Salvar las fotos o la "memoria familiar" de los afectados por la DANA: "Son objetos muy valiosos e insustituibles"

Salvar las fotos o la "memoria familiar" de los afectados por la DANA: "Son objetos muy valiosos e insustituibles"

Las cinco universidades públicas valencianas bajo el nombre Xarxa d´Universitats Públiques Valencianes per a la Cultura, el proyecto el Grupo Español de Conservación (GE-IIC), el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y el Museu Valencia d'Etnología (L'ETNO) encabezan este proyecto.

Imagen de una fotografía cubierta de barro por la DANA en Picanya (Valencia).Europa Press via Getty Images

Enfrentarse a la situación de perderlo todo. Así se han visto los afectados por la DANA en los más de 70 municipios valencianos donde el lodo ha anegado viviendas, locales, garajes y todo tipo de infraestructuras. Con ello, además de las por ahora 223 víctimas mortales 215 sólo en Valencia tras el dato actualizado este martes por la noche— y el daño material se estima en al menos de 1.500 millones de indemnizaciones, según las cuentas las cuentas del Consorcio de Compensación de Seguros está el daño emocional o el valor sentimental que tienen otros documentos y objetos perdidos en la catástrofe.

Los álbumes de fotos y las fotografías familiares se sitúan como la memoria visual e incluso histórica de muchas familias. Por ello, las cinco universidades valencianas bajo el nombre Xarxa d´Universitats Públiques Valencianes per a la Cultura, el proyecto el Grupo Español de Conservación (GE-IIC), el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y el Museu Valencia d'Etnología (L'ETNO) han lanzado la iniciativa Salvem les fotos, donde voluntarios especialistas en restauración tratan de recuperar las fotos y documentos embarrados de las familias afectadas por la DANA.

"Queremos rescatar estas imágenes, que tienen un enorme valor sentimental y más en estos momentos, restaurarlos y digitalizarlos para que puedan conservarse en el tiempo", apuntan Esther Alba Pagán, vicerrectora de Cultura y Sociedad, de la Universitat de València (UV), y Salomé Cuesta, vicerrectora de Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad, Uuniversitat Politecnica de València (UPV).

El proceso que han seguido, según cuentan a El HuffPost, es organizarse en "equipos de investigadores y estudiantes voluntarios que trabajan tanto en la limpieza inicial de las fotografías como en la coordinación de la recogida". "En estos momentos es muy importante la sensibilización para guiar a las personas afectadas en el proceso de recuperación, lo importante ahora es que no tiren los álbumes familiares al barro", aseguran ambas vicerrectoras.

A través de una de estas organizaciones, concretamente de ACRE (Asociación de Conservadores y Restauradores de España) que estaba dando voz a esta iniciativa del GE-IIC, la conoció Alba G. Callejas, escritora y restauradora que participa como voluntaria en la iniciativa. 

El proyecto aúna cada vez a más voluntarios de Valencia y alrededores, pero también de otras partes de España. "Es verdad que muchos compañeros de profesión también están ofreciendo su ayuda a nivel particular, incluso he visto que hay voluntarios desde las Escuelas de Conservación y Restauración de Bienes Culturales", detalla Callejas. 

"Creo que todos podemos aportar nuestro granito de arena para ayudar a que todo vuelva a la normalidad cuanto antes y aunque los daños materiales sean muy grandes, seguro que reconforta que sepan que pueden recuperar parte de su vida y recuerdos", explica a El HuffPost.

Según detalla, se coordinan por un formulario online que recoge los datos de los voluntarios y el GE-IIC junto a las universidades y el resto de instituciones participantes se encargan de coordinar los afectados con los voluntarios.

No deshacerse de las fotos y ponerlas a secar

Entre las recomendaciones Alba y Cuesta piden no deshacerse de los álbumes ni a las familias afectadas ni a los voluntarios y conservarlas. "Si están poco afectadas separarlas y ponerlas a secar sobre papel secante y absorbente (por ejemplo, el papel de cocina puede servir) y mover el aire con un ventilador en un lugar sin luz directa", explican.

Si se opta por limpiarlo, piden hacerlo con varios lavados con agua, pero dejar de hacerlo si "el color de la fotografía se ve afectado" y esperar la intervención de los especialistas. Además, recuerdan que "si las fotografías están pegadas, no intentar despegarlas". "Si están sueltas, hacer un montón separadas con papel secante y ponerlas en una caja sin tapa o con rejilla (o la tapa agujereada). Es importante que esté aireada. Si esto no es posible, en una bolsa de basura, pero agujereada para evitar condensación de humedad", explican.

