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El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

Estaba reservado exclusivamente a nobles de alta categoría.

El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

Estaba reservado exclusivamente a nobles de alta categoría.

El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

Estaba reservado exclusivamente a nobles de alta categoría.

El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

Estaba reservado exclusivamente a nobles de alta categoría.

El asqueroso trabajo en la Corte de los Tudor que muchos despreciarían y era considerado un privilegio en la época

Estaba reservado exclusivamente a nobles de alta categoría.

Los Tudor, una producción británica de 2007Foto de 100days

En la época en la que la familia Tudor gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, existía un trabajo que podía parecer humillante, pero era uno de los más deseados de la época, ya que quien tuviera este cargo, significaba que tenía poder e influencia. 

Este puesto era tan íntimo como insólito y en la corte de los Tudor se llamaba el Groom of the Stool, que puede traducirse como Caballero del Retrete. Su tarea principal era asistir al monarca en sus necesidades más privadas, incluyendo ayudarlo a limpiarse tras usar el excusado.

A pesar de lo que pueda parecer, este no era un trabajo degradante, sino uno de los más codiciados de la corte, reservado exclusivamente a nobles de alta categoría. El motivo por el cual no podía ocuparlo cualquiera era debido al acceso directo y personal al rey. 

Un puesto sucio pero poderoso

Al ser una tarea tan íntima, permitía ejercer una influencia política única, especialmente en momentos donde nadie más podía estar presente. De hecho, con el paso del tiempo, el Caballero del Retrete dejó de encargarse exclusivamente de la higiene del monarca y se convirtió en una figura clave dentro de la corte, asumiendo funciones como gestionar sus muebles, su ropa, sus objetos personales e incluso sus finanzas privadas.

Durante el reinado de Enrique VIII, ocuparon este cargo figuras influyentes como Sir William Compton y Sir Henry Norris, quienes aprovecharon su posición para ganar poder. Sin embargo, esa cercanía también implicaba grandes riesgos. Henry Norris fue acusado de conspirar con Ana Bolena y terminó ejecutado, un ejemplo claro de que estar cerca del rey podía significar tanto el ascenso como la caída.

En la época en la que la familia Tudor gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, existía un trabajo que podía parecer humillante, pero era uno de los más deseados de la época, ya que quien tuviera este cargo, significaba que tenía poder e influencia. 

Este puesto era tan íntimo como insólito y en la corte de los Tudor se llamaba el Groom of the Stool, que puede traducirse como Caballero del Retrete. Su tarea principal era asistir al monarca en sus necesidades más privadas, incluyendo ayudarlo a limpiarse tras usar el excusado.

A pesar de lo que pueda parecer, este no era un trabajo degradante, sino uno de los más codiciados de la corte, reservado exclusivamente a nobles de alta categoría. El motivo por el cual no podía ocuparlo cualquiera era debido al acceso directo y personal al rey. 

Un puesto sucio pero poderoso

Al ser una tarea tan íntima, permitía ejercer una influencia política única, especialmente en momentos donde nadie más podía estar presente. De hecho, con el paso del tiempo, el Caballero del Retrete dejó de encargarse exclusivamente de la higiene del monarca y se convirtió en una figura clave dentro de la corte, asumiendo funciones como gestionar sus muebles, su ropa, sus objetos personales e incluso sus finanzas privadas.

Durante el reinado de Enrique VIII, ocuparon este cargo figuras influyentes como Sir William Compton y Sir Henry Norris, quienes aprovecharon su posición para ganar poder. Sin embargo, esa cercanía también implicaba grandes riesgos. Henry Norris fue acusado de conspirar con Ana Bolena y terminó ejecutado, un ejemplo claro de que estar cerca del rey podía significar tanto el ascenso como la caída.

En la época en la que la familia Tudor gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, existía un trabajo que podía parecer humillante, pero era uno de los más deseados de la época, ya que quien tuviera este cargo, significaba que tenía poder e influencia. 

Este puesto era tan íntimo como insólito y en la corte de los Tudor se llamaba el Groom of the Stool, que puede traducirse como Caballero del Retrete. Su tarea principal era asistir al monarca en sus necesidades más privadas, incluyendo ayudarlo a limpiarse tras usar el excusado.

