Lo estamos haciendo mal: este es el momento perfecto en el que echar el ajo al cocinar
La clave está en la alicina.

Los beneficios del ajo son muy variados. La Fundación Española de Nutrición (FEN) recoge en la ficha que ha elaborado sobre este producto que es fuente de minerales, como puedan ser el potasio, el fósforo, el yodo y de vitaminas, como la B6. Asimismo, pone en valor sus componentes sulfurados.
Entre ellos se encuentra la alicina. Esta no se encuentra como tal en el ajo, es el resultado de la combinación de otros dos sulfurados: la alinasa y la aliina. Y es precisamente la alicina la que, según el National Institutes of Health (NIH), tiene beneficios para el organismo.
Entre los que ha recogido en su página web el organismo especializado en salud dependiente del gobierno estadounidense se encuentra la salud cardiovascular o la disfunción endotelial. También mencionan que es bueno frente a la hipertensión y la dislipidemia.
El portal web polaco ONET ha lanzado una advertencia a la hora de cocinar el ajo. Han señalado que, al cocinar el ajo, la alicina pierde sus propiedades. Es por eso que han recomendado hacer un cambio en las recetas a la hora de añadirles este producto.
El consejo pasa por, en lugar de echarlo al principio de la elaboración de la receta en cuestión, hacerlo justo al final. En cualquier caso, han insistido en que los efectos más óptimos se consiguen cuando el ajo se toma en crudo.
En lo que a más beneficios se refiere, la FEN ha recogido cómo usaban las civilizaciones griega y romana este producto. En Grecia, los atletas se la tomaban antes de las competiciones para coger fuerzas y, tras las mismas, para reponerlas. Los romanos, por su parte, lo usaban a modo de antiparasitario.