Si alguien de Gijón te manda a ver la ballena no es precisamente bueno
Se basa en un suceso insólito en 1895.

Situada en la costa norte de España, Gijón es una ciudad que combina como pocas su rica herencia industrial con una intensa vida cultural y un profundo vínculo con el mar. Con vistas al mar Cantábrico, esta ciudad asturiana ofrece paisajes espectaculares, playas urbanas como San Lorenzo, y un casco histórico lleno de sabor local y tradición.
Gijón es conocida por su espíritu acogedor, su fuerte identidad asturiana, y su amor por la sidra, el deporte y la fiesta. Ya sea paseando por el barrio de Cimavilla, explorando su historia marítima o disfrutando de su gastronomía.
Cada rincón de Gijón tiene su propio carácter y autenticidad. Y como toda ciudad con historia, también tiene expresiones propias que dicen mucho de su gente. Una de ellas es: “¡Vete a ver la ballena!”.
De la curiosidad al dicho popular
La frase tiene su origen en un hecho insólito y memorable. En 1895, una ballena de 23 metros apareció encallada en la desembocadura del río Piles, en Gijón. El acontecimiento atrajo a cientos de curiosos, convirtiéndose durante días en la gran atracción de la ciudad.
Lo que comenzó como una visita literal al enorme animal marino derivó, con el tiempo, en una expresión con tintes sarcásticos. “¡Vete a ver la ballena!” se popularizó como una forma local de decirle a alguien que está incordiando que se marche.
Según el Diccionario de la Academia de la Llingua Asturiana (DALLA), la expresión “dir a ver la ballena” se emplea para pedirle a alguien, de forma más o menos brusca, que deje de molestar.
