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Cómo la manosfera llega a los móviles de los adolescentes y qué pueden hacer los padres: el debate que ha abierto 'Adolescencia'

Cómo la manosfera llega a los móviles de los adolescentes y qué pueden hacer los padres: el debate que ha abierto 'Adolescencia'

La miniserie de Netflix ha puesto sobre la mesa la misoginia que reciben muchos jóvenes desde edades tempranas y cómo les afecta.

Fotograma del primer episodio de 'Adolescencia' en Netflix.Netflix

Los datos estaban ahí desde hace varios años: el contenido misógino se expande por redes sociales y el discurso de grupos incels llega en muchas ocasiones a los jóvenes disfrazado de meme, de vídeo de "éxito personal", criptomonedas o rutinas de gimnasio. Pero la miniserie de Netflix Adolescencia ha sido el golpe de realidad definitivo a gran escala.  

Con solo cuatro capítulos, este drama creado y dirigido por Jack Thorne aborda el asesinato a una joven por el que se acusa a Jamie (Owen Cooper), un compañero de instituto de 13 años que es detenido como principal sospechoso del asesinato.

La ficción ha puesto sobre la mesa (o ha vuelto a poner) la misoginia que circula en redes sociales a través de influencers como el conocido Andrew Tate, que difunden contenido denigrante para las mujeres y cómo esto llega a los jóvenes cada vez antes.

Según el Informe HOPE no odio de 2020, la manosfera influye en las creencias de los más jóvenes sobre el feminismo. “Los niños repiten los puntos de conversación de la manosfera en la escuela e incluso acosan a las maestras”, apuntan. “El informe encontró que el 50% de los hombres jóvenes de entre 16 y 24 años cree que el feminismo dificulta que los hombres tengan éxito”, añaden. En España, el 23,1% de los jóvenes de entre 15 y 29 años considera que "la violencia de género no existe y es un invento ideológico", según datos del Barómetro Juventud y Género 2023, elaborado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud.

El contenido está presente y no es nada nuevo. Sin embargo, la producción de Netflix y su desgarrador mensaje ha calado más que muchos informes y advertencias de sociólogos. Sin embargo, los especialistas piden que aunque este fenómeno exista no hay que simplificarlo ni caer en alarmismos o prohibiciones.

"Lo primero que tenemos que hacer cuando nos enfrentamos a este tipo de fenómenos y cuando nos enfrentamos a un elemento cultural como es esta serie, que nos pone de frente a algo que o no sabíamos que existía o no queríamos saber que existía, es no simplificar", sentencia Begonya Enguix, doctora en Antropología de los géneros y las sexualidades y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC.

Un contenido que llega en un momento de vulnerabilidad a través de un algoritmo orientado al éxito, la disciplina y el aspecto físico

En este proceso de no simplificar cómo llega este contenido a los jóvenes, Enguix recuerda que no necesariamente los adolescentes van a consumir ese contenido por decisión propia.

"Esta información circula por internet. A Andrew Tate lo conoce todo el mundo y él hizo circular informaciones en sus intervenciones en las redes sociales que se relacionaban con la deshumanización de las mujeres, un antifeminismo tremendo y una misoginia brutal", explica sobre el creador de contenido machista, que está siendo investigado por trata de personas, abuso de menores y blanqueo de dinero.

La investigadora asegura que si se hace una encuesta a "jóvenes españoles de entre 12 y 20 años, todo el mundo ha oído hablar de Andrew Tate". Aunque recuerda que no todos lo verán con la misma perspectiva: "Alguno habrá entrado en alguno de sus vídeos para o bien burlarse de lo que dice o para bien decir ‘oye pues igual tienes razón y toda la culpa de todo lo que me pasa no la tengo yo, la tienen las mujeres, que son las que no saben apreciar lo que yo soy, porque yo soy un hombre y eso tiene valor".

Este contenido básico y simple como que las mujeres son inferiores y deben respetar al hombre por ser superior, pero que, sin embargo, solo se sienten atraídas por un 20% de hombres, como señala la "teoría 80/20" difundida por los incels y que se menciona en Adolescencia activan, según Enguix, unas "resonancias culturales".

"Aunque fuera de las pantallas estén aprendiendo otras cosas o estemos en unos contextos culturales que favorecen otro tipo de pensar, que estemos en una sociedad democrática donde la igualdad se reconoce como un valor democrático, estos contenidos de ‘yo soy un hombre y por ser un hombre yo merezco A, B, C’, resuenan", explica.

