Este pueblo de Burgos es el más vikingo de España por su iglesia única en el país
Fue una promesa que tardó en cumplirse siete siglos después.
En el corazón de Burgos, tierra de catedrales góticas y ermitas románicas, se alza una iglesia que rompe todos los moldes de la arquitectura religiosa española. Se trata de la Capilla de San Olav, un templo moderno, de líneas vanguardistas y con alma vikinga que convierte a Covarrubias en el pueblo más "nórdico" de España.
Este curioso edificio destaca por su diseño inspirado en un drakkar, el clásico barco escandinavo de los guerreros vikingos. Además, cuenta la historia de Kristina de Noruega, una princesa vikinga que, en el siglo XIII, viajó a Castilla para casarse con el infante Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio.
Allí, entre casas de entramado de madera, tradiciones castellanas y paisajes de postal, se alza un templo que honra una historia de amor. Es un lugar donde Castilla y los fiordos se dan la mano, y donde el eco de los vikingos resuena entre robles y piedras centenarias.
Una promesa cumplida siete siglos después
Según las crónicas recogidas en la Saga del Rey Håkon Håkonsson, Kristina pidió a su esposo que construyese en España una iglesia en honor a su patrón, San Olav, rey, santo y héroe de Noruega. El infante accedió con entusiasmo, pero la princesa murió prematuramente en 1262, apenas cuatro años después de su boda, sin haber visto cumplido su deseo.
La promesa quedó enterrada en el tiempo hasta que en 1958 se redescubrió el sarcófago de Kristina en el Monasterio de las Huelgas Reales, en Burgos. Ese hallazgo reavivó el vínculo histórico entre Noruega y España, y con él, la deuda pendiente. Más de 700 años después, la Capilla de San Olav vio por fin la luz.
Una iglesia única en España
Diseñada por los arquitectos Pablo López Aguado y Jorge González Gallegos, la capilla de San Olav no se parece a ninguna otra en el país. Su estructura evoca la quilla de un barco vikingo emergiendo entre robles y montañas, fundiéndose con el entorno natural de Covarrubias. En su interior, paneles, esculturas y vidrieras narran la historia de Kristina, de Noruega, y del propio San Olav, en sus tres facetas: guerrero, rey y santo.
Gestionada por la Fundación Princesa Kristina de Noruega, la capilla no solo es un lugar de culto, sino también un espacio para el intercambio cultural entre España y Noruega. Se celebran eventos, conciertos, encuentros internacionales y visitas que atraen tanto a curiosos como a estudiosos del legado nórdico.