  Fotografías encontradas en la DANA en Picanya (Valencia).Europa Press via Getty Images

Además, las expertas recalcan que lo principal es "no intentar limpiar o frotar las fotos". "Deben colocarlos en bolsas de plástico, si es posible, entre papeles absorbentes. Etiquetarlos y nos pondremos en comunicación con ellos para su recogida", explican. Los e-mails de contacto para la recogida son tanto patrimoni.cultural@uv.es y restauracion@upv.es. 

En esto enfatiza Callejas, que pide que "no intenten retirar el fango por sí mismos": "Un material como el papel se vuelve muy frágil en estado húmedo y puede dañarse con mucha facilidad", señala y pide secar los documentos y fotografías cuanto antes debido a la posible proliferación de hongos que dañan el papel y, tras esto, pedir ayuda a profesionales. 

En cuanto a su tarea, las especialistas de la UV y la UPV aseguran que "el proceso es muy sencillo". "Se someten a una limpieza suave, que a menudo incluye un secado más especializado, con técnicas específicas para reducir la presencia de humedad y barro, tratando siempre de no dañar las imágenes", explican. 

Tras restaurarlas, estas imágenes son digitalizadas para crear lo que llaman "copias de respaldo" que se entregan a las familias junto a las imágenes restauradas.

  Marco en una de las casas inundadas por la DANA en Paiporta (Valencia).Getty Images

Toda la memoria histórica de las familias

Aunque un álbum familiar en época de redes sociales y plena digitalización pueda parecer algo del pasado, sigue teniendo un importante valor histórico y, especialmente, sentimental para las familias. 

"Puede parecer que un álbum fotográfico familiar es algo muy íntimo y que solo tiene valor sentimental para una familia. Y, aunque esto es cierto y creo que es muy importante que se sepa que no tienen por qué resignarse a perder sus recuerdos después de lo que ha pasado, lo cierto es que la gente puede tener en casa documentos de cierta importancia histórica", explica Callejas.

La restauradora explica que ese "valor sentimental" se suma a la importancia histórica que pueden tener fotografías de antepasados como abuelos o bisabuelos. "Se guarda el testimonio de una época pasada. Son una ventanita al pasado y merecen perdurar en el tiempo", recalca.

"Se guarda el testimonio de una época pasada. Son una ventanita al pasado y merecen perdurar en el tiempo"
Alba G. Callejas, escritora y restauradora que participa como voluntaria en la iniciativa.

Alba y Cuesta enfatizan en el valor documental e histórico que pueden tener las aparentemente simples fotos familiares ya que "representan momentos personales y sociales únicos que ayudan a preservar la identidad y el legado familiar". "La pérdida de estos materiales supone una pérdida importante para la historia local y también, para las generaciones futuras, que a través de estas fotos encuentran una conexión directa con su memoria familiar y cultural", explican.

Con respecto a que se prioricen daños materiales más costosos a nivel económico como electrodomésticos, muebles o vehículos, las especialistas ven "lógico" que se dé esta aparente mayor importancia, pero piden poner en valor la carga emocional de las imágenes familiares. "Representa una fuerte conexión que valoran de manera significativa con el paso del tiempo. Las fotos capturan momentos y personas, que en algunos casos ya no están, y esto genera un vínculo, convirtiendo las fotos en objetos muy valiosos e insustituibles", sentencian.

"Las fotos capturan momentos y personas, que en algunos casos ya no están, y esto genera un vínculo, convirtiendo las fotos en objetos muy valiosos e insustituibles"
Esther Alba Pagán, vicerrectora de Cultura y Sociedad, de la Universitat de València (UV), y Salomé Cuesta, vicerrectora de Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad, Uuniversitat Politecnica de València (UPV).
  Fotografías dañadas por la DANA en Paiporta (Valencia).Getty Images

Qué ocurre con las fotografías digitales

En el caso de las imágenes archivadas en dispositivos digitales, pese a que pudiera parecer una recuperación "más fácil" que las que están en papel, no siempre es así. "También necesitan un proceso de rescate y reparación", explican las vicerrectoras de la UV y la UPV.

La riada ha afectado también con barro y agua a discos duros, unidades USB, tarjetas de memoria o discos SSD que almacenan imágenes que, pese a ser más recientes, también tienen un importante valor familiar de cara al futuro. 

"Han sufrido daños que pueden deteriorar las conexiones y los circuitos internos, la exposición al agua puede causar corrosión en los componentes electrónicos provocando daños irreparables. Los soportes digitales son muy vulnerables", explican y recomiendan evitar encenderlos y dejarlos secar antes de "cualquier proceso de limpieza o extracción de datos". "Puede parecer que la recuperación sea más sencilla para los soportes digitales, pero esto solo podríamos confirmarlo en el caso de archivos digitales en la nube", advierten.

Si tienes fotografías dañadas por la DANA, los e-mails de contacto para la iniciativa son patrimoni.cultural@uv.es y restauracion@upv.es.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
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He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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