  Fotograma del primer capítulo de 'Adolescencia'.Netflix

Que estos mensajes lleguen a los adolescentes no es lo mismo que llegue a un adulto. Tal y como recuerda Enguix, los jóvenes se encuentran en una época complicada, como es la adolescencia, de "vulnerabilidad, conocimiento de uno mismo, problemática en las relaciones con los otros, inicio de relaciones con las personas del otro sexo y con otros géneros, etc."

Esta inseguridad, tal y como se refleja en la serie, en la que Jamie el protagonista se siente descontento con su físico y con complejos con respecto a algunos compañeros de clase hace que el contenido se filtre fácilmente a través de los llamados gurús de éxito e incluso influencers que presumen de buena forma física. Un triángulo que agrupa desde burpees a criptomonedas y que usan a las mujeres como objeto.

"Muchas veces circulan sencillamente poniendo en valor lo masculino, el cuerpo, el ‘cómo tenemos que ser nosotros los hombres’: tenemos que ser musculosos, tenemos que ejercitarnos en la disciplina, tenemos que comer bien, tenemos que ser bros, tenemos que tener éxito, etc", explica Enguix.

"Todo eso se está vehiculando mucho por contenidos que están relacionados con el éxito económico, las criptomonedas, y que para serlo tiene que ser social y sexual"
Begonya Enguix, doctora en Antropología de los géneros y las sexualidades y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC.

Lejos de parecer inocuo, la investigadora recuerda que este contenido cuenta con un porcentaje ideológico "muy marcado, porque apela a esos implícitos culturales de los géneros tradicionales donde uno se sitúa por encima del otro". 

La especialista distingue que estos contenidos no son solo "antifeministas" sino que pasan a ser misóginos, como el caso de Andrew Tate ven a las mujeres como seres inferiores por el hecho de serlo: "Por haber nacido hombre, tengo derechos y el resto, por haber nacido mujer, tienen obligaciones fundamentalmente de complacerme y servirme".

"Todo eso se está vehiculando mucho por contenidos que están relacionados con el éxito económico, las criptomonedas, y que para serlo tiene que ser social y sexual. Ejemplo de ello, es cualquier foto de Amadeo Llados con un cuerpo muy cultivado, muy musculoso, muy masculino, muy fuerte, es decir, en el que resuenan los valores culturales asociados a la masculinidad. Y que aparecen dos mujeres al lado, o sea, como James Bond, pero más musculoso", detalla.

En los casos más extremos Enguix denuncia una deshumanización que también se ve en la serie, en la que el adolescente no llega a percibir a su compañera como una joven que ha fallecido: "El chaval nunca dice que ha hecho algo malo, siempre dice ‘yo no he hecho nada malo’. Esto para mí es muy interesante porque seguramente considera que esa compañera no era ni siquiera un ser humano, es decir, la deshumanización de esta persona ya había llegado a tal punto que era como echar un papel a la papelera".

¿Ver juntos la serie o no? Y cómo educar a un hijo en un escenario de misoginia digital

En este escenario, la educación tanto por parte de los padres como de los profesores y educadores se convierte en un reto, pero también lo hace la culpa y la "responsabilidad" en caso de que los hijos consuman o sigan este tipo de contenido, llegando a casos extremos como el de Jamie en la serie.

Las prohibiciones bien de las redes sociales o del uso del móvil, según Enguix, no deberían ser el camino a seguir: "Justamente la adolescencia es un momento de autoconocimiento, de rebelión, de revolución personal y de grupo en el que un ‘no’ puede ser muy atractivo".

"Hay que tener en cuenta no solo el uso intensivo que hacen los adolescentes de las redes sociales, sino también la importancia que tienen en esta época los grupos de amigos, que esto también puede hacer a ver quién es más macho", explica y detalla que ese discurso machista llega hasta la política y ámbitos institucionales.

Para la psicóloga y psicoterapeuta especialista en crianza y adolescencia Pamela Cassis, el rol de la familia es fundamental. "Los niños van creando su mundo y su naturaleza en su madurez a través de lo que creamos los padres, pero tenemos que dar las condiciones para que ese proceso de madurez se dé", explica. 

