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La fiebre del té matcha, la bebida de moda rica en antioxidantes, pone en jaque la producción en Japón

La fiebre del té matcha, la bebida de moda rica en antioxidantes, pone en jaque la producción en Japón

La forma de producción tradicional, llamada ceremonial, no puede abastecer la demanda cuyas exportaciones a la UE han aumentado un 190%, hasta los 5.000 millones de euros.

Persona bebiendo té matcha.Getty Images

Las cafeterías de todo el mundo se han llenado del polvo verde delmatcha. Aunque para muchos el sabor no sea del todo agradable y tenga tanto defensores como detractores, lo cierto es que su demanda se ha multiplicado a nivel global. 

En muchas ocasiones vendido como un producto exclusivo o de lo más trendy, ha llenado las redes sociales de famosos e influencers y tiene incluso su propio hashtag Matcha Tok, donde se enmarcan no solo la elaboraciones de tés al uso o de los matcha lattes, sino también de todo tipo de repostería y elaboraciones con matcha.

Las exportaciones a la Unión Europea de este té han aumentado un 190%, hasta alcanzar más de 5.000 millones de euros de facturación. "Nuestra oferta no da abasto para tanta demanda", señalan desde el Consejo de promoción de exportación de té de Japón y recoge el diario El Mundo.

El problema viene dado por una alta demanda que usa este té como un reclamo más de la cultura aesthetic y healthy, un fenómeno local y de consumo entre japoneses como es este tipo de té verde en polvo, rico en antioxidantes y cafeína.

Un té que se está agotando entre los japoneses y que se vende a precio de oro

Actualmente, se estima que para una producción de 200 toneladas hay tiempos de espera de entre tres a cinco semanas. Esto se debe a su elaboración ceremonial, que se obtiene a partir de hojas de té tencha que se mantienen a la sombra durante cuatro semanas mientras crecen. De esta forma se consigue, si se elabora correctamente, su característico sabor 'umami'. 

Una vez cultivadas, las hojas se cosechan, se secan y se muelen hasta convertirlas en polvo utilizando molinos de piedra manuales, lo que hace que como máximo se puedan obtener 40 gramos de matcha por hora. De ahí que su producción no abastezca ni siquiera a los consumidores japoneses locales que, con la alta exportación, se están quedando sin el producto con esta elaboración "ceremonial".

Esta situación hace que estén abundando otras producciones de tés supuestamente identificados como matcha, pero que no siguen esta cuidada elaboración, siendo su resultado más amargo, más arenoso y de color menos vibrante. Algunos proceden de China, donde han transformado muchos de sus campos de cultivos de tés tradicionales en este tipo, pero con un cultivo industrializado.

"Su asociación con un estilo de vida saludable, junto con una eficaz estrategia de marketing y la búsqueda de alternativas al café, han generado una combinación explosiva que explica su actual boom", explica a El HuffPost Mireia Obón Santacana, experta en nutrición y profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

Para Obón, en el caso del matcha "se ha procurado mantener su elaboración artesanal, con el cuidado y la atención al detalle que distinguen a la tradición japonesa", lo que lo hace un producto exclusivo. "Sin embargo, cuando la producción se lleva a gran escala (como ocurre con cualquier producto primario, secundario o terciario) se corre el riesgo de perder esa autenticidad y trazabilidad", explica.

Sobre la falta de disponibilidad de este producto, Obón lo compara con el "aceite de oliva en nuestro país, donde la alta demanda exterior ha tenido impacto en el consumo y los precios internos".

Elaboración tradicional del té matcha.Getty Images

Para la experta en nutrición, el aumento del precio en el caso de los té matcha de calidad puede ser determinante, aunque pide tener cautela con el marketing que siguen algunas marcas. De hecho, advierte de que no solo el sabor es diferente en un matcha de baja calidad o que verdaderamente no lo es, sino que puede afectar a sus propiedades antioxidantes. 

"Factores como las condiciones geográficas, el clima y el tiempo de almacenamiento también influyen de manera significativa en la composición fitoquímica y en sus propiedades antioxidantes", recuerda. 

"La calidad de la materia prima depende de la temperatura y la duración del almacenamiento. Por ello, es recomendable conservar el matcha el menor tiempo posible y a una temperatura entre 0 y 5 °C, para preservar sus propiedades y evitar la pérdida de compuestos bioactivos", añade.

Una importante fuente de antioxidantes, pero no de todas las formas

A pesa

r de su fama y su carácter distintivo, tal y como explica Obón, tanto el té matcha como el té verde provienen de la misma planta, la Camellia sinensis L, con la diferencia de que las hojas se consumen disueltas, ya sea en agua, leche o bebidas vegetales, en forma de polvo y no solo se infusionan como el té verde estándar.

Además de esto, su cultivo a la sombra, como se ha mencionado anteriormente, hace que tenga unos valores nutricionales distintivos. "Al no tocar el sol, estas hojas tienen más aminoácidos (principalmente teanina) y cafeína y un bajo contenido de catequinas en comparación con otros tipos. Sin embargo, una vez que el matcha se disuelve, produce tres veces más catequinas que el té verde en hojas sueltas", apunta Obón.

Tal y como recuerda, en comparación con otros tés verdes, el matcha se eleva como más rico en antioxidantes debido a su contenido en polifenoles y su alto potencial antioxidante, "casi tan efectivos como la vitamina C, la vitamina E, el caroteno y el tocoferol".

A esto se suma su alto contenido en cafeína, ya que como señala la especialista, "el matcha posee un contenido de cafeína relativamente alto en comparación con otros tés verdes y se distingue por su elevada concentración de vitamina C". 

"Se han reportado beneficios en la reducción del IMC, en la reducción de las concentraciones de glucosa en sangre en ayunas y mejora la función cognitiva. La función anti-tumoral del matcha solo ha sido in vitro, pero se ha visto capacidades para inhibir la metástasis, proliferación y viabilidad de las células de cáncer de mama", explica la experta en nutrición, quien advierte de que todavía hay mucha investigación que hacer al respecto.

No obstante, la fiebre del matcha va más allá del té o del matcha latte, sino que ha extendido su influencia a la repostería con galletas, bizcochos, chocolates, los mochis japoneses... y hasta turrones. Ahora bien, los expertos recuerdan que muchas de estas elaboraciones tienen un alto contenido en azúcar o grasas, lo que hacen contraproducentes cualquier beneficio que pueda tener asociado el matcha.

Según una investigación, la máxima eficiencia para disfrutar de los beneficios del matcha es extrayéndolo de forma acuosa a 80ºC durante cinco minutos en polvo. "Aparte de la temperatura de preparación, las propiedades saludables del té también se ven influenciadas por el disolvente en el que se prepara la infusión o el extracto, ya que este influye directamente en la liberación y estabilidad de los compuestos beneficiosos. Así pues, depende de la preparación, variará sus propiedades beneficiosas", indica Obón.

Asimismo, la especialista en nutrición recuerda que no solo hay que centrarse en este 'polvo mágico' rico en antioxidantes, ya que otros tés verdes tienen numerosos beneficios similares. "Tés como el bancha o el kukicha, al igual que el té verde convencional, también ofrecen numerosos beneficios para la salud", explica, aunque admite que "no son sustitutos directos del matcha, ya que no aportan exactamente la misma concentración de compuestos bioactivos, pero sí comparten propiedades saludables". 

Así que, en lugar de centrarnos en solamente consumir matcha latte a niveles disparatados, este puede alternarse con otros tipos de tés verdes y así hacer un consumo más sostenible de esta preciada elaboración. 

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
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Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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