A pesar de lo que pueda parecer, este no era un trabajo degradante, sino uno de los más codiciados de la corte, reservado exclusivamente a nobles de alta categoría. El motivo por el cual no podía ocuparlo cualquiera era debido al acceso directo y personal al rey. 

Un puesto sucio pero poderoso

Al ser una tarea tan íntima, permitía ejercer una influencia política única, especialmente en momentos donde nadie más podía estar presente. De hecho, con el paso del tiempo, el Caballero del Retrete dejó de encargarse exclusivamente de la higiene del monarca y se convirtió en una figura clave dentro de la corte, asumiendo funciones como gestionar sus muebles, su ropa, sus objetos personales e incluso sus finanzas privadas.

Durante el reinado de Enrique VIII, ocuparon este cargo figuras influyentes como Sir William Compton y Sir Henry Norris, quienes aprovecharon su posición para ganar poder. Sin embargo, esa cercanía también implicaba grandes riesgos. Henry Norris fue acusado de conspirar con Ana Bolena y terminó ejecutado, un ejemplo claro de que estar cerca del rey podía significar tanto el ascenso como la caída.

En la época en la que la familia Tudor gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, existía un trabajo que podía parecer humillante, pero era uno de los más deseados de la época, ya que quien tuviera este cargo, significaba que tenía poder e influencia. 

Este puesto era tan íntimo como insólito y en la corte de los Tudor se llamaba el Groom of the Stool, que puede traducirse como Caballero del Retrete. Su tarea principal era asistir al monarca en sus necesidades más privadas, incluyendo ayudarlo a limpiarse tras usar el excusado.

A pesar de lo que pueda parecer, este no era un trabajo degradante, sino uno de los más codiciados de la corte, reservado exclusivamente a nobles de alta categoría. El motivo por el cual no podía ocuparlo cualquiera era debido al acceso directo y personal al rey. 

Un puesto sucio pero poderoso

Al ser una tarea tan íntima, permitía ejercer una influencia política única, especialmente en momentos donde nadie más podía estar presente. De hecho, con el paso del tiempo, el Caballero del Retrete dejó de encargarse exclusivamente de la higiene del monarca y se convirtió en una figura clave dentro de la corte, asumiendo funciones como gestionar sus muebles, su ropa, sus objetos personales e incluso sus finanzas privadas.

Durante el reinado de Enrique VIII, ocuparon este cargo figuras influyentes como Sir William Compton y Sir Henry Norris, quienes aprovecharon su posición para ganar poder. Sin embargo, esa cercanía también implicaba grandes riesgos. Henry Norris fue acusado de conspirar con Ana Bolena y terminó ejecutado, un ejemplo claro de que estar cerca del rey podía significar tanto el ascenso como la caída.

En la época en la que la familia Tudor gobernó Inglaterra desde 1485 hasta 1603, existía un trabajo que podía parecer humillante, pero era uno de los más deseados de la época, ya que quien tuviera este cargo, significaba que tenía poder e influencia. 

Este puesto era tan íntimo como insólito y en la corte de los Tudor se llamaba el Groom of the Stool, que puede traducirse como Caballero del Retrete. Su tarea principal era asistir al monarca en sus necesidades más privadas, incluyendo ayudarlo a limpiarse tras usar el excusado.

A pesar de lo que pueda parecer, este no era un trabajo degradante, sino uno de los más codiciados de la corte, reservado exclusivamente a nobles de alta categoría. El motivo por el cual no podía ocuparlo cualquiera era debido al acceso directo y personal al rey. 

Un puesto sucio pero poderoso

Al ser una tarea tan íntima, permitía ejercer una influencia política única, especialmente en momentos donde nadie más podía estar presente. De hecho, con el paso del tiempo, el Caballero del Retrete dejó de encargarse exclusivamente de la higiene del monarca y se convirtió en una figura clave dentro de la corte, asumiendo funciones como gestionar sus muebles, su ropa, sus objetos personales e incluso sus finanzas privadas.

Durante el reinado de Enrique VIII, ocuparon este cargo figuras influyentes como Sir William Compton y Sir Henry Norris, quienes aprovecharon su posición para ganar poder. Sin embargo, esa cercanía también implicaba grandes riesgos. Henry Norris fue acusado de conspirar con Ana Bolena y terminó ejecutado, un ejemplo claro de que estar cerca del rey podía significar tanto el ascenso como la caída.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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