"Tenemos que darle en primer lugar una mirada de aceptación a quién es, cuando va reprimiendo emociones y tiene que ocultarle a los padres una parte de su personalidad por miedo a decepcionarles o no estar a la altura o lo conozcan realmente", añade y apunta que los procesos de aislamiento excesivos se dan cuando estas circunstancias no son propicias. "El tema principal es la autopercepción y la autoestima de Jamie y eso se forja en casa. Ambos padres estaban ausentes durante la serie. No se puede controlar al 100%, pero al 80% sí es lo que hacemos en casa", opina la psicóloga.

  Escena del tercer capítulo de 'Adolescencia'.Netflix

En el capítulo final de la serie, el padre de Jamie, al que da vida Stephen Graham, se culpa sentenciando "debería haberlo hecho mejor". No obstante, Enguix no cree que la culpa deba recaer en un único factor. "Justamente lo que la serie nos muestra es que esta familia es perfectamente normal y tiene además una hija que opina todo lo contrario que su hermano y ambos han sido criados en el mismo contexto. Uno ha salido como ha salido y la otra ha salido como ha salido", recuerda la antropóloga.

"Justamente lo que la serie nos muestra es que esta familia es perfectamente normal y tiene además una hija que opina todo lo contrario que su hermano y ambos han sido criados en el mismo contexto. Uno ha salido como ha salido y la otra ha salido como ha salido"
Begonya Enguix, doctora en Antropología de los géneros y las sexualidades y profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC.

"Esta tendencia a culpar es una tendencia que simplifica mucho y las culpas nunca son únicas. Esta culpabilización es justo un proceso que también se utiliza en estos procesos de misóginos: ‘toda la culpa de lo que a mí me pasa es de las mujeres’. Es un mensaje muy potente y muy sencillo", señala la antropóloga.

Con respecto a si deberían ver la serie con sus hijos o no Cassis y Enguix difieren. La psicóloga recalca que la serie está dirigida a los padres, las escuelas y la sociedad en general, pero no a los adolescentes. 

"Es para se den cuenta de que los adolescentes están pasando una época sumamente difícil y no lo estamos viendo", señala. "El mensaje principal de la serie es qué llevó a Jamie a hacerlo, cuál es el motivo. Lo principal es que lo vean sus padres, si la quieren ver con sus adolescentes recomendaría que tuvieran mínimo 13 años, pero con intención de abrir su canal de comunicación, para que se puedan expresar", opina Cassis.

Enguix sí que cree que sería un buen ejercicio para una familia con adolescentes verla juntos: "Me parece muy buena política, por ejemplo, que los padres vean esta serie con los hijos y la comenten. Que los padres lleven a los hijos, varones, adolescentes a casos particulares, es decir, tu hermana, tu prima, tu amiga... Piensa en ellas. ¿Tú crees que son como te las están pintando algunas personas en las redes sociales, que todas van por el interés, el 80/20, que las mujeres son unos seres que no alcanzan el estatus de humano porque son inferiores?".

La antropóloga, al igual que Cassis, cree que la clave es generar un clima de confianza para que los jóvenes tengan la autoestima suficiente para no seguir tendencias que puedan darse en internet o en su grupo de amigos. 

"Que un adolescente sea capaz de decir ‘bueno, pues vosotros queréis hacer esto, pues yo no lo voy a hacer’. Creo que es un poco el camino. Tendemos a lo contrario a pensar en lo fácil de ‘esto es culpa de los padres’, ‘es una familia desectructurada’ o ‘no han tenido medios para enfrentarse a eso", explica Enguix.

Para Cassis esa forma de acercarse a los jóvenes debe darse desde la comprensión y el diálogo cercano, siendo fundamental una escucha activa y sin juzgar a lo que el adolescente pueda expresar: "Cuando estamos presentes estamos generalmente presionando, regañando o corrigiendo. Eso hace que el adolescente no quiera salir de su cuarto. Ahí se empiezan a aislar". 

