"No le hizo falta pronunciar ninguna palabra para lanzar un mensaje": la historia del vestido de la reina Sofía en la proclamación de Juan Carlos I
Dos días después de la muerte del dictador, la nueva reina apostó por un rosa vibrante.

Con la capilla de Franco todavía abierta y la incertidumbre por lo que pasaría en los próximos meses, los españoles asistieron desde sus casas a la proclamación del rey Juan Carlos el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador. En un acto en el Congreso, la monarquía volvía a España a través de la nueva familia real capitaneada por el nuevo Juan Carlos I, Sofía y sus tres hijos, Felipe, Elena y Cristina.
La reina Sofía no tenía discurso, pero se convirtió en la protagonista involuntaria por su estilismo. Un vestido largo en un color rosa vibrante que para algunos es fucsia pero que se asemeja al tono de los capotes y que hizo que la nueva reina se identificara desde cualquier parte del hemiciclo. En medio de trajes oscuros y uniformes militares, las miradas se dirigían todas a la consorte.
“Además del poder escenográfico de ese fucsia que la convierte en el centro de la imagen, ese tono rosa se asemeja al de un capote y lanza otro mensaje: el de que estamos ante una reina de origen griego que quiere homenajear una de las tradiciones más reconocidas de España”, destaca Marina Fernández, politóloga y directora de comunicación de la Escuela Internacional de Protocolo, sobre este vestido que ya forma parte de la Historia.

El vestido es una creación de las hermanas María Antonia y Pilar Molinero, modistas de la alta sociedad y responsables de incorporar en España patrones de firmas como Valentino o Balenciaga. La prenda, que se hizo a contrarreloj para estar lista para el gran día, iba acompañada de un abrigo largo y un bolso del mismo tono.
Según se ha ido documentando a lo largo de los años, la reina Sofía dudó sobre qué color utilizar para la proclamación y se planteó ir de luto, pero finalmente optó por un tono más vibrante. En el libro La soledad de la reina, Pilar Eyre desveló que la emérita confió en las modistas y les preguntó cómo pensaban que querrían verla los españoles. “Guapa, señora. Querrán verla guapa”, respondieron según la autora las hermanas Molinero.
Lo cierto es que la elección del color rosa vibrante sorprendió a muchos y algunos sectores de la sociedad criticaron que la nueva reina no fuera de negro. “La simbología más profunda es que España estaba de luto, la capilla ardiente de Franco todavía seguía abierta, había muerto hacía dos días, y en las cortes generales lo que veíamos es a caballeros enlutados”, recuerda Marina Fernández.
“A la reina, que ese día no tenía discurso, no le hizo falta pronunciar ninguna palabra para lanzar un mensaje a través de su vestido. La reina y la casa real estaban contando que comenzaba una nueva época”, asegura la especialista en protocolo, que recuerda que en estos casos nada se deja al azar. “Estas elecciones jamás son casualidad. Esto responde a una estrategia de comunicación apoyada en una etiqueta protocolaria”, defiende Fernández. “Se criticó el mensaje desde algunos sectores porque no querían esa ruptura, esa nueva etapa”, recuerda la politóloga.
La marca reina Sofía
La reina tomó una decisión arriesgada para un acto tan trascendental sobre la que empezó a trazar su propio estilo personal como reina de España. Empezando por los juegos de perlas que combinó con el vestido y siguiendo por su peinado, que ha permanecido imperturbable durante cincuenta años.

"La reina Sofía lo que tuvo muy claro es que había que construir la imagen de la monarquía, lo anterior quedaba muy lejos y lo hizo casi sin referentes. Ella se esforzó en crear la marca reina Sofía y las imágenes que hay de ella en la España de los setenta con las infantas y el príncipe son similares a las que podríamos ver ahora de ella. Ese peinado que permanece imperturbable, siempre igual pase lo que pase, totalmente reconocible", comenta Fernández.
Ese estilo y esa marca personal se han mantenido durante las cinco décadas que ha permanecido en Zarzuela y se evidenció una vez más este viernes en el acto de imposición del Toisón de Oro. Para una ocasión cargada de simbolismo, la reina Sofía confió de nuevo en el rosa, aunque en una versión más pastel que fucsia, luciendo otro vestido largo de corte recto acompañado de una chaqueta a juego, salpicada por brillantes.
50 años después de aquella imagen en el Congreso, la reina Sofía que, entonces no pronunció palabra sigue saliendo en la foto, mientras que el rey Juan Carlos es la gran ausencia de los actos conmemorativos del aniversario de la monarquía.
