinas no solo abastecía a las ciudades costeras, sino que también facilitaba el desarrollo de comunidades locales y el intercambio comercial. La exportación de sal y productos derivados, como el pescado salado, convirtió a la región en un punto clave del comercio marítimo, consolidando su rol económico en el Imperio.

La sal, fue un elemento clave en la Antigüedad, apreciada no solo como conservante alimentario sino también para ceremonias religiosas y prácticas médicas, era tan valiosa que incluso se usaba como moneda en algunas regiones del Imperio.

A pesar de su gran valor, la producción de sal marina ha dejado escasas huellas arqueológicas, limitándose a unos pocos yacimientos salineros en el Mediterráneo. La sal, ese "oro blanco" de la antigüedad, desempeñaba un papel central en la economía y la cultura, sin embargo ha eludido en gran medida el registro arqueológico.

No obstante, recientes hallazgos arqueológicos han revelado que la antigua provincia romana de Gallaecia, en el noroeste de la antigua Hispania, fue el epicentro de la producción de sal para el Imperio Romano. Los estudios y excavaciones realizadas a lo largo de la costa gallega han identificado antiguas instalaciones salineras que reflejan un sistema extenso y organizado de producción y distribución de sal.

Una gran importancia estratégica

Las excavaciones en Gallaecia muestran restos de salinas, como piscinas de evaporación, canales y herramientas específicas que, junto con cerámicas, han permitido fechar su actividad principal entre los siglos I y IV dC. Según las fuentes, la producción de sal en Gallaecia estaba bajo un estricto control estatal que regulaba la propiedad, el trabajo y los impuestos, dada su importancia estratégica para el Imperio.

Además de sus funciones domésticas y culturales, la sal gallega fomentó el comercio, tanto dentro de Hispania como hacia otros territorios del Imperio. La red de salinas no solo abastecía a las ciudades costeras, sino que también facilitaba el desarrollo de comunidades locales y el intercambio comercial. La exportación de sal y productos derivados, como el pescado salado, convirtió a la región en un punto clave del comercio marítimo, consolidando su rol económico en el Imperio.

La sal, fue un elemento clave en la Antigüedad, apreciada no solo como conservante alimentario sino también para ceremonias religiosas y prácticas médicas, era tan valiosa que incluso se usaba como moneda en algunas regiones del Imperio.

A pesar de su gran valor, la producción de sal marina ha dejado escasas huellas arqueológicas, limitándose a unos pocos yacimientos salineros en el Mediterráneo. La sal, ese "oro blanco" de la antigüedad, desempeñaba un papel central en la economía y la cultura, sin embargo ha eludido en gran medida el registro arqueológico.

No obstante, recientes hallazgos arqueológicos han revelado que la antigua provincia romana de Gallaecia, en el noroeste de la antigua Hispania, fue el epicentro de la producción de sal para el Imperio Romano. Los estudios y excavaciones realizadas a lo largo de la costa gallega han identificado antiguas instalaciones salineras que reflejan un sistema extenso y organizado de producción y distribución de sal.

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Las excavaciones en Gallaecia muestran restos de salinas, como piscinas de evaporación, canales y herramientas específicas que, junto con cerámicas, han permitido fechar su actividad principal entre los siglos I y IV dC. Según las fuentes, la producción de sal en Gallaecia estaba bajo un estricto control estatal que regulaba la propiedad, el trabajo y los impuestos, dada su importancia estratégica para el Imperio.

Además de sus funciones domésticas y culturales, la sal gallega fomentó el comercio, tanto dentro de Hispania como hacia otros territorios del Imperio. La red de salinas no solo abastecía a las ciudades costeras, sino que también facilitaba el desarrollo de comunidades locales y el intercambio comercial. La exportación de sal y productos derivados, como el pescado salado, convirtió a la región en un punto clave del comercio marítimo, consolidando su rol económico en el Imperio.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


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Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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