Nada como el terror inquietante de esta obra para, tanto en la luz como en la oscuridad, plantear lo que significa crecer. Crecer es comprender y comprometerse, asumir el miedo que da eso a los adultos que pueblan la obra y, seguramente, a los espectadores en el mundo de incertidumbre en el que viven.
Como padres que somos, sabemos que nuestros hijos nos tienen en un pedestal. Siempre he hecho lo que he podido para enseñarle a mi hija a ser fuerte, a tener seguridad, a defender lo que cree, a confiar en su capacidad y a creer en sí misma. Sin embargo, lo gracioso es que no estoy segura de en cuántas de esas cosas he influido yo.