La decisión de Leonor y Sofía deja en manos de los hijos de las infantas Elena y Cristina la petición que llevan años haciendo desde Menorca
El ayuntamiento de Ciutadella sigue intentando que los herederos de Juan Balada den el paso que esperan desde hace mucho tiempo.

Los miembros de la familia real suelen recibir cuantiosas herencias. Está el dinero contante y sonante, como el que el rey Juan Carlos y las infantas Pilar y Margarita recibieron de su padre, o también las joyas. No hay más que ver el legado de Victoria Eugenia a las reinas de España.
Hay algunas que han traído o traerán dolores de cabeza, como la de Juan Carlos I. Cuando en 2020 se descubrió la existencia de que Felipe VI era beneficiario de la Fundación Lucum, renunció a la herencia que le pudiera corresponder de su padre cuando este fallezca y le retiró su asignación.

Luego hubo otra que sí se ha producido y que aunque fue un foco de preocupación, ha servido para una causa noble. De todos modos, hay un tema pendiente que todavía no se ha solucionado. El asunto comenzó con la muerte de Juan Ignacio Balada Llabrés, fallecido el 18 de noviembre de 2009. Para sorpresa de todo el mundo, el empresario legó su fortuna a buena parte de la entonces familia del rey.
En concreto, la mitad se dividió a partes iguales entre Felipe y Letizia, sus dos hijas y los seis nietos restantes de los reyes Juan Carlos y Sofía. El testamento especificaba que la otra mitad debía servir para que los entonces príncipes de Asturias crearan una fundación de interés general. Si no aceptaban la herencia iría para el estado de Israel.

Fue un quebradero de cabeza, pero Felipe y Letizia decidieron aceptar. El 23 de abril de 2010 se creó la Fundación Hesperia, que como pidió Balada apoya la monarquía en España y fuera de ella y su fomento a través de las ciencias y las artes, pero los reyes fueron más allá y gracias a esta entidad se fijó como objetivos la formación de la juventud para facilitar su mejor acceso al mercado de trabajo, la promoción, participación y fomento de proyectos de carácter social y el fomento de la cultura.
Felipe y Letizia y sus hijas han renunciado a la herencia
Por supuesto Felipe y Letizia comunicaron el 16 de enero de 2010 "que la parte que pudiera corresponderles en la herencia del Señor Balada se destinaría íntegramente a fines sociales". Con respecto a Leonor y Sofía, hubo que esperar que fueran mayores de edad, aunque se ha sabido que ambas han renunciado igualmente a la herencia, que incluye un palacete situado en Ciutadella que el ayuntamiento reclamó a Casa Real para darle un uso público. Sin embargo, la petición ha caído en saco roto durante años porque todos los nietos de Juan Carlos y Sofía debían ser mayores de edad.

La infanta Sofía, la más joven de los nietos, cumplió 18 años el 29 de abril de 2025, por lo que el consistorio menorquín volvió a solicitar a La Zarzuela la cesión del palacete. Como publica Menorca Info, Casa Real ha respondido que tanto la princesa Leonor como la infanta Sofía han renunciado a su parte de la herencia, siguiendo así los pasos de sus padres. Sin embargo, no tiene poder de decisión sobre la cesión del edificio ya que Felipe y Victoria de Marichalar y Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin son también herederos.
Así, después de la renuncia de los reyes y sus hijas, lo que pase con el palacete ya es decisión de los hijos de las infantas Elena y Cristina y de la Fundación Hesperia. Lo apropiado sería que la vivienda que fue de Juan Ignacio Balada Llabrés pueda tener un uso social y que la herencia económica de los Marichalar y los Urdangarin vaya a parar a fines sociales.
