Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas
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Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas

Se estima que tiene dos millones de lagos en todo su territorio.

Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas

Se estima que tiene dos millones de lagos en todo su territorio.

Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas

Se estima que tiene dos millones de lagos en todo su territorio.

Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas

Se estima que tiene dos millones de lagos en todo su territorio.

Este gigantesco país está repleto de lagos y los nombres de dos hace pensar que se quedaron sin ideas

Se estima que tiene dos millones de lagos en todo su territorio.

Clásicos canadienses Spirit Island.Gregory Gould

Canadá no solo destaca por ser el segundo país más grande del mundo, sino también por su naturaleza desbordante, su alta calidad de vida, sus gélidas temperaturas y, por supuesto, sus lagos. De hecho, tiene tantos que incluso parece haber agotado su imaginación para nombrarlos.

No es una exageración, solo la provincia de Quebec cuenta con 180.000 km² de superficie de agua dulce, lo que equivale a unos 18 millones de campos de fútbol. A escala nacional la cifra se dispara, ya que Canadá tiene casi 900.000 km² de lagos y ríos. Esto es una extensión de agua dulce equivalente a todo un país como Egipto o Venezuela.

La cantidad de lagos es tal que ni siquiera se conoce con precisión cuántos hay. El último recuento oficial fue en 1973, cuando se contabilizaron 31.752 lagos de más de tres kilómetros cuadrados. Pero si sumamos también los lagos más pequeños, las lagunas, los estanques, y demás cuerpos de agua, el número estimado ronda los dos millones

Cuando se acaban las ideas

Con tantísima agua, es comprensible que en algún momento las personas responsables de poner nombres a los lagos tirasen la toalla. Entre los clásicos Lago Boulder, Lago Johns o Lago Creighton, aparecen joyas toponímicas tan insólitas como “Another Lake” (“Otro Lago”) y, para continuar, “And Another Lake” (“Y Otro Lago”).

Aunque parezca una broma, no lo es. Estos nombres aparecen así, oficialmente registrados desde 1991, aunque se usaban de forma extraoficial desde 1946. Parece que, en algún punto, los funcionarios encargados del registro simplemente se rindieron ante la magnitud de la tarea. 

Esta anécdota sirve para ilustrar lo vasto y peculiar que puede llegar a ser Canadá. Un país donde hay tantos lagos que algunos terminan bautizados con nombres tan peculiares que parecen sacados de un chiste.

Canadá no solo destaca por ser el segundo país más grande del mundo, sino también por su naturaleza desbordante, su alta calidad de vida, sus gélidas temperaturas y, por supuesto, sus lagos. De hecho, tiene tantos que incluso parece haber agotado su imaginación para nombrarlos.

No es una exageración, solo la provincia de Quebec cuenta con 180.000 km² de superficie de agua dulce, lo que equivale a unos 18 millones de campos de fútbol. A escala nacional la cifra se dispara, ya que Canadá tiene casi 900.000 km² de lagos y ríos. Esto es una extensión de agua dulce equivalente a todo un país como Egipto o Venezuela.

La cantidad de lagos es tal que ni siquiera se conoce con precisión cuántos hay. El último recuento oficial fue en 1973, cuando se contabilizaron 31.752 lagos de más de tres kilómetros cuadrados. Pero si sumamos también los lagos más pequeños, las lagunas, los estanques, y demás cuerpos de agua, el número estimado ronda los dos millones

Cuando se acaban las ideas

Con tantísima agua, es comprensible que en algún momento las personas responsables de poner nombres a los lagos tirasen la toalla. Entre los clásicos Lago Boulder, Lago Johns o Lago Creighton, aparecen joyas toponímicas tan insólitas como “Another Lake” (“Otro Lago”) y, para continuar, “And Another Lake” (“Y Otro Lago”).

Aunque parezca una broma, no lo es. Estos nombres aparecen así, oficialmente registrados desde 1991, aunque se usaban de forma extraoficial desde 1946. Parece que, en algún punto, los funcionarios encargados del registro simplemente se rindieron ante la magnitud de la tarea. 

Esta anécdota sirve para ilustrar lo vasto y peculiar que puede llegar a ser Canadá. Un país donde hay tantos lagos que algunos terminan bautizados con nombres tan peculiares que parecen sacados de un chiste.

Canadá no solo destaca por ser el segundo país más grande del mundo, sino también por su naturaleza desbordante, su alta calidad de vida, sus gélidas temperaturas y, por supuesto, sus lagos. De hecho, tiene tantos que incluso parece haber agotado su imaginación para nombrarlos.

