Se avecina (otra) guerra entre Federico de Dinamarca y su hermano Joaquín de Dinamarca
Después de la polémica de los títulos que mostró dos bloques en la familia real danesa, cuestiones económicas amenazan la armonía entre los hijos de Margarita de Dinamarca.

No es que la relación fraternal de Federico y Joaquín de Dinamarca sea como la de los príncipes Guillermo y Harry, es decir, entre mala y muy mala, pero tampoco son los hermanos más unidos y mejor avenidos del mundo. Se llevan solo un año y se criaron juntos, pero sus distintos destinos y otros asuntos han hecho mella en su vínculo.
Joaquín de Dinamarca nunca ha ocultado su insatisfacción, no por no ser el heredero, sino porque sentía que todo estaba marcado para el futuro rey, pero nada para el 'repuesto'. Se unió así a las quejas de su padre, el príncipe Henrik, que siempre manifestó su frustración por no habérsele dado el estatus de rey consorte como esposo de la reina Margarita.

Las cosas fueron a peor con la polémica de los títulos que se desató en septiembre de 2022 cuando la casa real danesa emitió un comunicado en el que se anunciaba que desde el 1 de enero de 2023, los cuatro hijos de Joaquín de Dinamarca perdían el tratamiento de alteza y la dignidad de príncipes de Dinamarca. A partir de ese momento, tendrían tratamiento de excelencias y el título de condes de Monpezat, dignidad que Margarita II concedió a sus hijos, y también a sus nietos, en referencia a la familia francesa de su marido, el príncipe Henrik.
Hubo declaraciones cruzadas y se desató una gran polémica que terminó con la victoria de la casa real, que es lo que suele pasar en estos casos. La reina Margarita no cambió de opinión, pero lamentó el dolor causado a su hijo menor y a sus nietos. Por su parte, Federico, que entonces era príncipe heredero, terminó hablando y reconoció que si bien tenía una relación cercana con su hermano Joaquín, era evidente que había discrepancias familiares.

"Es triste ver lo afectado que ha estado por la decisión. Impresiona ver a tu hermano así, pero mi madre ha tomado una decisión que es solo suya. Y lo entiendo. Puede y quiere hacerlo. Y, por supuesto yo mismo estoy interesado en que la monarquía danesa se renueve, o que al menos se produzca un adelgazamiento de la casa real", manifestó, dejando claro que, en el fondo, la reina Margarita le había hecho un favor.
"Estoy en constante contacto con mi hermano, siempre lo he estado. Tengo mucha comunicación con él. Pero hay una discrepancia que ha surgido en mi familia, que no es nueva, porque en muchas familias surgen discrepancias, y ahora ha surgido en la mía. Es un asunto de familia”. Es decir, que había problemas y no eran precisamente nuevos.

El tiempo fue pasando, Margarita II abdicó en su hijo Federico, que subió al trono el 14 de enero de 2024, y parecía que las cosas se iban calmando. Sin embargo, ha surgido otro asunto que pone en peligro la frágil paz de la dinastía reinante en Dinamarca, y como ocurre en muchas familias, es una cuestión de herencias.
El Château francés que puede traer problemas
Federico X ha heredado de su madre en vida lo mejor que podría recibir, que es la corona. Pero no es lo único. Para él son el uso y disfrute de las residencias reales, y también de las joyas de la corona, que en este caso son para su esposa, la reina Mary. Pero luego están las joyas privadas, que está previsto que Margarita II lo deje a la línea principal, es decir, a su hijo mayor, para que las piezas puedan ser usadas por las reinas y princesas de primera línea.

Y hay más. La reina Margarita tiene tres propiedades privadas, aunque dos de ellas con matices. Por un lado está el palacio de Marselisborg, en Aarhus, y por otro, el pabellón de caza de Trend, en Jutlandia. Ambos fueron donaciones públicas y están a disposición de la familia real danesa, así que deben recaer en la rama principal. Es decir, serán para Federico X, y posteriormente para su hijo Christian.
Luego está la residencia que es realmente privada. Se trata del Château de Cayx, cercano a Cahors, en Francia. Este palacio fue comprado por Margarita y Henrik de Dinamarca en 1974 durante unas vacaciones en Le Cayrou, casa de la infancia del príncipe consorte, natural de Francia. Así, lo rehabilitaron y convirtieron Cayx en su residencia en el país galo, que la familia real ha visitado cada verano desde entonces.

Tanto Federico X como el príncipe Joaquín han seguido pasando parte de sus vacaciones en el château, en el que además, durante más de 40 años y hasta 2015, su padre elaboró y vendió vino. Sin embargo, es un lugar más importante para Joaquín de Dinamarca al ser una residencia privada, por su enorme conexión con su padre, por su segunda esposa, la princesa Marie, de nacionalidad francesa, y porque en los últimos años ha pasado más tiempo allí con su familia que Federico X con la suya.
Por todo ello se pensaba que Cayx sería para Joaquín. Pero no. Ya en vida de Henrik de Dinamarca declaró que Margarita II y él habían pensado en legárselo a su hijo mayor porque Joaquín ya tenía una residencia en Jutlandia, el palacio de Schackenborg, posesión que años después vendió por casi 13 millones y medio de euros. Aquello quedó en nada porque la reina Margarita expresó en ese sentido en 2018 que no quería interferir en este asunto pero... ¿cómo no hacerlo si la dueña es ella y tiene dos hijos y herederos?

Así que salvo que las cosas se hagan con mucho, pero mucho tacto, se avecina una guerra, bueno, otra guerra, entre los dos hermanos. Como señala Se og Hør, si la reina Margarita no hace testamento, puede haber problemas con Cayx. Es un lugar muy importante para Joaquín de Dinamarca y se entiende que querría conservarlo, pero casualidad o no, Federico y Mary de Dinamarca y sus mellizos, Vincent y Josephine, pasaron unos días en verano de 2025 en el château, escenario habitual del veraneo del príncipe Joaquín y sus hijos.
Federico de Dinamarca tiene ventaja sobre su hermano
Hay además dos ventajas para el monarca. La primera es que debido a una reforma legislativa en Dinamarca que se aprobó en 2024, se eliminó el impuesto de sucesiones cuando la herencia pasa de un rey a otro, es decir, que si Federico X hereda de Margarita II, se ahorra los impuestos. Si heredara el hijo pequeño, debería pagar un 15 por ciento de impuestos sobre el valor de la propiedad francesa. Por otro lado, si no hay testamento, sería Federico el que decidiría sobre para quién sería Cayx, y si lo desea, sería suyo.

Otra cosa sería que para evitar pagar impuestos, se acordara que la propiedad fuera para el rey de Dinamarca, que tuviera a bien dejar la propiedad de vez en cuando a su hermano y a sus sobrinos, que seguirían beneficiándose de Cayx sin tener que asumir gastos. Un acuerdo así sería ventajoso para todas las partes siempre y cuando las cosas estuvieran bien entre los hermanos, y también siempre y cuando Joaquín lo viera como una opción mejor antes de quedarse con el château de Cayx. De todos modos, podrían hacer como en la mayoría de las familias, donde todo va a partes iguales, y si un heredero quiere algo para él solo, lo paga. Eso sí, una dinastía real no es como la mayoría de las familias. Sea como fuere, tiempo tienen, si quieren, para dejarlo todo bien arreglado.
