A las puertas de un nuevo hito en la lucha contra el cáncer de mama con altas posibilidades de recaída
En estos días, en el Congreso Europeo de Oncología, se han presentado los prometedores resultados del ensayo con el fármaco abemaciclib en pacientes con altas probabilidades de recurrencia.
Cada año, en nuestro país, alrededor de 36.000 mujeres reciben con pánico un diagnóstico de cáncer de mama. De todas ellas, según datos del GEICAN, el grupo líder en investigación en cáncer de mama en España, entre el 92% y el 95% de los diagnósticos se hacen en estadio de 1 a 3, etapas potencialmente curables con cirugía y tratamiento.
Conchi Díaz recibió la fatal noticia cuando tenía 44. “Es un tsunami de emociones por todo lo que te pasa. Ahí empiezan tus cambios, tus tratamientos, una lucha continua. Además, cuando me pasó, en 2020, estábamos en plena pandemia. Dios, nunca se me olvidará. Mi primera quimio fue el 27 de febrero y fue todo normal porque todavía no había pasado nada, pero luego fueron complicadas, con permisos para poder salir con mis sobrinas que me ayudaban las pobres a llevarme al hospital, a recogerme, a traerme", recuerda.
A Conchi primero le dijeron que su cáncer estaba en etapa 2, pero en la cirugía se vio que había ganglios afectados y eso implicó una mastectomía y una linfadenectomía axilar –la extirpación de los nódulos de la axila-. “Ya no era un estadio 2, sino un estadio 3 y esto implicó un cambio de tratamiento y dos intervenciones quirúrgicas”, explica.
Esta etapa 3, nos explica José Ángel García Sáenz, oncólogo en el Servicio de Oncología Médica y Coordinador de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Clínico San Carlos, se caracteriza porque los tumores son grandes, de más de 5 centímetros, y con afectación de los ganglios o también tumores pequeños, pero con una afectación muy alta de los ganglios axilares. "Estos tumores grandes con afectación axilar o una afectación de ganglios masiva tienen una tasa de recaída muy alta”, explica el especialista. Alrededor de una de cada cuatro pacientes en ese estadio 3 va a presentar, en los primeros cinco años, una recurrencia local, en la misma mama, o a distancia.
Reducir esas tasas de recaída es uno de los retos en los que la ciencia trabaja en estos últimos años. "A lo largo de los últimos 50 años hemos hecho grandes avances para controlar la enfermedad gracias al conocimiento de su biología”, indica el doctor Sáenz, que destaca la importancia del trabajo multidisciplinar, de la investigación conjunta de oncólogos, genetistas, endocrinos y radiólogos. Señala el especialista como hitos en el tratamiento de la enfermedad la aparición del tamoxifeno en 1983, la incorporación de inhibidores de la aromatasa en 2004, la inclusión de las plataformas genómicas en la década de 2010 para tomar decisiones más precisas respecto al tratamiento y la supresión de la función ovárica en pacientes premenopáusicas en 2014.
Objetivo: frenar la réplica descontralada de las celulas tumorales
Ahora, explica el investigador y experto en cáncer de mama, ha aparecido un nuevo protagonista que ha abierto nuevas líneas de investigación y tratamientos. “Sabíamos que el ciclo de la célula tumoral, la célula maligna, es eterno, es una célula que se replica descontroladamente. Entonces, se ha descubierto que hay unas proteínas que intentan frenar esas células, que regulan el ciclo vital de la célula tumoral, que se llaman ciclinas”, explica. Esas ciclinas se regulan con unas enzimas que se llaman quinasas dependientes de ciclina y “gracias al conocimiento que teníamos primero a nivel preclínico, es decir, en el laboratorio, y luego a nivel clínico, es decir, en seres humanos, hemos visto que los denominados inhibidores de las quinasas dependientes de ciclina CDK4 y CDK6 son capaces de restaurar los frenos del ciclo celular de la célula tumoral y, por lo tanto, la célula no se divide. Se induce así una senescencia o parada del ciclo celular y una apoptosis o eliminación de la célula tumoral”, continúa.
Estos inhibidores del ciclo celular, como el abemaciclib, ya han demostrado tener un efecto muy positivo en una etapa 4, etapa en que la enfermedad no es curable, para intentar buscar la cronificación y la mejora de la calidad de vida de las pacientes. Con el nombre comercial de Verzenios (abemaciclib), este tratamiento se incluyó en la cartera de servicios del Ministerio de Sanidad desde 2023. Hace unos años se fue más allá y se inició un estudio en diagnósticos en etapa 3 de alto riesgo: “Ya no era sólo utilizarlo para prolongar la vida de la etapa cuatro, sino que se trataba de ver si era capaz de curar a más personas”.
"Han pasado más cinco años y sigo aquí, sin enfermedad"
Ese ensayo denominado MonarchE incluyó a 5.000 mujeres de alto riesgo: a 2.500 mujeres se las trató con lo mejor que tenía la medicina y a las otras 2.500 mujeres añadieron el fármaco abemaciclib. Los primeros resultados que se comunicaron eran positivos, había un porcentaje mayor de supervivencia libre de enfermedad invasiva y supervivencia libre de recaída a distancia.
Una de las mujeres que participaron en ese ensayo fue Conchi, que tenía alto riesgo de recaída. "Mi oncólogo, el doctor José Ángel Sáenz, me dijo que iba a pedir autorización para iniciar un tratamiento con un nuevo fármaco. Yo confío completamente en él. Tomé ese fármaco durante dos años”, explica. Y aunque sufrió algún efecto secundario, “tampoco fue nada traumático ni nada de no poderte mover ni nada de esto”. “Yo soy montañera, me gusta mucho hacer montaña y pude seguir haciendo deporte, o sea, una vida normal”, revela.
“Ya han pasado más cinco años desde que esto sucedió y sigo aquí, sin enfermedad. Para mí lo más importante es cenar con mi hija todas las noches y pasar tiempo con ella de calidad. Gracias a mi médico, a que él es muy sabio, y al tratamiento, pues puedo decir que estoy aquí”, confiesa emocionada.
Este fin de semana, coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Mama, se celebra en Berlín el Congreso Europeo de Oncología (ESMO), se han presentado datos oficiales de este estudio MonarchE con abemaciclib que para los expertos significa un nuevo hito en el tratamiento del cáncer de mama. "Los resultados del ensayo fase 3 monarchE muestran que dos años de tratamiento adyuvante con abemaciclib en combinación con terapia endocrina (TE) redujeron el riesgo de muerte en un 15,8 % en comparación con la TE sola y dieron lugar a mejoras sostenidas a largo plazo en la supervivencia libre de enfermedad invasiva y la supervivencia libre de recaída a distancia, en pacientes con cáncer de mama temprano HR+, HER2- de alto riesgo con ganglios positivos", recoge la farmacéutica Lilly, que ha desarrollado el fármaco, en un comunicado difundido este viernes.
El doctor García Sáenz advierte que “hay que esperar décadas hasta confirmar el impacto real en supervivencia”, pero supone “un gran paso porque estamos aumentando la tasa de supervivencia en mujeres con cáncer de mama de alto riesgo”.