"La labor de los padres no solo es poner límites al tiempo en las redes o al tiempo con el móvil sino involucrarnos en la era digital, qué significan los stickers, los emojis, qué está pasando en el mundo de nuestros adolescentes que estamos viviendo"
Pamela Cassis, psicóloga y psicoterapeuta especialista en crianza y adolescencia

"La labor de los padres no solo es poner límites al tiempo en las redes o al tiempo con el móvil, sino involucrarnos en la era digital, qué significan los stickers, los emojis, qué está pasando en el mundo de nuestros adolescentes que estamos viviendo. Es importante escuchar sin interrumpir, sin juzgar o minimizar lo que está expresando el adolescente. Lo importante es escucharle a él, lo que diga", señala y apunta a que si esta relación no se da en casa son más vulnerables a los vínculos externos.

Para Cassis, hay tres señales de alerta claras de aislamiento en adolescentes: en primer lugar un aislamiento extremo más allá de su búsqueda de espacio propia de la edad; en segundo lugar, "cambios humor abruptos, que tienen mucha frustración acumulada y lo ves constantemente de mal humor o ves signos de depresión, ansiedad, cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño", y, por último, el caso extremo en el que se den "conductas de riesgo", "donde no mira las consecuencias de sus actos y le veas abusando del alcohol o las drogas, todas esas cosas son focos rojos".

Una legislación orientada al control en las plataformas 

Ambas especialistas coinciden en que es prácticamente imposible controlar las influencias externas que puedan recibir los adolescentes, ya sea mediante las redes sociales, a través de su grupo de amigos, etc. Pero sí se les puede orientar en un pensamiento crítico.

"Puede haber muchísima información fuera, la manosfera, la pornografía... Pero la clave es qué valores tiene tu hijo y eso se instruye en casa. Cuando no tenemos vínculos en casa vamos a buscar quién queremos ser o con qué nos identificamos fuera", explica Cassis. "Es importante valorar su posición, escucharle, interesarse por sus cosas, abrirle espacio emocional para que puedan ser sin un vínculo condicionado. La prevención de cualquier conducta de riesgo está en la comunicación, no en el control", recomienda.

"Es importante valorar su posición, escucharle, interesarse por sus cosas, abrirle espacio emocional para que puedan ser sin un vínculo condicionado. La prevención de cualquier conducta de riesgo está en la comunicación, no en el control"
Pamela Cassis, psicóloga y psicoterapeuta especialista en crianza y adolescencia

En este sentido, Enguix ve "fundamental dialogar y educar para que se sepa que puedes ir a mirar un vídeo y te puede salir otro y que seas capaz de dilucidar qué es lo que te están diciendo, que lo que te están diciendo no es información contrastada o no es información que deba circular en una sociedad democrática".

Además, la antropóloga apunta que en muchos casos, al igual que sucede con el contenido que prima en X desde que Elon Musk adquirió la red social, se utilizan con fin ideológico. "Son las derechas extremas las que de algún modo están defendiendo políticamente estas posiciones tan tradicionales y tan desiguales de género", enfatiza.

"Si cogemos los últimos barómetros, en un determinado sector de hombres jóvenes se ha detectado desde hace un par de años, que al menos un 25% de los hombres jóvenes votarán posiciones de extrema derecha, fundamentalmente Vox, y en segundo lugar Se acabó la fiesta", señala y recuerda que no es un problema de la juventud, sino que hay que recalcar que el "género es un elemento fundamental" por lo que hay que enfatizar en la educación y las políticas con perspectiva de género. 

Precisamente en este vínculo entre extrema derecha y desigualdad de género que se promueve entre hombres jóvenes trabaja Enguix como parte del proyecto de investigación europeo YOU-DARE [siglas de YOUth Debunking the gendered Arguments of Far-Right Extremism, es decir, "Juventud que desmonta los argumentos de género del extremismo de derecha"].

Con intención de reducir situaciones de acoso, la ley de protección de menores en el ámbito digital en la que trabaja el Gobierno, además de obligar a los centros escolares a que regulen el uso de los dispositivos digital en el aula y la instalación del control parental de fábrica, quiere regular delitos como la sexualización a través de IA para evitar casos como el de Almendralejo (Badajoz).

No obstante, Enguix pide que esto no sea solo regulado en los dispositivos sino que también se restrinja cierto contenido en las plataformas. "Se debería evitar distribuir ciertos contenidos que radicalizan, que llevan a la violencia, a la exclusión, al castigo del otro o a la culpabilización del otro y su deshumanización, aunque exista la deep web", sentencia. "Este tipo de contenidos que pueden llevar a estas consideraciones, habría que controlarlos en origen y no solo en destino", zanja.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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