No es una exageración, solo la provincia de Quebec cuenta con 180.000 km² de superficie de agua dulce, lo que equivale a unos 18 millones de campos de fútbol. A escala nacional la cifra se dispara, ya que Canadá tiene casi 900.000 km² de lagos y ríos. Esto es una extensión de agua dulce equivalente a todo un país como Egipto o Venezuela.

La cantidad de lagos es tal que ni siquiera se conoce con precisión cuántos hay. El último recuento oficial fue en 1973, cuando se contabilizaron 31.752 lagos de más de tres kilómetros cuadrados. Pero si sumamos también los lagos más pequeños, las lagunas, los estanques, y demás cuerpos de agua, el número estimado ronda los dos millones

Cuando se acaban las ideas

Con tantísima agua, es comprensible que en algún momento las personas responsables de poner nombres a los lagos tirasen la toalla. Entre los clásicos Lago Boulder, Lago Johns o Lago Creighton, aparecen joyas toponímicas tan insólitas como “Another Lake” (“Otro Lago”) y, para continuar, “And Another Lake” (“Y Otro Lago”).

Aunque parezca una broma, no lo es. Estos nombres aparecen así, oficialmente registrados desde 1991, aunque se usaban de forma extraoficial desde 1946. Parece que, en algún punto, los funcionarios encargados del registro simplemente se rindieron ante la magnitud de la tarea. 

Esta anécdota sirve para ilustrar lo vasto y peculiar que puede llegar a ser Canadá. Un país donde hay tantos lagos que algunos terminan bautizados con nombres tan peculiares que parecen sacados de un chiste.

Canadá no solo destaca por ser el segundo país más grande del mundo, sino también por su naturaleza desbordante, su alta calidad de vida, sus gélidas temperaturas y, por supuesto, sus lagos. De hecho, tiene tantos que incluso parece haber agotado su imaginación para nombrarlos.

No es una exageración, solo la provincia de Quebec cuenta con 180.000 km² de superficie de agua dulce, lo que equivale a unos 18 millones de campos de fútbol. A escala nacional la cifra se dispara, ya que Canadá tiene casi 900.000 km² de lagos y ríos. Esto es una extensión de agua dulce equivalente a todo un país como Egipto o Venezuela.

La cantidad de lagos es tal que ni siquiera se conoce con precisión cuántos hay. El último recuento oficial fue en 1973, cuando se contabilizaron 31.752 lagos de más de tres kilómetros cuadrados. Pero si sumamos también los lagos más pequeños, las lagunas, los estanques, y demás cuerpos de agua, el número estimado ronda los dos millones

Cuando se acaban las ideas

Con tantísima agua, es comprensible que en algún momento las personas responsables de poner nombres a los lagos tirasen la toalla. Entre los clásicos Lago Boulder, Lago Johns o Lago Creighton, aparecen joyas toponímicas tan insólitas como “Another Lake” (“Otro Lago”) y, para continuar, “And Another Lake” (“Y Otro Lago”).

Aunque parezca una broma, no lo es. Estos nombres aparecen así, oficialmente registrados desde 1991, aunque se usaban de forma extraoficial desde 1946. Parece que, en algún punto, los funcionarios encargados del registro simplemente se rindieron ante la magnitud de la tarea. 

Esta anécdota sirve para ilustrar lo vasto y peculiar que puede llegar a ser Canadá. Un país donde hay tantos lagos que algunos terminan bautizados con nombres tan peculiares que parecen sacados de un chiste.

Canadá no solo destaca por ser el segundo país más grande del mundo, sino también por su naturaleza desbordante, su alta calidad de vida, sus gélidas temperaturas y, por supuesto, sus lagos. De hecho, tiene tantos que incluso parece haber agotado su imaginación para nombrarlos.

No es una exageración, solo la provincia de Quebec cuenta con 180.000 km² de superficie de agua dulce, lo que equivale a unos 18 millones de campos de fútbol. A escala nacional la cifra se dispara, ya que Canadá tiene casi 900.000 km² de lagos y ríos. Esto es una extensión de agua dulce equivalente a todo un país como Egipto o Venezuela.

La cantidad de lagos es tal que ni siquiera se conoce con precisión cuántos hay. El último recuento oficial fue en 1973, cuando se contabilizaron 31.752 lagos de más de tres kilómetros cuadrados. Pero si sumamos también los lagos más pequeños, las lagunas, los estanques, y demás cuerpos de agua, el número estimado ronda los dos millones

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Aunque parezca una broma, no lo es. Estos nombres aparecen así, oficialmente registrados desde 1991, aunque se usaban de forma extraoficial desde 1946. Parece que, en algún punto, los funcionarios encargados del registro simplemente se rindieron ante la magnitud de la tarea. 

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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