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Muchas casas del centro de Madrid tienen una placa con este cartel y su origen se remonta a 1822

Muchas casas del centro de Madrid tienen una placa con este cartel y su origen se remonta a 1822

Fue una idea original de Londres.

Estuco "Asegurada de incendios", indicando que el edificio estaba asegurado contra riesgo de incendio.Getty Images

Quienes pasean por el casco antiguo de Madrid, especialmente por barrios como La Latina, Malasaña o Lavapiés, pueden toparse con un detalle curioso y muchas veces inadvertido. 

Se trata de una placa metálica sobre la puerta principal de muchos edificios con una inscripción clara y directa: “Asegurada de incendios”. Aunque hoy parece una reliquia decorativa sin valor práctico, estas placas cuentan una historia clave en la evolución urbana de la capital.

Sobreviven como un vestigio del pasado y gracias a la protección del casco histórico como Bien de Interés Cultural desde 1995, muchas de ellas se han conservado y forman parte del patrimonio visual de la ciudad.

De Londres a Madrid

Para entender su presencia, hay que remontarse al Gran Incendio de Londres de 1666, una catástrofe que redujo a cenizas buena parte de la ciudad. Aquel desastre, que destruyó más de 13.000 casas y dejó a miles de personas sin hogar, motivó la creación de la primera aseguradora de incendios del mundo, The Fire Office, fundada por el economista Nicholas Barbon.

Esta aseguradora ofrecía un servicio especializado de extinción de incendios, pero solo para los edificios asegurados. Para identificarlos rápidamente en caso de emergencia, se colocaban placas con la insignia de la compañía, que era un ave fénix, en las fachadas.

El seguro contra incendios en España

Inspirada por esta idea, en 1822 se fundó en Madrid la primera aseguradora de incendios de España, bajo el nombre de Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas en Madrid. A diferencia del modelo británico, esta empresa no usaba símbolos o logotipos para identificar los inmuebles protegidos. En su lugar, optaron por un cartel de metal con el texto “Asegurada de incendios”.

Estas placas, hechas originalmente de hierro, cobre o estaño, eran colocadas en lugares visibles, sobre la entrada principal del edificio. Su objetivo no era decorativo: servían para que los equipos de emergencia supieran qué inmuebles tenían cobertura y, por tanto, atención prioritaria.

De protección a elemento ornamental

Con el paso del tiempo y la llegada de nuevas aseguradoras, las placas empezaron a diversificarse. Algunas se volvieron más coloridas y ornamentadas, cumpliendo también una función publicitaria. 

En la segunda mitad del siglo XIX, las asociaciones mutuas de propietarios tomaron el relevo, y aunque no tenían brigadas propias de extinción, sí concertaban servicios con los ayuntamientos, lo que derivó en la creación de los primeros servicios municipales de bomberos.

En 1894, el cuerpo de bomberos de Madrid se profesionalizó, marcando el inicio del fin para los equipos de extinción vinculados a aseguradoras. Sin embargo, las placas ya formaban parte del paisaje urbano y lo siguen haciendo.